miércoles, 31 de diciembre de 2014

Americano (2011)






Con: Mathieu Demy, Geraldine Chaplin, Chiara Mastroianni, Carlos Bardem y Salma Hayek

Dirección: Mathieu Demy


Pseee, puede ser. Si uno pone como ingrediente fundamental que el protagonista es su propio director, el mérito es distinto. Hemos visto montones de películas dirigidas por quien las protagoniza y el resultado generalmente es patético. Así que en ese punto se destaca.

Chaplin está muy bien, como siempre, Mastroianni, parca, solo desfila sus ojos –que es lo que hace siempre-. Bardem ayuda a que no se desmorone y Hayek está casi tan linda como otrora.

Y eso es todo lo que puedo decirles sobre Americano, una película chiquita y bien hecha aunque con un final un tanto previsible y sonso.

Le pongo 5 Juanpablos y lo insto a que la vea esos días en que ya vio todo e insiste con alquilar algo, al menos no se va a clavar tanto.

Ah, me olvidaba, ojalá terminen bien el año y tengan un 2015 como lo soñaron. 

Gracias por estar del otro lado.



martes, 30 de diciembre de 2014

This is Where I Leave You (2014)



Con: Jason Bateman, Tina Fey, Jane Fonda, Adam Driver, Corey Stoll, Timothy Olyphant, Rose Byrne, Connie Britton, Kathryn Hahn y elenco

Dirección: Shawn Levy



No, nada que ver.

Bateman intenta algo, pero está muy solo rodeado de gente que tendría qué aportar en un caso como este pero que no ha sido dirigida con la objetividad requerida.

This is Where I Leave You arranca con fuerza, con una trillada situación de “estoy llevando la torta de cumpleaños a mi esposa y ¡Oh!, ¡está saltando en la cama con mi jefe!", y uno le da espacio e incluso le permite este tropiezo, pero luego, las continuas situaciones-clichés forzadas hasta donde se rompe, solo consiguen adviertirnos que estamos ante otra previsible y elemental comedia de medio pelo  de esas que Hollywood nos convida gentil a cada rato. Fonda y sus nuevas tetas impactando a sus hijos, Driver de novio con una madura rica, Stoll que no puede ser papá, Byrne como la noviecita de la juventud que Bateman dejó en el pueblo para casarse con quien luego lo engañaría… Todos condimentos fofos que, de haber estado al menos bien dirigidos y actuados, o hubiesen tenido otro timing, hubiesen al menos entretenido un poco.

Esto así no tiene nada que envidiarle a una tierna película de Adam Sandler.


Le pongo 3 Juanpablos, no pierda el tiempo.






lunes, 29 de diciembre de 2014

Maze Runner (2014)






Con: Dylan O'Brien, Kaya Scodelario, Will Poulter, Thomas Brodie-Sangster y montón de jovencitos más

Dirección: Wes Ball



Resulta que un muchachito despierta y está encerrado en una gigantesca jaula de canario gigantesco subiendo como por un ascensor y unos roídos engranajes abren con pesar unas metálicas y herrumbrosas compuertas y de pronto la luz todo lo envuelve y el joven se protege demostrando que estuvo mucho tiempo con los ojos cerrados hasta que comienza a advertir las suaves siluetas de un grupete de jovencitos que, con informales poses, esperan a que despierte del todo.

Y la posta la toma Coloradín, un típico jovencito tejano de la década del ’50  a quien la madre debería haberle escondido y/o tirado a la basura aquella pincita de depilar ya que se le hizo un vicio y se construyó unas cejas diminutas y muy bien curvadas que le irían fenómeno a Edith Piaf y no a un boludo diecisieteañero y tejano que pretende demostrar lo recio que es.

Así es entonces que Coloradín salta dentro de la gran jaula, toma por la camisa al “nuevo” y le da una calurosa bienvenida.

Nuevo está muy confundido, no sabe qué hace ahí, porqué lo creyeron gigantesco canario ni quiénes son todos estos diecisieteañeros mal vestidos, bien parecidos, sucios y atrapados que viven en ese enorme predio abrazado por monumentales muros metálicos imposibles de escalar. Y para colmo de males ni siquiera recuerda su propio nombre.

Así es que los días pasan y la vida continúa y Nuevo observa cómo se las rebuscan para subsistir en ese extraño lar donde están hacinados mientras puede avistar que todas las mañanas, un grupo de “corredores”, mochila al hombro, se pierde en el imbatible laberinto  que ocultan las enormes paredes, el cual es accesible solo de día para cerrar su puertas por la tardecita, y si aquellos que se dignaron a visitarlo ya están de vuelta, genial, si no: “ajo y agua”, decía mi abuela Teresita y cuánta razón tenía.

Así es que una mañana Mulato (jefe de la manada de jovencitos por ser el primero en llegar al lugar) sale a dar una enésima recorrida por el laberinto en busca de la salida pero, qué macana, con su compañero chino tienen un confuso inconveniente y no llegan a volver antes que cierren las compuertas, y todos los advierten con pasmo, del lado seguro, y nadie se anima a entrar y ayudarlos a acelerar el paso, solo Nuevo, en el último minuto, decide entrar a dar una mano, esa mano que debería haber dado por lo menos tres minutos antes y no entrar como un boludo justo cuando las compuertas ya están cerrándose, porque eso que hizo no sirve para nada y acaba de matarse en vida, como bien le advierte con pesar Chino, que trae colgado del hombro a Mulato mal herido con dificultad.

Así que los tres quedan dentro, a merced de unas gigantescas arañas metálicas que por largo tiempo no solo fueron imbatibles sino que aquel que osare enfrentarlas moría en el más inmediato primer intento pero no contaban con Nuevo, quien sin la más mínima experiencia consigue escapar toda la noche, esconder a Mulato para que no se lo coman e incluso aniquilar al bicho, quien posee una pila recargable o algo así, toda llena de baba y moco, que es la que señala el camino hacia la libertad.

Y así comienza entonces esta nueva atracción adolescente hecha por completo para jovencitas dispuestas a deleitarse con un desfile de modelos masculinos salidos de una propaganda de Benetton, que no es tan pero tan infumable como todas las demás que están saliendo a borbotones por el caño roto que es Hollywood, pero tampoco para no formar parte de este singular segmento “Película Mala de Lunes”

Así que ya lo sabe, amigo. Una más para chicos, igual de boluda, igual de plástica y con cejas depiladas.


Le pongo 3 Juanpablos

viernes, 26 de diciembre de 2014

Magic in the Moonlight (2014)







Con: Colin Firth, Emma Stone, Marcia Gay Harden, Simon McBurney, Eileen Atkins, Hamish Linklater, Jacki Weaver y gran elenco (Ute Lemper, por poner un ejemplo)

Dirección: Woody Allen


Estreno de la Semana


Ir al videoclub a buscar una película para ver y encontrarse con un nuevo y lustroso film de Woody Allen es una sensación difícil de comparar. Allen debería hacer una película por mes y darnos esta alegría más seguido.

En su última etapa como director de cine, Allen ha explotado una veta que tenía oculta que solo puede compararse a los grandes pintores del pasado. Ya lo hizo en Midnight in Paris, o en To Rome With Love y ahora ataca el sur de Francia y construye unas tomas con bosquecitos de principios del siglo pasado que realmente lo dejan a uno embroncado de no haber vivido en esa zona y en aquella época.

Luego, los actores, claramente manejados como marionetas colgadas de sus talentosas manos, Firth, genial, justo. Inamovible. McBurney, en su sitio, Linklater, perfecto. Weaver, nació para ser dirigida por Allen.

Y Emma Stone… Bellísima. La escena en donde Firth debe dejar de lado sus pelotudeces y advertirla de una vez por todas en aquella fiesta demuestra claramente lo hundido que está Firth en sus pelotudeces. Hemos visto montones de películas enclavadas en la década del 20, y nos han caracterizado a docenas de actrices hermosas con aquellos vestidos estilo “Gran Gatsby”, pero Emma Stone, por lejos, es la más linda de esta fiesta y de otras.

Pero basta, no digo más nada porque es inútil y le voy a arruinar la película.

Por supuesto que tiene que ver Magic in the Moonlight, y claramente no soy yo quien debe recomendarle esto, dios mío.


Le pongo 8 Juanpablos y me voy en silencio.

jueves, 25 de diciembre de 2014

Curse of Chucky (2013)






Con: Chantal Quesnelle, Fiona Dourif, Jordan Gavaris y gran elenco

Dirección: Don Mancini


Pretender montarme en un intento por describir esta película de forma de que engalane con su impronta el segmento “Película Mala de Lunes” es gastar pólvora en chimangos, porque ni siquiera sirve para eso.

Nunca me cayó bien este enano maldito, jamás pude siquiera poner al menos buena voluntad, cruzarme de brazos y ver alguna de sus inútiles secuelas.

Y mucho menos me parece sano o constructivo estar ahora perdiendo el tiempo retratándola.


Así que le pongo 1 Juanpablo y lo insto a que, si usted ama a este siniestro muñequito, vaya y la alquile, se pasará un momento predecible y maravilloso. Y en cambio, si usted es como yo y no le cabe en lo más mínimo, Los Playeros 4 es una buena opción para darse cuenta qué mala puede ser una película sin tener que caer tan bajo de advertirlo viendo esta pelotudez incalificable.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Navidad llegó





Bien, amigos, está terminando este 2014. ¿Quién lo hubiera dicho? ¡2014! Ya parezco un viejo no creyéndome el año que curso.

Termina un año difícil. La inflación destruyó los billetes. Muchos hemos dejado de hacer cosas que antes hacíamos como si nada mientras Cristina aduce que esto ocurre por la crisis global que hay en el globo que nos engloba en esta era globalizada. Es cierto que hay una crisis global en el globalizado globo, de esas que hace rato no se veían, pero la verdad es que no sé si es tan así.

En una entrevista de 1971, un jovencísimo pero muy despierto y nostradamusiano Roger Waters anunciaba que la plata un día se iba a acabar, y que para ello no faltaban 14 generaciones. Nosotros mismos lo íbamos a padecer, aquellos que estuviésemos vivos y fuésemos jóvenes en 1971 veríamos con nuestros propios ojos el fin de la era monetaria.

Y aquí estamos, ¿Roger tenía razón cuando decía esto? Claramente no. Tanto él como sus amigos de Pink Floyd llegarán a ver crecer las margaritas desde abajo con los bolsillos chorreando fajos de dólares, y sus hijos también. El tema es cuando hablamos de simples boludos como usted o como yo, esos seres comunardos que habitamos esta Tierra que terminamos en esta ineludible realidad que nos tiene hace años (sí, años) viviendo el día a día como vendedores ambulantes o buscavidas, ilusionados hasta el sesgo con encontrar la forma de salir rajando de nuestros problemas cotidianos sin conseguirlo.

En lo que a mí respecta, debo brindar por un 2014 que se va en donde finalmente y luego de 25 largos años de espera pude poner en marcha junto con mi hermana ese proyecto que siempre quedaba trunco por la mochila familiar. Y a pesar de que el nuevo horizonte debería haberse enfocado hace al menos una década y habiendo empezado tan pero tan tarde, hoy puedo ver los brotecitos de aquello que sembré anhelando algún día comer sus frutos. Falta. Falta un montón. Pero ahí están los brotes. Ya se pueden ver, y eso me llena de orgullo y alegría. Y no me puedo quejar.

Luego, nuestro terco ispa, siempre errante, siempre torcido, continuamente manoseado. Cristina está terminando su segundo mandato. Nunca, en toda la historia de mi familia desde la época de mis bisabuelos, sufrimos tan largo período de vacas flacas. Jamás. Ni mi bisabuelo materno sastre, de quien mi vieja cuenta siempre que tuvo que comprar la casa donde vivieron dos veces por culpa de Frondizi -yo no le digo nada, para no pelear, pero la pudo volver a comprar. Llego a perder mi departamento en la actualidad y no podría siquiera pagar un alquiler, ni hablar de sacar un crédito para recuperar mi casa y comprarla dos veces-. O en la época de los milicos, que a mi padre le expropiaron un campito porque debajo de su tierra tenía petróleo. O con Alfonsín, que mi viejo compró un departamento en cuotas y la última tenía tantos pero tantos ceros que no entraban en la boletita de pago. Me acuerdo cuando la pagó, yo tenía 14 años,  llegó del banco y puso el tema de las Walkirias al recontra taco en el equipo y se puso medio en pedo. Jamás lo vi ni mareado, y esa vez se había quitado una mochila de encima que lo hizo enloquecer más de lo normal. Ni siquiera en la época de Menem, cuando mi padre se fundió minutos después que el Carlos diera el visto bueno y dejara entrar colectivos interurbanos importados de Brasil haciendo quebrar de inmediato a todas las fábricas carroceras nacionales, principales clientas del negocio familiar.

Pero siempre de alguna manera pudimos salir de esos bretes, porque siempre hubo trabajo, y de alguna forma siempre nos mantuvimos ocupados cortando tela para un traje nuevo (mi bisabuelo Santo), vendiendo telas como viajante por los pueblos del norte (mi abuelo Héctor), fabricando preservativos (mi abuelo Juan), vendiendo aluminio (mi abuelo Juan, mi padre), curvando aluminio (yo), fabricando aberturas (mi hermana y yo). Y los caminos se bifurcan y la vida continúa y el sol sale para todos y el abanico siempre fue muy variopinto, solo había que trabajar y buscar oportunidades, y eso era todo. Y el trabajo venía solo.

Y la verdad es que la época de Cristina me pulverizó. Con Néstor llegué a mudarme a mi departamento propio con la casa por la mitad y la ilusión de terminar los detallitos con lo que me ahorraría de alquiler. Me costó pocos meses agradecer estar en una casa donde no tendría que pagarlo, y al día de hoy, siete años después, el baño sigue por la mitad como cuando me mudé, y mis ingresos se fueron devaluando sistemáticamente hasta mi realidad actual, en donde si le pago a la niñera que cuida a Alba no puedo mantener el auto.

Termina el mandato de Cristina. Este es el último año y mi desaliento es fenomenal. Pero como dice mi mujer: “A mi cualquier colectivo me deja bien en El Desaliento”, soy muy de desalentarme, muy pesimista. No me culpo. Me han pasado tantas cosas “evitables” durante mi vida que vivo con los ojos crispados, mirando allá delante, intentando con desesperación no pisar las mismas piedras del pasado, que siempre vuelven, y siempre están ahí.

Mi relación con Cristina fue difícil. Al principio le tenía un fuerte rechazo. He perdido amistades por discutir sobre los Kirchner. Luego, los distintos cambios que atacaron sin titubear me hicieron respetarlos y esperar, no podía siquiera levantar mi mano de reclamo habiendo tantos que esperaban desde tanto tiempo antes. Incluso por un pequeño instante me sentí bastante atraído con el gobierno, justo antes de su segundo mandato. Y a pesar de que no la estaba pasando bien y que hacía rato que mi situación económica estaba postergada, decidí hacer a un lado ese detallito, y acompañarlos.

Hoy, Cristina está más devaluada que nunca. Su gobierno está dormido y en piloto automático, su rumbo económico perdió el foco, su ira hacia la oposición terminó de dividir a todo el mundo y los hechos de corrupción no tienen nada que envidiarle a la época menemista.
Pero lo que más me desalienta, lo que me tiene verdaderamente preocupado y sin dormir no es solo que hace siete años que espero termine esta largo período de vacas flacas que ni mi padre ni mis abuelos siquiera padecieron o imaginaron. Lo que más me perturba es que no tenemos a quien votar. Que las opciones son: seguir este modelo altanero y embichado que solo promueve los planes trabajar sin atender al resto de la población no rica que continuará esperando y esperando, o votar al mamarracho de Massa, que se pasó el año entero demostrándonos con gran talento lo inútil que es, lo manejado por los medios que está y lo tremendamente fácil de convencer que es hasta por el patético asesor de imagen que le ubicaron. O Scioli, quien nos ha demostrado con tesón que lo único que quiere es llegar a presidente, sea como sea y sin importar nada de lo que le ocurra en el camino, bosquejándonos con trazo de apasionado paisajista lo boludo y manejable que sería un período con él al poder. O Macri, de quien no podría ponerme a enumerar sus defectos o sus corridos ideales de patriotismo, rodeado por un equipo de inútiles de doble apellido que no tienen puta idea de lo que es pasar hambre o lo que hay que hacer para sacar el país adelante.

Así que no sé qué va a pasar con nosotros, quién nos gobernará y si algún día saldremos de este período de vacas flacas al que ya habría con señalar como período de vacas famélicas.

Lo que sí sé es que los Kirchner nos cambiaron la vida, y que hoy no somos ni remotamente aquellos que fuimos, y que tuvimos que afilar el cuchillo mucho más de la cuenta.

¿Hoy somos mejores personas? Sin dudas. Si tuviésemos que correr una carrera con algún otro desesperado de otra parte del globo globalizado lo dejaríamos tirado en el piso antes de largar, confundido sin saber qué fue ese viento que lo volteó.

Y no sé si Roger Waters tenía razón en aquella entrevista de comienzos de los setentas, pero prefiero creer que sí.

En este 2015 elijo convencerme de que realmente la era monetaria está acabando y que tendremos que enfocar nuestros futuros gastos y prioridades de otra manera, porque la plata no viene más, y la que tenemos no sirve para nada. Y ni Cristina, ni mucho menos Macri, Scioli o el imbécil de Massa podrán dar vuelta una situación que está aferrada a nuestra idiosincrasia como caprichosa y glotona garrapata. Así que cuiden el mango, no se metan en deudas innecesarias y vayan despacito, que esto no termina ni remotamente cuando Cristina deje el sillón de Rivadavia.


Feliz navidad para todos y como digo siempre: Pasen estas fiestas bien y solo con quienes merecen su compañía. Hagan un balance. Chúpense un buen Champán o un lindo vino de guarda, y arranquen el 2015 alertas y preparados, que eso que se viene, que está a la vuelta de la esquina, ni siquiera hubiera sido imaginado por Roger Waters, y mucho menos por Nostradamus.

martes, 23 de diciembre de 2014

Down the Shore (2011)






Con: Famke Jenssen, James Gandolfini, Edoardo Costa, María Dizzia, Joe Pope y John Magaro

Dirección: Harold Guskin


Bien, buena película de Guskin. Chiquita. Hecha con dos mangos.

Jenssen está bien, cuesta verla en un drama pero no desentona. Costa aporta lo justo y necesario y Magaro compone un muy creíble papel.

Gandolfini está muy bien, da lástima ver tipos tan llenos de cosas para dar que se hayan ido así sin decir adiós, una cagada que se haya muerto como tantos otros.

Quizás el tropiezo es Pope, no me gusta, bastante mediocre y queda claramente en off-side en cada excena, pero por lo demás, linda película, véala que se va a pasar un buen rato.

Ah, una última cosita, al pelotudo que traduce los títulos de las películas vaya uno a saber por qué: “Por la orilla” hubiese sido la forma correcta de traducir este film, usted incluso puede poner el título en inglés en el traductor del Google, si es que perdió el ajado librito de inglés-español que tenía en el cajón del medio de su escritorio. “Secretos Mortales”, en inglés es “Mortal Secrets”, nada que ver con “Down the Shore” y sí mucho que ver con la trama, con esa trama que don Gruskin eligió titular “Down the Shore” quizás para que el público no siente su culo en el sillón ya sabiendo más o menos de qué va la cosa y usted, con su infantil afán de estar todo el tiempo cambiando nombres va y le mea el asado al director, déjese de joder con arruinar así los lanzamientos, jamás voy a entender por qué motivo lo hacen.

Le pongo 6 Juanpablos



lunes, 22 de diciembre de 2014

As Above, So Below (2014)






Con: Perdita Weeks, Ben Feldman, Edwin Hodge y gran elenco

Dirección: John Erick Dowdle


Resulta que nuevamente aferrados a la ya insoportable e insostenible modalidad de filmación del estilo Blair Witch Project: “con camarita en mano”, una joven anuncia que está llegando a no sé dónde en Irak para develar un arqueológico misterio que su propio padre, el célebre doctor Pirulo no pudo terminar de estudiar por haberse ahorcado en su laboratorio.

La joven es bellísima y bien podría haber evitado colaborar en este estúpido y previsible film pero no lo hizo y ahora, en caso del día de mañana sí construir una interesante carrera como actriz, deberá cargar por siempre en su mochila este tropiezo.

Así que llega a Irak o no sé dónde es que llega, pero es un lugar en donde están prohibidas las chicas lindas y el iraquí que la recibe, amigo de su ahorcado padre, le asegura que debe apresurarse porque si la llegan a ver deambulando su belleza por el poblado, meteránla en un mugriento calabozo. Y encima a las nueve habrá toque de queda, por lo que corren un pesado mueble iraquí que oculta un agujero iraquí en la pared y la muchacha ingresa por el hueco a una impensada ciudad de otrora sepultada por ese polvo tan insufrible que abunda en Irak y en esos lugares siniestros que Estados Unidos continuamente nos describe para que sepamos claramente quiénes son los locos y sucios y quiénes son buenos y limpitos.

Y el hombre está impaciente, teme por la vida de la muchacha y se pasa toda esta primera escena advirtiéndole con su barba a que se apure, por lo tanto y de pronto, la joven descubre una pared que claramente tiene una marca que se ve de acá a la China, apoya la camarita en el suelo con la bendición de haberla dejado justo enfocando lo que hará en breve, golpea la pared y ¡bruuuum!, ésta cae develando el críptico misterio que su padre no pudo develar por haberse colgado de aquel tirante del techo de su oficina -y para mí que se suicidó el día en que se dio cuenta lo fácil que era acceder a esa pieza oculta advirtiendo el tiempo que había perdido, porque la muchacha entra en el lugar en tres minutos de film, no como su padre, que pasó su vida intentándolo. Un inútil, el tipo.

De pronto suenan las sirenas. Toda mujer bonita que no esté tapada hasta la pera en su camastro iraquí será violada por una horda de raquíticos policías mal perfumados. El hombre insiste, deben apresurarse. La joven no puede irse, acaba de revelar el críptico misterio. El hombre se va y le desea suerte. La muchacha toma la camarita, que había quedado en el piso con tan buena puntería que podía filmar a ambos en una escena de tensión y ahora la empuña para dejar registro de lo que había detrás de ese sepultado muro: un torito de porcelana lleno de textos en esperanto, o arameo.

Luego el film nos lleva de un empujón a Francia, donde la bella actriz se encomienda a encontrar al McGyver de los relojes antiguos, un joven científico que despunta sus horas de descanso irrumpiendo sin permiso en viejas iglesias para arreglar ad-honorem antiguos relojes/campanarios que hace siglos no funcionan, y cuando éste sale todo sucio de adentro del engranaje de un campanario y la ve, se espanta, la señala y le asegura que NO IRÁ donde aún no le ha invitado. Esto es bueno, porque significa entonces que la película terminará en los próximos segundos, pero no, luego de un rato lo convence y parten en busca de “la verdad”, sea esta cual fuere.

Y ahí comienza entonces esta mezcla de Indiana Jones/El Código Da Vinci/Blair Witch Project en donde la muchacha, junto con un equipo por completo carente de talento alguno pero enfundado en prácticas camaritas Go-Pro (esto no termina más, ahora con las Go-Pro será mucho más fácil seguir haciendo este tipo de films previsibles como balbuceo de Sergio Massa), la emprende junto a sus amigos recorriendo pasadizos ocultos en las entrañas de París donde se encontraría oculta la piedra filosofal y todos, menos ella y otros dos, mueren en el intento.

Lo único que me cayó simpático fue el final, en donde luego de montones de corridas y gritos desesperados encuentran en el piso una vieja claraboya y la abren y corren, es pesadísima y deben abrirla hacia afuera, esto confunde un poco porque la claraboya debería haber caído al vacío, pero no la van empujando y la tipa se arrastra con pesadez sobre la parte externa del techo que hay del otro lado como si estuviese atraída por un potente imán, y una vez abierto salen al otro lado y están como arañas, pegados al techo, cuando de pronto la cámara se aleja y hace un giro de 180° y los muestra sanos y salvos en una calle parisina. No sé cómo moco hicieron esa toma pero les salió muy linda. Aunque no podemos siquiera comentárselo al director, a quien solo habría que repudiar en la plaza de su pueblo natal ya que la película está bien filmada y se nota que quien está detrás de la cámara, como la hermosa actriz que la protagoniza, están preparados para algo más serio que esta nueva huevada “camarita en mano” en la que se encomendaros vaya uno a saber por qué.

Le pongo 2 Juanpablos, la última escena los vale


jueves, 18 de diciembre de 2014

Predestination (2014)





Con: Ethan Hawke, Sarah Snook y Noah Taylor

Dirección: Michael y Peter Spierig


Estreno de la Semana


¡Bien! Buena película de Hawke, finalmente al otrora muchachito pintón le toca colaborar en un film interesante, me alegra por él.

Me encantó Snook, no conocía a esta chica, muy bien logrado su papel. Demasiado. Y Taylor está justito, un poco más y rebalsaba.


Buena historia, uno queda bizco de tanta voltereta. Guarda, pare un poco y no se emocione demasiado que esto no es Memento, es bastante light, si se quiere, pero está bien hecha y muy bien rumbeada. Ideal para ver con hijos adolescentes.

Es más, se me acaba de ocurrir una excelente idea: Véala con sus hijos adolescentes, quién le dice, en una de esas, por experimentar Predestination dejen de lado de una vez por todas esas sagas pelotudas que ven todo el tiempo sin la más mínima objetividad y/o criterio.


En fin, amigos, no tengo más que decirles que la vean, se van a pasar un rato original y entretenido.

Le pongo 7 Juanpablos






miércoles, 17 de diciembre de 2014

Haunter (2014)





Con: Abigail Breslin, Peter Outerbridge, Michelle Nolden, Stephen McHattie, Peter DaCunha y gran elenco

Dirección: Vincenzo Natali



Mmm, no, para nada. Abigail Breslin no necesitaba en lo más mínimo actuar en esta película salame.

Hemos amado a esta niña cuando nos encandiló con Little Miss Sunshine, Signs, Nim´s Island, Zombieland  e incluso en The Call, película sonsa pero entretenida que hemos visto y criticado hace poco, pero ¿esta paparruchada inocua, insípida y carente de novedad alguna que padecimos casi desde los primeros cinco minutos hasta el final?

A veces no entiendo por qué motivo se manchan así la carrera.

Outerbridge compone su peor papel por lejos. Jamás lo he visto actuar, y así y todo puedo garantizarle que ésta, por lejos, muy por encima de sus otras colaboraciones, es la peor.

Gran cagada resultó Haunter.

No pierda el tiempo.

Le pongo 3 Juanpablos.




martes, 16 de diciembre de 2014

Pozitia Copilului (2013)






Pseee, qué sé yo… Vio cómo son las películas rumanas… Si vamos a poner sobre la mesa ése preciso ingrediente, es una película genial. Es The Godfather, es Apocalypse Now, es The Tree of Life.

Ahora si la mezclamos en un bol con un montón de dramas de diversas localidades planetarias, se convierte en un film discreto y nada más que eso.

Dumitrache me tiene re podrido. Y hay que conseguir pudrirme así, tan rápido. Lo vi solo en dos ocasiones, y su composición es tan insufrible que dan ganas de darle una cachetada con la palma bien abierta, que haga mucho ruido y que le deje media jeta colorada. Me gustaría verlo hacienda de Jorge Corona, a ver cómo le sale, o de La Chilindrina. Lo que sí sé es que no le cabe un solo rol más de este tipo. Ya hizo dos veces de joven parco, tímido, críptico e inexplorable al que para dar su opinión sobre lo que fuere primero habría que amenazarlo de muerte. Y le sale hermoso. Si Dumitrache tenia alguna duda y por ello aceptó componer a este joven de mediana edad que no puede con su vida, que no tiene cojones para enfrentar absolutamente nada de lo que le ocurre, incluso decidir si tomar el café con leche o solo, y que todo, absolutamente todo, a pesar de tener 35 largos, debe hacerlo su madre sobreprotectora haciéndome acordar a uno que ya no es mi amigo pero que es igualito, acá con Pozitia Copilului consiguió demostrarnos cuán bien le sale. Dan ganas de tomarse un avión a Rumania y darle su merecido.

Luego Gheorghiu está muy bien y es quien manda en este film. El resto acompaña con muy poco, aportando esos silencios y esas inexpresiones faciales a las que los rumanos nos tienen acostumbrados, así que ya lo sabe. No huya despavorido al advertir con espanto que ésta película que está por alquilar fue concebida en la tierra de los silencios y las carencias de movilidad, alquílela. Al menos después le va a poder decir a sus nietos “Yo vi una película rumana que no me durmió ni me produjo acidez estomacal de la bronca”


Le pongo 6 Juanpablos.

lunes, 15 de diciembre de 2014

The Giver (2014)






Con: Brenton Thwaites, Jeff Bridges, Meryl Streep y diversos playmóbiles del momento

Dirección: Phillip Noyce


Resulta que ya embarcados sin un imperceptible dejo de piedad en destruir todo en cuanto a géneros del séptimo arte se trate, unos inescrupulosos productores de películas de adolescentes con una gorda billetera endulzaron con talento desmedido a Noyce, Streep y Bridges, quienes, seguramente hipnotizados por un cruento pedo tísico a base de vino Toro en cajita, decidieron aceptar firmar el contrato para colaborar en esta nueva y funesta intentona por plastiquear cada obra sobresaliente que se haya escrito en el siglo pasado.

Así es entonces que tenemos a Jonas, un insuperable muchachito que diera con cada uno de los requerimientos solicitados en el casting quien, con unas hermosas cejas depiladas a la perfección y unos ojos tremendos que bien podrían haber vestido unos lentes para propaganda y evitarnos así este mal trago, está terminando su etapa de adolescente en un mundo del estilo que imaginaba Aldous Huxley pero sin el escenario angustiante que el célebre escritor vociferaba en la década del treinta. Y ya la mandamás, la madama del pueblo o lo que mierda sea, quien gobierna a estos muchachitos sin talento pero hermosos, les convoca a la reunión final donde serán informados sobre la labor que tendrán en la comunidad, ahora que ya son adultos, en esta sociedad anhelada por Jacque Fresco, aunque muchísimo más naif de lo que nuestro tierno y centenario amigo aún hoy se ilusiona.

Así que Pepito va a manejar drones, Susanita cuidará bebés en neonatología, Patricio irá a construir casas, Clotilde nació para hacer tartas de manzana y cada uno es informado del rol que ocupará en la futurista comunidad en donde las labores no tan copadas como juntar la basura o limpiarle la cola a seniles jubilados pareciera que no existen. Pero hay un puesto, uno solo que solo es relevado cada muchas generaciones, que es bendecido con la labor de “cuidador de recuerdos de la humanidad”. Y aquel señalado como óptimo para tan importante cargo tendrá en su cabeza los recuerdos del mundo que fue, de ese que usted y yo vivimos, que terminó hace muchísimo y que hoy se redujo a unas comunidades por completo plásticas en donde los ciudadanos no tienen permitido pensar, besarse, mentir, tocarse, caminar fuera de la senda peatonal, soplar pompas de jabón, escuchar música o cualquiera de las actividades más inofensivas y necesarias para el espíritu que podríamos haber experimentado nosotros en nuestro pasado pisado ya que esta nueva generación de humanos del futuro, dedujo que todos nuestros males provenían de las emociones, así que a no emocionarse. Cada mañana, todo ciudadano debe inyectarse una droga que le bloquea como si fuese un potente ansiolítico su necesidad de sentir cosas y así andan.

Entonces Jonas, decía, el muchachito por excelencia, es bendecido con esta labor envidiable por tener todas las dotes necesarias para tal cargo y Jeff Bridges está viejo para seguir recordando cómo éramos, así que necesita un reemplazo.

Y ahí entonces comienza esta falta de respeto a la razón, en donde Bridges toma de los antebrazos a Jonas y le inculca de esa extraña forma sus sapiencias milenarias y los espectadores tenemos que padecer, al punto de producir abundante y repentina caspa en nuestros hombros, las patéticas expresiones faciales de este boludo sin igual que contrataron para la película quien, encomendado a actuar como si fuese una sucursal norteamericana de Sebastián Estevanez, intenta sorprenderse sin lograrlo cuando viaja en trineo, cuando siente la nieve en sus mejillas o, -por Dios, lo pero que vi en mi vida-, cuando escucha por primera vez música.

Mirando esta falta de respeto recordé de pronto cuando nosotros los cuarentones éramos pre adolescentes, que moríamos porque el guardia del cine no se diera cuenta de nuestra edad prohibida y nos dejara entrar a ver “Los estudiantes se divierten” o “Porky’s” para así ver un par de tetas saltarinas en un milisegundo y volvernos felices a casa. Y realmente, si uno pudiese encontrar una ventaja en esta nueva época, sería que estas imbecilidades que promueven estuvieran bien hechas y sirvieran para abrirle los ojos a los chicos. Pero ¿esto así? Esto así solo sirve para ridiculizar esas tremendas historias escritas para despertarnos del perenne letargo que traemos desde hace 200 años, y nada más que para eso. Porque de esta forma mis hijos no sentirán interés por leer “Brave New World”, de Huxley, teniendo al alcance de la mano esta catarata de plástico inaudito que tan fácil se digiere.

Y de seguro terminaremos en un mundo como el que pintan, pero diez mil veces peor, en donde el “memorioso” de la ciudad va a tener un reproductor de blu ray con una frondosa biblioteca de estas tontísimas historias actuadas como el orto y producidas solo con las más implacables ansias de juntar guita a lo pavote.


Ponerle 1 Juanpablo sería demasiado benévolo. ¿Meryl Streep? ¿Jeff Bridges? ¿Phillip Noyce?


Dios santo, qué bajo han caído.

viernes, 12 de diciembre de 2014

Automata (2014)






Con: Tony Flaggs, Birgitte Hjort Sørensen, Dylan McDermott, Melanie Griffith, Robert Forster, Tim McInnerny, Javier Bardem y gran elenco

Dirección: Gabe Ibañez


Estreno de la Semana

Bien. Buena película de Ibañez, quien saltó definitivamente del nido de Alex de la Iglesia y ya vuela con belleza propia.

Hermosamente filmada, con claras influencias de Stanley Kubrick, Autómata nos lleva por la historia con una ternura desmedida, con discretas actuaciones de todos, sobre todo la de Antonio Banderas, quien jamás me ha impactado con nada, de quien siempre creí que era solo una cara bonita que lograra no desentonar demasiado en un film de Almodóvar y quien viene a este circo a pelarse el bocho por completo y llevarnos de la mano con gran seguridad, así que para mí que este no es Antonio Banderas, es otro. Es un Antonio Banderas reconstruido de las cenizas del Antonio Banderas que conocíamos, así que a partir de ahora cambiémosle el nombre y llamémoslo Tony Flaggs, y no opaquemos su promisoria carrera con currículums de un pasado no tan aclamado.

Buena actuación de Forster, linda colaboración de McInnerny (¿de dónde lo tenía a éste? Ah!, de Notting Hill!). McDermott va muy bien y Griffith, lo que son las vueltas de la vida, Tony, terminar peleándote tan mal con ella para que decidiera quitarse tu nombre del hombro pero dejarte, contradictoria, este regalo para siempre… Puro amor.

En fin, se habrán dado cuenta que me encantó Autómata, pero ojo, no quiero crearle falsas expectativas. Lo que sí le digo es que fue el mejor estreno que vi en la semana. Después, si le gusta o no, ya es problema suyo.



Le pongo 7 Juanpablos

jueves, 11 de diciembre de 2014

Jersey Boys (2014)





Con: John Lloyd Young, Vincent Piazza, Christopher Walken, Erich Bergen, Michael Lomenda y gran elenco

Dirección: Clint Eastwood


Mmm, más o menos. Más menos que más.

Clint está viejo e impreciso, las actuaciones de muchos dejan bastante que desear y la historia es tan pero tan larga y rica de historias que, o resumían un poco o le agregaban media hora de film, pero pasar a las apuradas por esos momentos bisagra en la vida de este cantante petisito que cantaba como una ardilla a la que le hubiesen dado una sorpresiva piña en el estómago es aún peor que pasarlos por alto. Toda la etapa de la muerte de la hija hubiese necesitado ser revisada con más atención, es re patética.

Luego, el detalle de maquillaje que intentaron envejeciendo a los actores es aún más torpe que el que hicieren en J Edgar, por lo que llego a la conclusión de que: o nadie de su entorno le dijo nada sobre esto o a Clint le gusta mucho arruinar sus películas con maquillajes que no pasarían el control de calidad de una película clase B y lo hace como un guiño gracioso y no nos damos cuenta.

Así que ya lo sabe, si anda con ganas de saber cómo fue la vida de Frankie Valli y sus cuates, este es un buen documental -de bajo presupuesto- para ver. En cambio, si lo que pretenden es sorprenderse con una peliculaza de este recio director otrora actor, miren el Gran Torino, o Millon Dollar Baby, For a Few Dollars More o alguna de esas. Yo invito.

Le pongo 4 Juanpablos

miércoles, 10 de diciembre de 2014

In to the Storm (2014)







Con: Richard Armitage, Sarah Wayne Callies, Matt Walsh, Max Deacon, Nathan Kress, Alycia Debnam Carey y elenco

Dirección: Steven Quale


A pesar de que In to the Storm es otra siniestra boludez filmada en el funesto género “camarita en mano que intenta hacernos creer que todo lo que ocurre es cierto”, debo admitir que los efectos especiales son buenos.

Habiendo dicho esto, prosigo. ¿Hacía falta? ¿Cuál es la gracia de hacernos esto? ¿Qué sucede? ¿No hay nadie dispuesto a generar una trama interesante y mandar un libreto con un poco de sentido? ¿Todo tiene que salir de la gastada idea de “hechos reales que son de mentira pero intentan convencernos de que son reales porque están filmados con camarita”?

La verdad es que no puedo dejar de sorprenderme de lo lejos que están llegando con esta estupidez.

Le pongo 2 Juanpablos. Le iba a poner 3, pero la intentona del director por mostrarnos a esos descerebrados estilo JackAss que intentan boludeces dentro de los tornados es tan patética que realmente no se puede creer.


Maten a toda esta gente, y que Richard Armitage abandone su idea de actuar, que es bastante patético, lo mejor que puede hacer es presentarse de doble de riesgo de Hugh Jackman, ya que es igualito.

martes, 9 de diciembre de 2014

The November Man (2014)






Con: Pierce Brosnan, Luke Bracey, Olga Kurilenko, Bill Smitrovich, Will Patton y gran elenco

Dirección: Roger Donaldson


Pseee, buena manera de pasar una tarde completamente catatónico.

Brosnan vuelve a empuñar un arma haciéndose el agente secreto y por momentos se puede advertir en sus ojos la alegría de verse nuevamente en su salsa.

Da gusto volver a ver a Patton en acción, hacía rato que no lo veía, su papel es chiquito pero llena el espacio con fiereza. Bracey acompaña con lo justo y la película entretiene.

Eso sí, ojo, guarda, no vaya corriendo a buscar una copia de esta película imaginando un film bisagra que en diez años será recordado como uno de los veinte mejores del género porque ni remotamente. “The November Man” es una peliculita construida así nomás, con las típicas herramientas que se han utilizado hasta el hartazgo de: espionaje, traición, venganza, “viejo enseñándole a joven, y ganándole” y, más reciente pero ya muy trillado –termínenla, por favor- “hija preadolescente involucrada”, así que si quiere ver algo distinto, ésta no es la opción.

Olga Kurylenko no es más el minón que apareciera en Quantum of Solace y seguro fue solicitada por Brosnan al ver qué mina se perdió por bajarse del rol de James Bond, pero no es la misma, está flaca raquítica, y cuando uno la ve lo único que desea es arrimarle una hamburguesa con papas medianas en lugar de secuestrarla y llevarla a una inhóspita montaña y pergeñarle un equipo de fútbol de hijos.

Así que ya lo sabe, si anda extrañando qué bien empuñaba la pistola Pierce Brosnan, llévese una copia, de lo contrario déjela donde está, que no es la gran cosa.


Le pongo 5 Juanpablos.

lunes, 8 de diciembre de 2014

“The Endless River” – Pink Floyd



Disco Malo de la Semana (que nada tendría que hacer en este blog pero es tan grande la indignación que usted disculpe)

“Things Left Unsaid”, pregona el título del primer corte o, en idioma más campechano: “Cosas que dejamos sin decirnos”. Y todos conocemos la irremediable trifulca que llevara a Roger Waters a alejarse de la banda en 1982 para volver dos mil años más tarde a regalarnos esas escuetas cuatro cancioncitas que eligieron con gran tino para tocar en aquel mega recital a beneficio –verdadero cierre definitivo de la historia de Pink Floyd- para volver a la nada misma montados en la célebre frase: “Tasa, tasa, cada uno para su casa”, pero volviendo a lo que nos compete, prosigamos con esta inquietante primera canción:
De pronto, y en lento “fade in”, unos inconfundibles teclados de Richard Wright todo lo envuelven. Fragmentos de cada uno de sus yeites milenarios se entremezclan y confunden para llevarnos de las pestañas a ese nuevo y extraño mundo que acontecerá de inmediato -debo admitir que por un mínimo instante experimenté lo que me pasó siempre que compré un disco de Pink Floyd y me encerré en la pieza, lo puse en la compactera, subí el volumen de los auriculares a un nivel casi molesto, me acosté en el piso, cerré los ojos, le di play y no los volví a abrir hasta que el disco completo hubiese terminado, que es lo que hice con cada uno de los 14 discos de esta banda que descubrí de rebote a los 12 años cuando escuchando “Give me Regards to Broad Street”, de Paul McCartney e hipnotizado por completo por el sonido de guitarra de ese desconocido que hacía el solo de “No More Lonely Nights” me dije, epifánico:
“Quiero tocar la guitarra en una banda y quiero ése sonido”.
Pero sigamos con la primera canción. De inmediato y con interferencia, como si Richard Wright estuviese hablando desde el propio cielo azul, el tecladista muerto de Pink Floyd admite, casi imperceptible y mezclado entre sus armonías de teclado, que “siempre han tenido un entendimiento tácito –debe hablar de Roger-, pero muchas cosas no se han dicho”, dejando entrever que aquello que musicalmente los unía con insuperable magia no tenía ni puta que ver con lo que podrían haber experimentado como amigos o socios. Algo por completo común en cada una de las bandas que hemos escuchado, porque como bien dijo una vez el gordo Casero, Ringo Starr y John Lennon no se juntaban los domingos en casa de Harrison a comer un pescado al horno. El entendimiento musical es algo inexplicable, desde siempre, y en toda banda.
Luego aparece la voz de Gilmour, quien también opina, imperceptible y casi inalcanzable, que siempre han gritado y peleado y discutido mientras buscaban algún arreglo musical, pero casi ni se lo oye, tapado por los colchones de su amigo del alma cuando de pronto aparece la voz del propio Waters, de manera sorprendente, también reconociendo ya no sé qué –acá sí es todo muy confuso y los colchones de teclado más los efectos puestos adrede para que no se entienda el mensaje tapan casi por completo estas tardías admisiones de “mea culpa” que seguro está ofreciendo el polémico bajista y comienza, ahora sí –¡qué nervios!- la obra.
Si es que puede llamarse “obra” a esta bolsa de insulsas huevadas perdidas y sin norte que quedaron como recortes inexplorables, como retazos inaplicables, de la construcción de “Division Bell” y “Momentary Lapse of Reason”, ambos discos que nunca deberían haber sido publicados con el nombre de Pink Floyd siendo Long Plays compuestos por tres de ellos y que nada de nada tenían que ver con el legado que venían cimentando, careciendo de su más importante compositor y alma de la banda -e incluso agregando de manera desfachatada a la mujer del guitarrista en algunas canciones al quedarse irremediablemente manijas de letras-.
Pero para acercarlos aún más a lo que quiero expresar, los voy a invitar a que se imaginen que yo voy y me gano el Quini.
En mi condición de músico y guitarrista con más de 25 años de darle a las cuerdas de mi Strato, tengo en la notebook más de cien composiciones que no llegaron a canción: fragmentos de cosas, dos notas tiradas en repetición hasta el hartazgo. Melodías que me gustaron pero que no me convencieron o a las que no les encontré una salida triunfal. Incluso boludeos con la guitarra pretendiendo hacer dormir a mis hijas. Todo sirve cuando uno está intentando hacer canciones o cuando siente que le vino la inspiración. Y de diez o veinte intentos a veces algo lindo sale a la luz, algo verdaderamente interesante de mostrarlo a mis cuates de banda.
Entonces imaginemos por un momento que me gano el Quini, gano mucho dinero y pierdo por completo mi objetividad. Y me vuelvo totalmente loco y agarro la notebook, voy de Vilaseca o de Palumbo y les digo: Quiero hacer un disco, acá tenés todas estas composiciones. A lo que los chicos, luego de escucharlas e intentando no hacer “cara”, me dirán “Bueno, vamos a armar una banda para tocarlas, te propongo a éste, a éste a aquel otro, tendremos que armar estas melodías, darles forma. ¿Las letras están?” Y yo, imperturbablemente millonario, los freno: “Nada de eso. Agarrá todos esos pedacitos de temas y ponelos como a vos se te ocurran en un disco, me voy a la esquina a tomar un café. Avisame cuando lo tengas listo”.
Si yo hiciera una cosa así generaría una simpática anécdota en la biblioteca de recuerdos del Vila, o de Palumbo. Les dejaría una buena e inesperada guita en el bolsillo y ahí terminaría la historia, que sería conocida por muy poca gente. Me tildarían seguro como “el loco del disco” o algo así y sería un mito urbano de 40 o 50 tipos que duraría solo un par de meses, para luego hundirse en el olvido sin más y buenas noches.
Cerrar con este repugnante moño la insuperable obra de Pink Floyd, la banda inglesa más completa que ha habido, la que consiguiera unir mensaje con música como ninguna otra lo ha logrado, que haya alcanzado la supremacía absoluta componiendo cada uno de sus discos conceptuales siguiendo una línea ideológica, hermanándolos y entrelazándolos de manera irrepetible con aquello que querían contarle al mundo, con ese baterista certero y otrora de poderoso golpe, con ese bajista que en los setentas y en vivo habría logrado hacerle hacer pis encima al propio Arnedo, con ese guitarrista que encontrara en las simples cosas y en la venerable pentatónica menor los tres o cuatro solos de guitarra más importantes que jamás se hayan escuchado en este mundo y con aquel tecladista ya extinto que lograra hermosear con su talento insuperable las elementales notas mayores que Waters ofrecía cuando venía con algún tema nuevo compuesto en la guitarra y en su casa; con esta inmunda falta de respeto a la razón, a la historia y a lo que estos cuatro excepcionales han logrado en 16 años ininterrumpidos de creación divina, es, por lo menos, insultante.
Lamento muchísimo este broche final de Pink Floyd. Me sorprende y no debería hacerlo. Hace 31 años que Pink Floyd, de la mano de David Gilmour, saca y saca cosas con el solo fin de generar divisas. Algunas aceptables, las menos, contadas con tres o cuatro dedos de una mano. Otras, vergonzosas, las más.
El egocentrismo debe ser el flagelo más terrible que ha azotado a la humanidad.
A Pink Floyd lo azotó dos veces.
A principios de los 80, Roger Waters estaba tan zarpado de ego que no podía ver a sus tres compañeros como piezas irreemplazables en el camino que estaba andando. Y se quedó solo con sus convicciones, como Aguirre, en La ira de Dios, impidiendo construir su broche final, "Amused to Death", como hubiese correspondido: con Mason, Gilmour y Wright, negándonos para siempre, egoísta y enceguecido, este regalo divino que lo deja a él en justo segundo plano.
Y en la actualidad David Gilmour tiene el ego por las nubes, por esas nubes que navega el botecito de la tapa.
Y Nick Mason pretende comprarse dos o tres Ferraris más.
Suerte que Roger Waters aclaró que “no tenía nada que ver” con esta “obra”.
Suerte que Richard Wright está muerto.
Sería impensado que intentaran una gira mundial con esta bolsa de moco fresco, pero no nos olvidemos quién está detrás de esto:
Sir David Jon Gilmour.
Seguro que lo intenta.

viernes, 5 de diciembre de 2014

Dawn of the Planet of Apes (2014)






Con: Andy Serkis, Jason Clarke, Gary Oldman, Keri Russell, Toby Kebbell, Kodi Smith-McPhee, Kirk Acevedo, Nick Thurston y gran elenco

Dirección: Matt Reeves



Estreno de la Semana


Bien. Muy bien. Demasiado.

Lamentablemente las tontísimas escenas del comienzo, forzadas de la manera más tosca (todo aquello montado estúpidamente para enojar a los monos, el papel de Acevedo, sobre todo, que sabe claramente que no puede “hacerse el loquito” delante de los monos y así y todo va y se hace el loquito delante de los monos es lo más pelotudo del mundo y da un poco de bronca), no pudieron destrozar –muy a pesar de estos productores berretas que se embarcan en construir películas taquilleras de plástico- el genial mensaje que deja a los chicos, las imponentes expresiones de los monos Koba, César y Maurice, que son realmente insuperables.

Esperaba una película boluda y me encontré con algo al menos cuidado, muy bien hecho y discretamente actuado.

No deje de ver esta película. Y véala con sus hijos adolescentes.

Está muy bien.


Le pongo 7 Juanpablos 

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Guardians of the Galaxy (2014)





Con: Chris Pratt, Vin Diesel, Bradley Cooper, Dave Bautista, Lee Pace, Michael Rooker, Karen Gillan, Djimon Hounsou, John C. Reilly, Glenn Close, Benicio Del Toro, Laura Haddock, Zoe Saldana y elenco

Dirección: James Gunn


Si, está bien.

Podría decir un montón de cosas en contra del film, pero no serían objetivas por mi contrastante edad, tan alejada a la que apuntaron quienes la hicieron.

Mis hijas se la pasaron bomba y eso es lo único que importa, y tampoco es tan dramático aquello que hace ruido, así que va bien.

Bautista, Diesel y Pace consiguen colaborar en un film que no es malo y eso es suficiente para luego poder contárselo a sus nietos en el futuro: “Abuelo, ¿sólo has trabajado en películas malas?” Y ellos, con una leve sonrisa de añoranza, les contarán que no y se levantarán a poner éste DVD.

Pratt es infumable, pero logra su cometido (caerle bien a los chicos), Saldana está muy linda de verde. Ya hizo de azul, ahora de verde… Esperemos ver cómo le queda el rojo.

En fin, amigos, una película de héroes intergalácticos que tributa un poquito a la estética de Harrison Ford en Star Wars y que no es una película más de héroes interespaciales. Tiene con que separarse y hace pasar un muy buen momento junto a los chicos, que no es poco.

Así que le pongo 7 Juanpablos.


Donde apuntó, le dio en el centro.

martes, 2 de diciembre de 2014

A Fighting Man (2014)








Con: Dominic Purcell, Louis Gossett Jr., James Caan, Famke Jensen y gran elenco

Dirección: Damian Lee


Arranca bien, incluso por un momento uno no puede creer que esté viendo una película de dominc Purcell, pero no. Para nada. Ni para película mala de lunes.

Dominic Purcell debe entender, como decía el necio Abal Medina, que tiene que dejar de filmar películas bajo su responsabilidad, dedicarse a otra cosa y esperar que algún director lo convoque y así despuntar el vicio. Pero seguir insistiendo por el solo hecho de que los números le cierran justos para poder vivir con un sueldo digno y ofrecernos estas tonterías trilladas, obvias y papanatas, es inútil.

James Caan y Famke Jensen deben ser el primero padrino de Purcell y la segunda íntima amiga de su hermana, de lo contrario no tiene explicación su colaboración en el film.

Le pongo 2 Juanpablos y le pido a Domingo, por favor, que deje de molestarnos con su hobbie.