Terminator II
(1991)
Con: Arnold
Schwarzenegger, Linda Hamilton, Edward Furlong, Robert Patrick, Earl Boen, Jenette Goldstein y Joe Morton
Dirección: James Cameron
Esperar siete años luego de la impactante
primera edición de Terminator para recibir esta genialidad incomparable es,
creo, uno de los pocos ejemplos de que una segunda parte puede estar tan o más
buena que la primera historia.
Con un Schwarzenegger en su mejor momento, más
suelto y entregado a la actuación al límite de su capacidad actoral -que
aplaudíamos con un guiño de complicidad- nos encontramos con ésta nueva época
en la vida de John Connor, donde el Terminator que años antes había venido del
futuro a aniquilar a Sarah Connor antes de que pudiera dar a luz a su hijo para
que éste, en ese siniestro futuro comandado por las máquinas, no liderara a los
rebeldes humanos que terminarían con el flagelo que aplastó a la humanidad es por demás de contradictorio, tanto para los
personajes como para el propio público, que no logra aceptar que Terminator
ahora sea bueno porque John Connor y sus secuaces lo modificaron en un futuro
más lejano aun y lo mandaron de regreso al pasado para protegerse así mismo cuando
fuese adolescente, ya que en medio de la cruenta batalla, las máquinas se
habían superado y superado y habían creado al más temible de los terminators, el T-1000. Es como que luego de haber visto Tiburón saliera una secuela en donde el escualo
ahora fuese bueno y solidario. Imposible. Y no lo pudimos aceptar, y nos movió el piso.
Y lo otro que nos desestabilizó como seres
rutinarios y ovejas que van al cine a ver sólo lógica pura fue que el temible T-1000 compuesto por
el mejor Robert Patrick de la historia fuese más pequeño que el T-800 de Arnold. Más pequeño pero más rápido. Más pequeño pero mucho más
fuerte. Más pequeño pero mucho más sanguinario. Más pequeño y encima líquido,
porque no había forma de matarlo. Porque en la oportunidad más optimista del
mundo y con todas a favor uno podía dejar en orsai a Arnold acostado en una
prensa y aplastarlo hasta que se apagara, pero al T-1000 no, porque se escurría
como el mercurio líquido y se transformaba en otra cosa de inmediato, y porque tomaba
la forma de su víctima en un instante, y porque por lejos había conseguido
superar al oxidado y vetusto T-800. Así que teníamos a todas en contra, una vez
que habíamos conseguido adiestrar al T-800 va y sale un T-1000 implacable y
siniestro como nada que hayamos visto.
Y eso es lo que nos atrae de ésta película de
ciencia ficción irreemplazable de principios de los 90 con un casting
exquisito, con una Sarah Connor muy compenetrada con su rol de mujer paranoica
y agobiada por sus oscuras profecías que se pasará la vida perfeccionando su
cuerpo y ejercitándose para poder proteger a su hijo así esté encerrada en un
manicomio, con un Edward Furlong que logra su cometido de adolescente bardero y callejero, y
con un Joe Morton que logra convencernos que soportó como un verdadero héroe el
peso del dispositivo en su mano para que Sarah, el pequeño John y el T-800 lograran salir del
edificio y entonces sí dejar caer lo que tiene en la mano y entonces volar las instalaciones de SkyNet a la reputa que lo parió de una vez por
todas en diez mil pedazos.
Y eso es todo lo que tengo para decir de
Terminator II, porque todo lo demás, las peleas, las persecuciones y el amor
entre T-800 y el pequeño John están lo suficientemente bien hechas para
dejarlas así y no decir nada.
Y no creo que haya alguien que se la haya
perdido, pero uno nunca sabe. Así que aquí va esta Recomendación Vetusta para
aquellos que aún no hayan experimentado “Terminator II - The Judgment Day”, sin dudas la mejor
segunda parte de la historia.
Le pongo T-1000 Juanpablos.
Me gusto mucho esta y tambien la 4
ResponderEliminar