viernes, 17 de mayo de 2013

Recomendación Vetusta N° 80





Terminator II (1991)


Con: Arnold Schwarzenegger, Linda Hamilton, Edward Furlong, Robert Patrick, Earl Boen, Jenette Goldstein y Joe Morton

Dirección: James Cameron


Esperar siete años luego de la impactante primera edición de Terminator para recibir esta genialidad incomparable es, creo, uno de los pocos ejemplos de que una segunda parte puede estar tan o más buena que la primera historia.

Con un Schwarzenegger en su mejor momento, más suelto y entregado a la actuación al límite de su capacidad actoral -que aplaudíamos con un guiño de complicidad- nos encontramos con ésta nueva época en la vida de John Connor, donde el Terminator que años antes había venido del futuro a aniquilar a Sarah Connor antes de que pudiera dar a luz a su hijo para que éste, en ese siniestro futuro comandado por las máquinas, no liderara a los rebeldes humanos que terminarían con el flagelo que aplastó a la humanidad es por demás de contradictorio, tanto para los personajes como para el propio público, que no logra aceptar que Terminator ahora sea bueno porque John Connor y sus secuaces lo modificaron en un futuro más lejano aun y lo mandaron de regreso al pasado para protegerse así mismo cuando fuese adolescente, ya que en medio de la cruenta batalla, las máquinas se habían superado y superado y habían creado al más temible de los terminators, el T-1000. Es como que luego de haber visto Tiburón saliera una secuela en donde el escualo ahora fuese bueno y solidario. Imposible. Y no lo pudimos aceptar, y nos movió el piso.

Y lo otro que nos desestabilizó como seres rutinarios y ovejas que van al cine a ver sólo lógica pura fue que el temible T-1000 compuesto por el mejor Robert Patrick de la historia fuese más pequeño que el T-800  de Arnold. Más pequeño pero más rápido. Más pequeño pero mucho más fuerte. Más pequeño pero mucho más sanguinario. Más pequeño y encima líquido, porque no había forma de matarlo. Porque en la oportunidad más optimista del mundo y con todas a favor uno podía dejar en orsai a Arnold acostado en una prensa y aplastarlo hasta que se apagara, pero al T-1000 no, porque se escurría como el mercurio líquido y se transformaba en otra cosa de inmediato, y porque tomaba la forma de su víctima en un instante, y porque por lejos había conseguido superar al oxidado y vetusto T-800. Así que teníamos a todas en contra, una vez que habíamos conseguido adiestrar al T-800 va y sale un T-1000 implacable y siniestro como nada que hayamos visto.

Y eso es lo que nos atrae de ésta película de ciencia ficción irreemplazable de principios de los 90 con un casting exquisito, con una Sarah Connor muy compenetrada con su rol de mujer paranoica y agobiada por sus oscuras profecías que se pasará la vida perfeccionando su cuerpo y ejercitándose para poder proteger a su hijo así esté encerrada en un manicomio, con un Edward Furlong que logra su cometido de adolescente bardero y callejero, y con un Joe Morton que logra convencernos que soportó como un verdadero héroe el peso del dispositivo en su mano para que Sarah, el pequeño John y el T-800 lograran salir del edificio y entonces sí dejar caer lo que tiene en la mano y entonces volar las instalaciones de SkyNet a la reputa que lo parió de una vez por todas en diez mil pedazos.

Y eso es todo lo que tengo para decir de Terminator II, porque todo lo demás, las peleas, las persecuciones y el amor entre T-800 y el pequeño John están lo suficientemente bien hechas para dejarlas así y no decir nada.

Y no creo que haya alguien que se la haya perdido, pero uno nunca sabe. Así que aquí va esta Recomendación Vetusta para aquellos que aún no hayan experimentado “Terminator II - The Judgment Day”, sin dudas la mejor segunda parte de la historia.

Le pongo T-1000 Juanpablos.

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