Con: Burt
Reynolds, Ariel Winter, Clark Duke, Ellar Coltrane, Chevy Chase y elenco
Dirección: Adam Rifkin
Bien. Gran película de Rifkin e inmejorable
oportunidad de redención para Burt Reynolds, actorazo tremendo que tuvo a
Hollywood en sus manos pero que decidió dedicar su vida al film boludo, burdo y
papa frita como tantos otros que han abrazado extrañamente su mismo destino. El ejemplo más
cercano en nuestra tierra es Emilio Disi, un actor que cuando quiso dejó
memorables actuaciones pero se ve que quiso poco o le tiró más hacer de bañero
en Mar del Plata y enarbolar gags gastadísimos rodeado de vedettes de medio
pelo. Y Burt Reynolds fue eso, un gran actor con tremendo talento al que la
pinta le ganó de mano y la joda y la superficialidad se le hicieron carne de
tal forma en que jamás se dio cuenta de que estaba dejando pasar su paso por
este mundo sin penas, abandonando descaradamente sus glorias.
Y en Dog Years o “The Last Movie Star” como
también se la conoce, el viejo Burt, ya en el ocaso de su vida, nos regala este
cuento que habla de “Vic Edwards”, que no es otra cosa que él mismo con otro
nombre, viejo, solo y aburrido, al que un premio de pedorro que le otorgan en
una ciudad berreta en un bar de mala muerte le hace finalmente mirar para atrás
y perdonarse por todos los errores cometidos.
Y a mí me la dio en el medio del pecho, qué
quiere que le diga, me hizo saltar las lágrimas porque al fin de cuentas todos
somos un poco Burt Reynolds, y sabemos que algún día, cuando tengamos 80,
querremos volver el tiempo atrás e implorarle a nuestra juventud no ser tan
pelotudos, advirtiéndonos que la vida es una sola y no hay que desperdiciarla.
Le pongo 8 Juanpablos y le agradezco a Burt,
quien ayer murió, habernos dejado esta linda enseñanza antes de cerrar los ojos
para siempre.