jueves, 23 de mayo de 2013

Recomendación Vetusta N° 81





Rocky (1976)


Con: Sylvester Stallone, Talia Shire, Burt Young, Carl Weathers, Burgess Meredith, Thayer David, Joe Spinell, Jimmy Gambina, Bill Baldwin y gran elenco

Dirección: John G. Avildsen


Para poder ubicarnos en lo que significó Rocky o en lo que representó, deberíamos instalarnos en la década del 70 e imaginarnos a un Sylvester Stallone sin un mango en la billetera que intentaba dedicar su vida a la actuación debiendo trabajar en una película porno para pagarse los estudios de clases de arte dramático. Quizás esas son las cosas que hacen que un tipo, en plena juventud y ante la desesperación por lograr de una vez por todas vivir de lo que ama, exprima su talento al mango y muestre los huesos de esa forma.


Y eso pasó con Sylvester Stallone, que luego de aparecerse en pelotas en una porno para conseguir un poco de guita comenzó a escribir guiones de cine sin éxito alguno hasta que escribió Rocky.

Y tal fue su entrega y su momento de magia que consiguió construir una película que le dio de comer para siempre y con la que aún hoy, convertido en el actor más rompe huevos e insistente que existe debajo de Steven Seagal y completamente alejado de aquel Sylvester encomendado a escribir guiones interesantes que trasciendan su época, sigue viviendo sin problemas económicos.

Quiero resaltar de Rocky varias cosas. En primer lugar, el olor a familia. La relación que construyen entre Young, Shire y él es tan real que por momentos los sentimos nuestros primos de la vereda de enfrente. La conexión entre Rocky y su coach, también. Insuperable. El entrenamiento “de verdad” que hace Stallone al prepararse para su gran pelea está tan bien logrado que uno lo ve ejercitarse y transpira.

Y por último, el contraste. La gran diferencia. La abismal lejanía que hay entre el campeón y el iluso boxeador de morondanga que osa pretender pelear por el título. Es un contraste descomunal. Lamentablemente las Rockys siguientes trillaron la situación hasta el vómito, pero por eso pido que nos tomemos un colectivo hacia 1976, donde Rocky VI no existía y Rambo aún saltaba de un huevo al otro de Stallone, porque en aquella época fue un golazo. Fue una trompada certera en el medio de la jeta a la lógica y a cualquier pronóstico. 

Y no termina ahí, Sylvester no se va a andar con chiquitas. No. No la va a hacer fácil o exagerada, ya tendrá tiempo para eso. Porque Rocky no gana la pelea, la empata. Y no solo la empata, para los jueces, la pierde. Y Apollo retiene la corona, y salta con una euforia que no se la cree nadie, porque todos nos quedamos mirando a Rocky, que llama desesperado a la hermana de Francis Ford Coppola que aplaude desesperada en la tribuna, porque le ganó por lejos, porque vino de ningún lado a recagarlo bien a trompadas, y porque los jueces no le dieron la victoria refregándonos una injusticia que ni nos interesa, que no importa.

Y eso es todo lo que tengo para decir de Rocky, una película insuperable que debería haber tenido solo 2 secuelas, la revancha con Apollo y la pelea con Drago, y que debería haber sido más cuidada por Stallone, quien finalmente la prostituyó como lo hizo, dejándonos a todos tan confundidos con su actuar.

Así que le pongo miles de Juanpablos, porque los merece, porque a pesar de Rocky III, V y VI, seguirá estando por siempre en mi corazón como una película que demuestra que sin nada, pero con desesperación y gran talento, se puede hacer flor de película, como en la vida misma.





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