lunes, 5 de septiembre de 2011

The roommate (2011)





Con: Leighton Meester, Minka Kelly, Cam Gigandet, Aly Michalka y el invalorable aporte actoral del majestuso, del inigualable, del implacable… Billy Zane

Dirección: Christian E. Christiansen (Que vendría a ser algo así como Fernando Fernández, o Guido Guidi, o William Williams, o Robert Robertson; en fin… Un imbécil atroz que debería haber matado a sus padres en lugar de desbocar su furia dirigiendo muy mal una película de cuarta)

Conchetita Insulsa es una joven que desembarca en una universidad estadounidense (de esas que lo dejan a uno con ganas de acabar con la población toda de ese país del norte, o con ganas de agarrar por las orejas al morocho que los gobierna y llevarlo de paseo por esos lugares infestados de jóvenes idiotas que no tienen ni idea de lo que es pasar hambre o no tener donde vivir y por eso hacer un justo reclamo de 15 hectáreas sobre 120.000 que tiene la familia Blaquier en el Ingenio Ledesma y no sólo no conseguir esas migajas sino que encima los caguen a tiros… Uy, me fui por las ramas, perdón) para estudiar “Diseño de modas(Dios santo, ¿yo voy a tener que ver esto?) y el lugar es mágico. Son varias construcciones castillezcas emplazadas en un predio con el pasto cortado a láser y con senderos serpenteantes diseñados a la perfección por donde desfilan cientos de jóvenes vacíos con carpetas que no dicen nada.

Conchetita mira a su alrededor y está a punto de explotar de la alegría, finalmente cumplió 18 y comienza una nueva etapa, más madura, en donde podrá nutrirse de los conocimientos que tanto anheló de una vez por todas (La actriz que la compone tiene casi 30 pirulos, pero usted póngale onda, también, no sea tan boludo, ¿no ve que el tipo no consiguió otra actriz? Déjese de buscarle el pelo al huevo…) y entonces toma la agarradera de su valijita con ruedas y se encamina a encontrar el edificio en donde vivirá y estudiará por varios años “Diseño de modas”, esa carrera que tanto bien le hace a la humanidad y que tan necesaria es para la evolución de la misma.

Y el cuarto que le corresponde no puede estar más bueno, con estilo minimalista y con muebles de líneas rectas que mezclan madera oscura con metal, dando al lugar el magnetismo sensual que ella necesita para poder componer sus diseños en futuras tardes impregnadas de inspiración neta. La vida de los jóvenes norteamericanos es sin dudas la más bella, la más segura, la más pujante y la más próspera. Le recomiendo a los jóvenes del mundo todo que vayan a vivir a EEUU. Es el mejor lugar para estar.

Y se hace amiga de una rubia rulienta que es bastante descocada y que le gusta mamarse y pelar las tetas en esas fiestas pelotudísimas que se generan de la nada en la casa de uno o del otro, y que se juntan todos a escuchar música plagando cada sector de la finca (incluso la escalera) de un sinnúmero de personas con una cerveza en la mano que asienten descerebrados al compás de la música neutra que ofrece el equipo de sonido del lugar, mientras las jóvenes que pretenden ser embrochetadas esa misma noche se alcoholizan en grupos de 2 o 3 y bailan con las manos en alto al grito de “UOOooooo”, que nunca entendí que significa ese alarido pelotudo, pero bueno, ya no me importa tanto como antes.

Y Rulienta se vive mamando y abandonándola en tetas en medio de las jodas a las que son invitadas (porque no estudian un carajo, sólo van de fiesta en fiesta) y finalmente una tarde, Conchetita vuelve de su clase de moda y se pega flor de sorete al entrar a su cuarto porque, como si fuera lo más normal del mundo, hay una flaca sentada leyendo en un sillón muy bonito.

La flaca le sonríe, muy anfitriona, y le dice que es Rebecca, su nueva compañera de cuarto, y que acaba de llegar a esa universidad para estudiar pintura. Y se hacen amigas de inmediato.

Y con el tiempo Conchetita se da cuenta que su nueva mejor amiga es medio celosa, medio posesiva, medio rompepelotas, así que empieza a tomar distancia, pero no puede hacerlo, ya que Posesiva de inmediato le reclama más atención.

Mientras tanto, Conchetita se pone de novia con un flaco por demás de pelotudo al que el director, durante el casting, le dijo que haga cara de sexy, y el tipo pegó una cara, pegó otra, y nada. Hasta que en una clavó cara de pobrecito, tirando los ojitos para abajo, como enfocando una pequeñez, y haciendo trompita. Y el director se re copó. Y le dijo que ponga esa cara durante el transcurso del filme. Flaco Pelotudo le señaló que quizás sea mucho, que si prefería podía mechar con otro gesto, de asombro o de aprobación, pero el director le dijo que no. Que haga sólo esa cara. Y el tipo le hizo caso, y está todo el filme haciendo cara de pobrecito, haciendo que a uno le den impotentes ganas de recagarlo a trompadas en la jeta.

Entonces, como no podía ser de otra manera, Flaco Pelotudo toca en una banda de rock de esas de Walt Disney, que tienen menos rock que domingo en casa de Lilita Carrió, y como en la vida real jamás vio de cerca ningún instrumento musical lo sentaron en la batería, lugar más accesible para hacer ver que se toca, solo hay que mover los palitos con gracia y de vez en cuando pegarle a un platillo con cara de dolor. Bueno, aparentemente esta situación no pudo ser resuelta, porque cada vez que su banda toca en una de esas fiestas imbéciles que mencioné más arriba, a Flaco Pelotudo le clavan primeros planos de su cabeza y nada más, mientras al menos la mueve como Ringo, para demostrar que está tocando. Y cuando la cámara muestra a la banda entera los músicos justo están dispuestos de manera que la batería no se vea para nada. Un inviable, Flaco Pelotudo. Ni mover los palitos con gracia puede.

Y Conchetita se divide el día entre ver a Flaco Pelotudo en un café mientras toman unas malteadas, ir a galerías de arte con Posesiva, y salir de noche con Rulienta. E ir a clases, casi me olvido de ese detalle, adonde asiste con unos sombreritos de tanguero que le quedan bien como el culo, pero el director le dijo que ella tenía que aparentar ser una mina “a la moda” y diferenciarse del resto, así que le clavó esos sombreritos. Y el profesor (Billy Zane, dios mío…) les da clases de “moda”. Y Conchetita es sobresaliente, y Profesor se sorprende de sus salidas y sus rápidas contestaciones a sus preguntas y la invita a viajar a Europa a la mega fiesta de la moda, pero siempre y cuando le apuñale repetidas veces la pelvis.

Conchetita no lo puede creer, y se va ofendida. Rulienta la cruza en una de las callecitas internas del predio y le pregunta qué le pasó pero ella no le dice y se mete en el cuarto. Rulienta se va a bañar a un baño compartido que hay, tipo gimnasio, y mientras se baña se apaga la luz (Oh, qué horror) y sale medio en pelotas con una toalla y abre cada una de las cortinas de las 79.014 duchas que comprenden el recinto y nada. Prende nuevamente la luz y se sigue bañando. Pero alguien vuelve a apagarla y la encara y se mete con ella en la ducha. Es un ser humano con capucha que le arranca el piercing del pupo (sí, muy doloroso) y le dice que no la quiere ver más cerca de Conchetita, que si la vuelve ver acercarse a ella la próxima le va a arrancar una teta y se la va a meter por el ojete, así que Rulienta le hace caso y le re corta el mambo a Conchetita (al final no era para tanto la amistad que tenían, porque prefiere ningunearla a sufrir la horrorosa amenaza que le propinaron).

Bueno, basta, tampoco le voy a contar con lujo de detalles cómo sigue esta idiotez… Posesiva está re pirula, y le jode mucho la paciencia a Conchetita, que si sale a dónde va, que si vuelve tarde por qué lo hizo, que por qué motivo no quiere ir con ella a todos lados. Es más pesada que collar de Rastrojeros, la guacha. Y Conchetita ya no la puede ver ni en figuritas, realmente se la montó en un ovario, y empieza a sumar dos más dos y a atar cabos, a pesar que estudia diseño de modas y usa sombreritos de tanguero y es más boluda que una paloma subnormal se da cuenta que ahí hay gato encerrado.

Y se pone a investigar con Flaco Pelotudo y descubren que la tipa es psicótica y que tendría que estar tomando una medicación que no está tomando y se va todo a la mierda.

Posesiva le mata el gato, le amenaza al profesor haciéndole una cámara oculta para denunciarlo por acoso, le aleja a Rulienta como manifesté más arriba y ahora hay otro peligro. Una amiga más grande y lesbiana invitó a Conchetita a vivir en su casa, ya que Lesbiana no está nunca y sería como vivir sola, entonces Posesiva la engrupe en una fiesta y se encaman. Pero la ata y la está por matar con una trincheta cuando entran en la habitación Flaco Pelotudo y Conchetita. Flaco Pelotudo intenta impedir el asesinato pero, como su nombre pregona, es inmensamente pelotudo, y Posesiva le pone un jarronazo en la zabiola y lo deja más pelotudo de lo que era e inconciente, tirado en el piso mientras Lesbiana grita “¡Mbdmmm, mdbmmm!” con una bola de boliche atada ceñida a la boca y Conchetita forcejea con Posesiva.

Y bueno, pelean mucho, casi caen por una ventana al vacío tensionando solo a nuestro director mientras Pelotudo duerme la siesta tirado en el piso y Lesbiana muje atada en la cama.

Y termina como tiene que terminar, con Posesiva finalmente muerta y con Conchetita rehaciendo su vida en compañía de sus amigos y seres queridos, que la apoyan y la ayudan a continuar con su difícil tarea: Ser diseñadora de modas en este mundo injusto.

No va a ser tan gil de alquilar esta boludez biónica…

No lleva Juanpablos esta atracción peculiar.

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