lunes, 2 de julio de 2012

Born to raise hell (2010)




































Con: Steven Seagal, Dan Badarau, Darren Shahlavi, D. Neil Mark, Jorge Remes Lenicov (increíble aporte del conocido economista platense), Claudiu Bleont, Calin Paula, Cosmina Pasarin, Alexandra Coman (no tomen café express), y una horda de actores tan o más desconocidos que los arriba mencionados que usted no se imagina.

Dirección: Lauro Chartrand


En este simpático y trillado policial de Steven Seagal en donde no hay un puto momento no copiado de miles de películas de policías igual o peor de malas que esta mierda incongruente que publicó sin vergüenza alguna ni reparo en su dudoso prestigio la Paramount Pictures, Steven Seagal es Robert “Bobby” Samuels, un veterano, correcto, karateka, escrupuloso y honorable policía que recorre la ciudad acompañado de un importante equipo de malísimos actores que lo escoltan y hacen de compañeros más jóvenes e inexpertos cuando deben ingresar en una propiedad con una orden de allanamiento para lograr encontrar pruebas y así encarcelar a un grupo de narcotraficantes que no tienen nada que envidiarle a ningún otro grupo de narcotraficantes de ninguna otra escena igual a esta ya descripta en las (no quiero exagerar, pero este hombre logra hacerme indignar hasta límites insospechados) ¿mil? películas malas de policías versus vendedores de droga y/o narcotraficantes.

Y entonces entran y Steven “Bobby” Seagal, que aun no logra quitarse ese imbécil tapado de cuero que se clavare hace ya dos décadas y que se le mimetizare en la piel al punto de seguro concurrire a echarse un garco con el estúpido pilototóte ese puesto, entra primero, mostrando a sus incapaces compañeros cómo es que se entra en la casa de un narcotraficante, con la pistola en mano y el tapado de cuero chingándole por todos los wines ya que Seagal está abrumadoramente panzón y el capote le queda muy ajustado. Y apenas entran, como corresponde a estas escenas las cuales conocemos de memoria, el narcotraficante o algún muy mal actor secuaz de éste se ve sorprendido contando plata o empaquetando merca y toma la metralleta que tiene sobre la mesa y apunta al techo, ya con los brazos abiertos para recibir el disparo y con tal desparpajo y torpeza que tira tiros para cualquier lado menos hacia donde se encuentran las recién llegadas visitas y por su imbécil error es muerto de un certero tiro en la frente o en el pecho por el más punteril y sangre fría mal actor que ha dado este mundo que es Steven Seagal.

Así es que ingresan y en la habitación contigua, Narco y Jovencita Desnuda escuchan los disparos y comienzan a armar un bolso para escapar (porque siempre arman un bolso a las apuradas, y no entiendo para qué, porque ¿qué tanto necesitan llevarse en ese bolso? Si cuando pinta la yuta lo mejor es salir tocando los tarros, nada de bolsito, si no te agarran, ¿o no?). Y bueno, el torpe narco es agarrado, Seagal lo prende de la larga cabellera y el doble de éste (de Seagal) da su primera escena de trompadas y tomas de karate de la película haciendo de cuenta que es el propio Steven el de las tomas pero no lográndolo, ya que todos advertimos que es su doble (aunque en realidad, el doble de Steven Seagal debería denominarse el “un doceavos” de Steven Seagal, ya que es mil veces más flaquito, mucho más petiso y rubio, o con claritos, solo tienen en común que usan un tapado de cuero negro).

Y cuando las piñas terminan y Seagal se lleva a Narco de los pelos a la vereda, de debajo de la cama sale un tercer y chotísimo extra con un pistolón en busca de roña, consiguiéndola de inmediato a manos de Steven, que justo antes de abandonar la habitación con Narco oye al extra asomándose de ahí abajo, se da vuelta y lo pone de una patada, enojándose de inmediato con sus malísimos actores compañeros que no “limpiaron” como es debido la habitación antes de ingresar, explicándoles como un maestro Ciruela que podrían haber muerto tontamente por el descuido.

Entonces Steven se va con Narco y lo lleva a la jefatura de policía donde, durante todo el transcurso de la escena, desfilan decenas de prostitutas llevadas con desgano de un brazo por extras de extras que hacen de policías haciendo que me pregunte si los directores de films de clase B, por más malos que estos sean, no supieran que el relleno “policía llevando del brazo a prostituta” ya estaba gastado en 1947.

Y Steven sienta en una silla metálica a su apresado Narco y le pide información, y el Narco, mirándolo con gran admiración (porque este es un requisito fundamental si usted es actor y pretende trabajar en una película de Steven Seagal, debe entender y aceptar que su rol, sea este el que fuera, será el de un lenguaraz admirador de Steven Seagal y deberá no solo mirarlo con obcecada idolatría durante todo el filme, sino que también deberá decírselo, estará estipulado en el guión, dos por tres usted deberá mechar un: “qué bueno que sos”, o “Usted es un gran policía, le tengo un gran respeto”, o “qué lindo que le queda ese tapado de cuero”, o “que bien que pega piñas, don Steven”, o “ese peinado teñido de negro que aplasta rulos para atrás le queda realmente bien”), le dice que le va a dar toda la información que le solicita ya que se dio cuenta que es un gran policía, que sabe tratar muy bien a los narcos y que nunca en su puta vida vio a  un tipo tan pero tan buen cana, tan correcto, que le quede tan pintado ese tapado de cuero que tiene puesto, que es muy guapo y que le gustaría darle un beso, que él nunca tuvo relaciones con personas de su mismo sexo pero que estaría dispuesto a ingresar en ese mundo si aquel que lo pusiere fuera él, el mismísimo Steven Seagal. Y le bate todo lo que Seagal desea saber sobre un maléfico malhechor que se carga gente por gusto cuando ingresa en sus propiedades con el afán de afanarlos.

Y así empieza esta idiotada monumental que logra superar por mucho a la anterior bosta policíaca que vi de este insuperable tarado, que fue “Kill Switch”, donde supuse que estaba siendo testigo de la mayor película mala de policías y de la más majestuosa huevada biónica filmada por Steven Seagal, y me equivoqué.

Steven Seagal es el ser más sorprendentemente absurdo que ha dado este mundo.

Steven Seagal debería entender que lo que hace no es ni malo. Las películas malas se verían ofendidas  en su honor si uno mancillare su buen nombre incluyendo una de Steven Seagal.

Steven Seagal debería, por el amor de dios lo pido, sacarse ese tapado de cuero y peinarse de otra manera. En este instante. Que alguien haga algo, por favor.

Steven Seagal debería ser internado en un nueropsiquiátrico y que no joda más. Alguien debería tomar cartas en el asunto.

No mire esta película. Es nociva para la salud. Como bien reza el título del film: Born to rise hell, Steven Seagal nació para desatar el infierno en este humilde servidor, que queda alelado de sorpresa cada vez que se fuma una película de Steven Seagal.


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