lunes, 27 de octubre de 2014

Seal Team Eight: Behind Enemy Lines (2014)







Con: Tom Sizemore, Lex Shrapnel, Anthony Oseyemi y patético elenco

Dirección: Roel Reiné


Resulta que en un acto de desesperación sin parangón, Tom Sizemore, aquel actor de Saving Privet Ryan, o de Natural Born Killer, o de Black Hawk Down o de tantos otros éxitos del pasado más cercano, se pone en la piel del temerario "Ricks", un maduro marine seguramente ya ascendido a teniente coronel o a alguna de esas chingadas, quien, a pesar de figurar no solo empuñando un arma en el cover del dvd sino también habiendo sido anunciado su nombre con bombos y platillos como quien revelara con inocultable orgullo la colaboración de una antológica estrella de rock, lo único que hará en este filme de recontra décima es caminar intempestivamente vestido de soldado por unos supuestos pasillos del Pentágono levantando jovencitos que descansan a su paso para reclutarlos y enviarlos a una incierta población del Congo, Kenia o Sharp, para que, enfundados –y de paso promocionando- en los más zarpados trajes de camuflaje que el mundo haya visto, den por terminado el implacable gobierno de facto de un malísimo actor africano que hace de dictador, quien se pasa los escasos minutos que pude sostener de éste vómito haciendo que mata súbditos y luciendo zungas doradas para disfrutar del sol en una piscina enclavada en medio de los más salvajes matorrales selváticos con la tranquilidad de que nadie lo encontrará ahí sin tomar nota que sus enemigos no son otros que inteligentísimos marines estadounidenses quienes, arropados con las más tecnológicas prendas y armas de asalto y monitoreados desde aquel supuesto Pentágono por un Sizemore que volverá a aparecer en varios instantes aunque solo en mínimos cuenta gotas, ya lo están fichando por potentes miras telescópicas ocultos debajo de unos trajes llenos de hojitas de mentirita que realmente los hace invisibles.

Y el dictador africano debería haber sido un poco más cauteloso si tanto miedo tenía de ser enganchado, porque nadie que quiere ocultarse de los marines agarra y se construye una súper mansión con pileta mientras contrata a las más pulposas prostitutas de alta gama mientras la música rap suena por los parlantes de un extravagante equipo Bang y Olufsen.

Así que finalmente y desplegando un sinnúmero de explosiones y tiros –e insoportables escenas en cámara lenta- en donde una horda de malos actores africanos vienen corriendo con metralleta en mano pero con ambos brazos abiertos como quien quisiera recibir una buena acribillada en el medio del pecho, los imbatibles marines logran capturar al dictador en zunga dorada y yo me levanté y saqué el dvd. Ya habían pasado como 15 minutos de mi vida y no tenía ni remotamente ganas de regalar 1 minuto más a esta tontísima trilladez incalificable.

Así que le pongo 1 Juanpablo y lo insto a que no la vea.



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