viernes, 30 de enero de 2015

Fury (2014)





Con: Brad Pitt, Shia LeBouf, Logan Lerman, Michael Peña, Jon Bernthal y gran elenco (Alicia von Rittberg, por ejemplo, dios, qué linda mina)


Dirección: David Ayer


Estreno de la Semana


Bien. Buena película de Ayer.

Gran actuación de Pitt, como siempre. Brad ha conseguido, como Darín, ser el Riquelme del grupo. Asiste con certeza, da los espacios, acompaña. Un excelente conductor de escenas.

Lerman, genial. Siempre creí que este muchacho no podría jamás quitarse la mochila de “niño púber impedido de envejecer”, y en este film lo consigue. Incluso durante la película. Está muy bien el cambio gradual.

LeBouf, ¿qué decir de este inmaduro lleno de plata que en la vida real se la pasa en pedo y haciendo bardo para que los paparazzis lo retraten en las peores situaciones comprometidas siendo como fue hasta aquí, un boludazo que aún no había demostrado nada lo suficientemente meritorio de montarse en modo “guarda conmigo”? Genial. Se morfa la película. Hasta ayer a la tarde, para mí Le Bouf era un flor de pelotudo, así como Lindsay Lohan: un patético de esos a los que la fama les pesa demasiado y no pueden cargarla con madurez. Hoy pienso distinto. Y espero que este pibe de enormes ojos llenos de crípticas angustias del pasado pueda renacer con Fury y dejar atrás ese estúpido pasado que desplegaba con desparpajo delante nuestro sin importarle una mierda. Un aplauso para Shia, démolse una nueva oportunidad, que se la merece.

Luego Bernthal, exquisito, muy bien encajado en su rol y la jovencita alemana, una dulzura insuperable.

Quizás el descolgado sea Peña. A pesar de que debe haber habido mexicanos en la 2da Guerra Mundial, nuestros ojos no logran mezclar mejicanos en la segunda Guerra Mundial. Y a eso agréguele que no está a la altura del resto, así que queda un poco rezagado. Una pena, ya que lo queremos mucho.

En fin, amigos, eso es todo lo que tengo para decir de Fury sin contarles de qué va y cagarles la noche.

Lo que sí le advierto es una cosa: no mire Fury con el prejuicio de que EEUU siempre heroico o que EEUU blá blá. Enfóquese en lo que verdaderamente cuenta la historia: la cotidianeidad de un grupo de soldados que vive dentro de un tanque de guerra y se ama como si fuese una familia. Va a ver que la pasa fenómeno.

Le pongo 8 Juanpablos


miércoles, 28 de enero de 2015

Texas Killing Fields (2011)






Con: Sam Worthington, Jeffrey Dean Morgan, Jessica Chastain, Chloë Grace Moretz, Jason Clarke, Annabeth Gish y gran elenco

Dirección: Ami Canaan Mann


Pseee. Puede ser, qué sé yo…

Si uno corre de la mesa de discusión lo bonitos que son todos los policías que intentan hacernos creer que son policías, estamos ante un policial de esos de medio pelo de los que ya hay setecientos setenta y ocho mil.

Worthington funciona con muy poquito, pero me parece que es petiso. Ya van varias veces que me doy cuenta del esfuerzo de producción por filmarlo a la altura de sus compañeros de set, habrá que seguir prestando atención.

Morgan siempre me cayó mal, con esa barbita sexy, ese look cuarentón atrae mujeres de todas las edades, por mí se puede ir bien a cagar.

Chastain es demasiado linda para ser policía, demasiado. No hay en este mundo una mujer más linda que Chastain, así que lookearla como policía recia que persigue pedófilos manejando un móvil con camisas de seda brillosas y uñas largas y perfectamente esmaltadas… La verdad es que es el combo más infeliz que vi en los últimos 47 días.

Y Moretz está pa’lo que guste mandar, y justo en este año -2011- empezaba a recibir ofertas de todo tipo que luego sus padres presionaban en el desayuno para que las aceptara, así que quedarán varios films de 2010/2013 en donde Chloë Grace Moretz oficiará de algo en el selecto casting de la película que esté mirando.

Así que eso es todo lo que tengo para decir de Texas Killing Fields, un policial boludo que no trae nada nuevo bajo el brazo, pero que entretiene en piloto automático, así que si anda con ganas de reafirmar su teoría de que Jessica Chastain es absolutamente hermosa y si quiere corroborar aquello que le pareció sobre la baja estatura de Sam Worthington, alquílela, que se va a pasar un buen rato confirmando sus teorías.

Le pongo 5 Juanpablos. Al menos Jason Clarke, quien siempre hace de buenito, compone a un lindo descerebrado.


martes, 27 de enero de 2015

The Drop (2014)






Con: Tom Hardy, James Gandolfini, Noomi Rapace, Matthias Schoenaerts, John Ortiz y gran elenco

Dirección: Michaël R. Roskam



Mmm, más o menos. Más menos que más.

Pesada como collar de melones, The Drop cuenta una historia que está buena, que inquieta y que prende la llamita de la intriga por saber cómo es que finalmente terminará, pero que nos conduce con la velocidad ideal para seguir un cortejo fúnebre.

Muy lenta. Fernando De la Rúa no soportaría verla.

Hardy no termina de convencernos con su rol de ¿lenteja? ¿Tímido? ¿Recio por demás? ¿Parco? ¿Retrasado? Nunca queda claro qué es lo que le pasa y Gandolfini aporta poco haciendo siempre de Gandolfini.

Quizás los que entregan un baldazo de agilidad a la cosa son Rapace –tan hermosa como siempre- y Schoenaerts, quien consigue que lo odiemos con fruición, pero ahí se termina la cosa.

En definitiva, The Drop es una de esas películas que cuando ya van por la mitad uno teme estar viendo flor de bodrio inquebrantable, pero después se acomoda, así que téngale paciencia, y véala, por supuesto.



Le pongo 5 Juanpablos y medio, siendo muy considerado

lunes, 26 de enero de 2015

A Walk Among the Tombstones (2014)






Con: Liam Neeson, David Harbour, Dan Stevens, Brian “Astro” Bradley, Sebastian Roché y gran elenco

Dirección: Scott Frank


Resulta que Neeson, caracterizado 15 años más joven que en la actualidad de la manera más tosca, entra con su larga peluca y sus esforzados cuarenta años a desayunar en un bar donde todas las mañanas se clava dos whiskies y un cafecito antes de encarar su día como detective de la policía de New York.

El bartender lo saluda con amor pero él ni lo mira, agarra el diario y da dos golpecitos a la barra. Neeson es un típico alcohólico y recio policía neoyorquino, y ningún bartender de cuarta va a conseguir buenos modales en sus mañanas de crimen y castigo.

Se sienta a leer el diario al instante en que el buen hombre le acerca los dos whiskies y el café, y Neeson, sin siquiera decir gracias, sin mirarlo, ninguneándolo con pavor, se clava un whisky, toma un sorbo de café, y se clava el otro vasito justo cuando entran al lugar tres extras que hacen de malhechores que morirán en breve y disparan flor de escopetazo al bartender, quien hasta hace segundos era completamente despreciado por Neeson y ahora resulta que era más querido que su propio hermano, por lo que se levanta, enérgico y sale a los tiros intentando cobrar venganza.

Mata a uno, corre a otro. Le dispara. Su estado de alcoholizado perenne le resta puntería. Intenta nuevamente. Le da. Corre al otro. Tira una vez. A la rodilla. Tira una vez más. Lo pone. El bartender podrá descansar en paz.

Pero cuando vuelve al bar a buscar sus pertenencias, el horror: uno de sus tiros mal apuntados rebotó en el suelo y dio de lleno en el ojo de una niñita que por allí pasaba, matándola en el acto, así que decide abandonar el whisky, anotarse en AA, renunciar a su trabajo de policía y vivir de la triste labor de detective privado de poca monta.

Así es que un buen día, diez años más tarde y ya sin esa patética peluca, un malísimo mal actor que compone produciendo cataratas de  vergüenza ajena a un traficante de drogas “bueno”, le encarga el trabajo de encontrar a los asesinos de su mujer, quien fuera secuestrada a cambio de un millonario rescate para, luego de entregar el dinero recibir a cambio solo bolsitas con fragmentos ensangrentados de su amadísima amada.

En un primer momento, y ya edificando este escenario por millonésima vez, Neeson desecha la oferta, pero se ve que en los camarines, antes de las siguientes tomas fílmicas, el director (Scott Frank: Minority Report, Marley and Me, dios mío, qué bajo caen algunos) lo convenció de que le dé para delante nomás porque de lo contrario no iban a poder seguir filmando la historia, así que acepta y comienza a investigar a éste y a aquel otro y de forma más que expeditiva da de inmediato con estos asesinos implacables, y justo cuando los tiene a tiro los tipos secuestran a una dulce preadolescente hija de otro narco “bueno”, quizás buscando en el espectador que aplaudiera con voracidad aquella tontería que lo sacara un rato del fango que fue Taken, en donde dejaba la vida por rescatar de las garras de la mafia rusa a su hija de 17 y que diera tantas detestables secuelas, tanto de éste torpe grandote como así de varios otros boludos que se prendieron en el género, para ahora apostar a más y más bajando la edad de la niñita a punto de ser no solo violada y vejada hasta que la hermosa vida vivida no hubiese tenido sentido sino que también mutilada, desmembrada y decapitada con sarcasmo por dos asesinos muy malos actores que no podrán jamás, en ningún momento de la película, hacernos sentir otra cosa que pena o ganas de ir al Coto a comprar dentífrico.

Y a todo este combo de bajísima estofa, agréguele que en el nudo del film aparece un dulce preadolescente mulatito huérfano quien, en lugar de fumar paco y entregarse a la mala vida, se pasa las horas leyendo y estudiando en la biblioteca municipal, y Neeson, quien busca información sobre los asesinatos, lo apadrina con ternura y lo invita a participar en la búsqueda de los asesinos ya que el sueño del joven niñito es ser “detective”, y los encuentran y los matan de la manera más trillada del mundo.

Así que déjeme de joder con este nabo de Liam Neeson que ya me tiene las escátolas coloradas de tanto arrastrarlas por el piso.

Qué hijo de puta, dios mío.


Le pongo 2 Juanpablos, la escena en que el gordito le dice en la terraza que lo acompañará a encontrar a los asesinos pero que primero lo deje alimentar a las palomas tenía un desenlace tan pero tan obvio que me salió un sarpullido de solo ver cómo Neeson se hacía el que no se daba cuenta lo que pasaba. Ni qué hablar de la estúpida intentona de quien escribió esta huevada de hacer pasar por tipos buenos a dos narcos damnificados por los asesinos, la verdad que eso me deja sin palabras. Y aumenta el sarpullido. Me voy que me pica todo el cuerpo.

viernes, 23 de enero de 2015

Lucy (2014)






Con: Scarlett Johansson, Morgan Freeman, Min-sik Choi, Amr Waked y elenco

Dirección: Luc Besson


Estreno de la Semana


Bien. Buena película de Besson.

Johansson vuelve a mostrarnos su veta insensible y robótica que desplegara con gran talento en Under the Skin aunque en este caso sostenida en un escenario más simpático y no tan opresivo y oscuro como en el antes mencionado.

Freeman ayuda con gran practicidad a explicar a nuestros chicos qué pasaría si esto u lo otro mientras Besson nos entretiene yendo y viniendo de la teoría a la práctica con buen ritmo y gran agilidad.

Pero ojo, no vaya a interpretar que estoy de pie y con el sombrero bajo un sobaco mirando con adustez hacia el horizonte inundado de emoción a punto de poner diez Juanpablos a una película bisagra que nos cambiará la vida para siempre, no. Lucy está bien hecha. Es distinta y entretiene. Y eso es más que suficiente para clavarla en “Estreno de la Semana” sin lugar a dudas.

Así que le pongo 7 Juanpablos y lo invito a que la vea.

Eso sí. A pesar de que es ideal para que la consuman los chicos por lo que describe, las primeras escenas de violencia narco no son lo suficientemente aptas para todo público, así que cuidado con los niños.



jueves, 22 de enero de 2015

Gone Girl (2014)






Con: Ben Affleck, Rosamund Pike, Neil Patrick Harris, Tyler Perry, Carrie Coon y Kim Dickens

Dirección: David Fincher



No, qué película salame, dios santo.

Cuando empieza, de la mano de Ben Affleck y conociendo así por arriba que en breve será coprotagonizada por Rosamund Pike, uno se acomoda esperando no sé qué, ilusionado con haber elegido alguna película memorable o algo así, y el film arranca con fuerte tono de suspenso y se mantiene en esa tesitura por un tercio de su duración. Luego, de inmediato, diversas situaciones la convierten en un impensado y accidentado film romántico para al fin abrazar con entusiasmo el género de tragicomedia de disparatados enredos amorosos, así que no sé qué es lo que quiso hacer David Fincher con esta tontería ni por qué motivo Ben Affleck, quien viene solo repuntando y repuntando, colaboró en este bobo film ni cuál fue el motivo que tentó a Pike para subirse al colectivo.

Lo que sí sé es que es que debo admitir que en algún momento me hizo reír, pero más que nada por la sorpresa de no imaginar lo elemental de la trama, ese tipo de risa descalificadora que uno hace cuando ve que alguien a quien le tiene un gran respeto se saca un moco o hace alguna elemental señalación política sobre que Lilita Carrió es buena porque esto u lo otro, así que no sé qué decirle. Yo que usted la miro y después saco mis propias conclusiones. En lo que a mí concierne, más de 4 Juanpablos no le pongo ni mamado.


miércoles, 21 de enero de 2015

The Divide (2012)






Con: Michael Biehn, Lauren German, Milo Ventimiglia, Rosanna Arquette, Iván González, Michael Eklund y gran elenco

Dirección: Xavier Gens



Psee, bien. Póngale que zafa con lo justo.

The Divide es una peliculita chiquita, bastante obvia, con estética de obra de teatro. Horrorosamente actuada en la primera media hora y tuneada con espanto como si estuviésemos viendo alguna boludez del estilo de Lost o esas series norteamericanas de cable que tantos adeptos tienen y que a mí no me mueven un pelo, pero que después, con el paso de los minutos, se va poniendo más agraciada y comienza a crecer, muy de a poco, hasta terminar razonablemente bien armada.

Bien por Biehn (qué trabalenguas!), logra un lindo rol. Arquette, como siempre, mágica y perturbada. Sorprende ver a Iván González, el hijo de Jairo, trabajando en este film re yankie, y no desentona. Logra mezclarse lo más bien y pasar por un perfecto actorcito norteamericano sin que uno advierta que aquel que hace de abogado sin coraje no es otro que el hijo de Jairo. Un aplauso para él

Luego Ventimiglia y Eklund, ambos “malos”, arrancan para el culo pero terminan bastante mejor, así que ya lo sabe: Todo lo que suponía de The Divide es cierto. No es un peliculón, pero guarda que tampoco es una basura. Así que alquílela. Alquílela que se va a pasar un rato incómodo.

Ojo, no es para chicos, no la mire con sus hijas adolescentes.


Le pongo 5 Juanpablos cuando imaginaba un 3 de pedo

martes, 20 de enero de 2015

Reflexiones sobre la muerte de Nisman



Anoche miles de argentinos salieron a cacerolear pidiendo justicia por la intempestiva muerte de Natalio Alberto Nisman, pero no me gustó lo que vi.

Vi gente elevando carteles que clamaban “Yo Soy Nisman” y me sentí con el deber de hacer mi cartelito y salir a reclamar al Monumento.

Pero después vi otra gente –mucha- aferrada a afiches que vociferaban “Soberbios, intolerantes, corruptos, mentirosos, ladrones. Ahora, ¿Asesinos?”, y ahí ya no me sentí incluido en el reclamo.

Y no me sentí parte de la contienda. Como no me siento parte de otras contiendas ni de este país que estamos construyendo desde hace ya 10 años.

Soy un paria.

Un paria al que le hubiese gustado que anoche saliéramos a pedir justicia kirchneristas y opositores, pero de la mano, elevando carteles que enunciaran “Yo Soy Nisman”, señalándole a quién lo obligó a matarse, sea este quien fuera: La Side, la Corpo, el Gobierno, Irán o la CIA que repudiamos este detestable hecho y que no vamos a permitir una sola muerte más.

Y ése es el país en el que me gustaría vivir.

Un país en donde si fuera cierto que la denuncia de Nisman era una “tontería endeble” como asegura Aníbal Fernández se pudiese haber decantado solo con Nisman vivo y quedando como un gil delante de los diputados. Un país en donde el diario Clarín no publicara la tapa que publicó hoy: “El gobierno apura la hipótesis del suicidio” para sembrar sin tapujos en quien lee ese asqueroso diario aquella “verdad” que le interesa. Un país en donde nuestra presidente no hubiese publicado esa confusa carta llena de inútiles párrafos que no solo no suman nada sino que, como ya nos tiene acostumbrados, restan y restan y no conducen a ningún lado. Un país en donde Víctor Hugo Morales, 6, 7, 8, Jorge Lanata y Nelson Castro no tenga cabida en los medios y debieran dedicarse a vender chocolatines, o trabajar en una gomería.

Un país distinto.

Un país en donde pueda tomar de la mano a mi amigo kirchnerista y pudiésemos ir juntos al Monumento a pedir justicia por la muerte de un fiscal que, horas antes de presentar su investigación en el Congreso, pidió un arma a sus custodios, se encerró en el baño y se pegó un tiro en la sien atrapado en alguna amenaza que jamás conoceremos.

Y ya estoy cansado de decir siempre lo mismo. Y no veo que vayamos hacia ese país que anhelo y que deberíamos tener a 30 años de la vuelta de la democracia saliendo a cacerolear creyendo como una horda de sonsos todo lo que induce Clarín, quien claramente está demasiado interesado en convencernos de que Cristina mandó a matar a Nisman, o no yendo al Monumento por nuestro egoísta capricho kirchnerista, que tampoco nos deja pensar con claridad y nos obliga a actuar solo de una determinada forma.

El día que tengamos ese país, me sentiré de nuevo parte de la contienda.


Por ahora seguiré esperando.

lunes, 19 de enero de 2015

The Equalizer (2014)






Con: Denzel Washington, Chloe Grace Moretz, Marton Csokas, David Harbour, Bill Pullman, Melissa Leo, Johnny Skourtis y unos extras rusos

Dirección: Antoine Fuqua



Resulta que Denzel Washington, atacado por un cruento pedo tísico por la ingesta desmedida de grapa en mal estado, aceptó ponerse en la piel del temible/apacible McCall, un jubilado berreta y silencioso que entretiene sus últimos días trabajando en un Wall Mart en la sección construcción, donde una docena de jovencitos que no pudieron estudiar una carrera terciaria para recibirse de abogados y así hacerse millonarios cagando a alguna multinacional, se ríen del viejo, quien les parece un trasto pasado de moda, aunque macanudo.

Y el viejo Denzel se ríe con ellos y ayuda a un obeso compañero a convencerlo de que no debe comer papas fritas e ingerir azúcar si lo que pretende es que en Wal Mart lo asciendan a “empleado de seguridad” para así poder pasear por el megastore disfrazado de policía aunque sin ningún elemento contundente que anule al posible malhechor. Ese tipo de trabajo que solo existe para dar una “imagen de seguridad”. Esa imagen de seguridad que solo da pena de quien la viste.

Y Denzel es muy correcto, tiene todas sus cuentas en orden, vive solo, se baña a diario y cepilla sus zapatillas. Es un norteamericano de ley. De casa al trabajo y del trabajo a casa. Cena. Limpia todo, como un americano correcto y de baja condición económica, y luego se va a pasar la noche a un bar del barrio para leer algún clásico como “El viejo y el Mar”, o “Las Colegialas se Divierten”.

Y tiene su propia mesa asignada. Tampoco es que el lugar esté así de gente a las dos de la mañana, pero Denzel elige siempre la mesa cerca del ventanal, acomoda los cubiertos, se pide un té y se pone a leer mientras llega y se acoda en la barra, como todas las noches, la putita de la zona, a la espera de clientes que la clamen por teléfono.

Denzel es muy correcto, muy de no meterse en la vida del otro, pero algo en sus ojos nos dice que de alguna manera está al tanto de lo que le pudiese ocurrir a la joven, a quien siente como una hija. Charlan. Siempre de lejos y distantes. Ella le pregunta qué está leyendo hoy, él se interesa por la piña que le dieron en un ojo. Ella le miente, y le dice que se tropezó. Él no le cree.

Y la vida sigue, y hay que marcar tarjeta en Wall Mart y Ralphie (nunca mejor elegido el nombre de este actor de reparto que debe hacer de gordo inocente y más bueno que el merthiolate) pone lo mejor de sí para adelgazar esos kilos demás y enorgullecer a su viejo compañero de trabajo que tantos buenos concejos le dio para abandonar esa vida llena de excesos grasos de manera de lograr abrazar con algarabía la labor más humillante del mundo, pero una noche, cuando Denzel prepara su ritual de lectura en aquel bar, Chloe, la putita, es requerida por un cliente que la golpea. Chloe no quiere acudir a su cliente, quien la espera con una limusina en la puerta del bar y es un gordo desagradable. Y Denzel se hace el que lee su libro pero bien que está atento a lo que ocurre. Finalmente el cafisho de Chloe la llama por celular y le dice que, o se sube a la limusina del gordo, o la van a recagar a patadas. Y Chloe acepta, es preferible una cachetada del gordo antes que una venganza de la mafia rusa que la tiene capturada como esclava sexual. Pero al día siguiente, Chloe llega al bar con tremenda trompada en un ojo. Denzel se apiada de ella y por primera vez la deja sentarse a su mesa. Hablan. Chloe le dice que su sueño es triunfar como cantante. Denzel le dice que viven en Norteamérica, no en Argentina o en un lugar fracasado de esos, y que puede hacer lo que quiera con su vida, que no necesita para nada vivir como vive. Y hablan y hablan, toda la noche, hasta que la acompaña a su casa, pero llegando al lugar, un poderoso Mercedes negro los acorrala y se bajan unos mafiosos rusos, que le dan tremenda cachetada, la suben al auto y le recomiendan a Denzel que se busque otra puta, ya que esta tenía los días contados, ofreciéndole confundidos una tarjeta del bulín para no perderlo como cliente.

Error.

A la noche siguiente Denzel vuelve al bar, pero Chloe no asiste. El dueño del lugar, mientras pasa el trapo en la barra y sin mirarlo, le señala que la joven está en terapia intensiva ya que un cliente le dio más fuerte de lo que acostumbraba, pero Denzel sabe perfectamente que esa golpiza no fue propinada por un cliente. Fueron sus jefes, quienes le dieron una tunda aleccionadora para que aprenda a comportarse cuando un cliente la faja. Denzel abandona el bar y acude al hospital. Chloe está destrozada, desfigurada a trompadas. Esto no va a quedar así.

Toma del bolsillo la tarjeta y se acerca al lugar donde los rusos atienden su negocio de sexo, y a pesar del que es bastante inaccesible y la oficina final está asegurada por los más violentos extras musculosos, Denzel logra entrar y abrir la puerta como quien va al baño. Los rusos, quienes justo estaban contando plata, no pueden creer la insolencia. ¿Quién será este negro ridículo que osó entrar en nuestras oficinas? Estupor.

Y Denzel, sin pedir siquiera perdón o permiso y con la voz muy calma, le ofrece al ruso un sobre con 9800 dólares a cambio que dejen libre a Chloe, para siempre.

Pero Ruso desecha la oferta y le explica que Chloe le genera esa plata por quincena, y que a lo sumo, por el violento adelanto económico, que tiró sobre su escritorio, se la puede prestar un mes. Denzel insiste, diciéndole que no deseche la oferta y todos sabemos que no debe desecharla, ya que la otra opción es morir de la peor manera, pero el ruso no lo sabe, o no lo quiere saber, o no lo debe saber. Lo único que le faltaba a esta previsible, idiota y trillada película era que el ruso aceptara el trato, ya que hubiese terminado el film en la primera docena de minutos, así que no acepta y Denzel se guarda la plata y se va yendo. Pero justo antes de salir hace la cuenta mental de cuánto tiempo le costará matar a los 7 u 8 rusos armados que hay en la habitación, se da vuelta y los mata. Y se va por donde entró.

Esto sacude a la plana mayor de la organización mafiosa de trata de blancas, quien desde Moscú envía al más temerario asesino serial aniquilador de Denzels Washingtons que pudiese haber en este mundo para descubrir quién fue quien mató a sus empleados. Y el temerario ruso es más malo que no sé qué. Es muy malo. Tan malo que ni miedo mete. Y llega a New York y se pone a investigar quién fue el que cometió ese atropello. Y a pesar de que montones de policías corruptos pagados por la organización están hace semanas buscando al culpable, el ruso, mucho más inteligente, encuentra una imagen del negro entrando al restaurante y asegura: “seguro que es éste negro”, sin siquiera fundamento alguno.

Y así comienza entonces esta huevada inexplicable en donde Denzel Washington hace de suave jubilado empleado de Wal Mart que por las noches busca justicia por mano propia matando y golpeando a quien lo merezca con una temeridad digna de un ex agente de la CIA, por lo que ayuda al pobre Ralphie, ya que su madre fue víctima de la corrupción policial y le quemaron el barcito que atendía porque no pagó la coima del mes y Denzel encuentra y ajusticia a los policías corruptos a quienes les da una boba lección de honor, y un día entra un ladroncete al WalMart y a punta de pistola roba a una dulce cajera y Denzel esa misma tarde encuentra al malhechor que robó a la cajera un anillo que era de su madre y… Y Dios no permita que Denzel muera, ya que es el único que puede devolver la sonrisa y la justicia social a sus amigos pobres que no entienden que jamás serán partícipes del sueño americano mientras los rusos cada vez lo tienen más cercado hasta que ya no da para más y, finalmente, va a pedir permiso a su ex jefa de la CIA para matarlos a todos.

Y los mata a todos.

Incluso al jefe máximo. Se toma un avión, se va a Moscú, entra en la mansión atiborrada de guardaespaldas y los mata a todos culminando un film más elemental que no sé qué con un final más previsible que tampoco.

El día que pasen dos años sin que Hollywood publique una historia como esta, dejo de criticar cine.


Le pongo 1 Juanpablo. Denzel Washington da vergüenza ajena.


viernes, 16 de enero de 2015

Paperboy (2012)





Con: Zac Efron, Matthew McConaughey, Nicole Kidman, John Cusack, David Oyelowo, Scott Glenn, Ned Bellamy, Macy Grey y gran elenco

Dirección: Lee Daniels


Estreno de la Semana


Si usted me decía que un día vería a Nicole Kidman como un hembrón divino, yo le diría que habría estado hablando al pedo. Jamás esa rubia insulsa y tuneada podría componer a una cuarentona calienta vergas. Error. Puede, y muy bien.

Si usted me apostaba que Zac Efron volvería a componer un rol discreto luego de haberlo visto en Parkland, yo no pondría las manos en el fuego asegurando que miente, pero le diría que tendría que verlo. Y lo vi. Y ese chico tiene talento, solo falta que quede un poco más atrás su absurdo pasado. No es bueno intentar escapar de ese pasado participando en Neighbours con el imbécil de Seth Rogen. Si Efron verdaderamente quiere dar un salto serio y dejar atrás su condición de carilindo que no sirve para nada, debe apostar a esto y desechar cualquier oferta que lo hunde en ese apestoso fango. Tiene con qué. Sigamos apostando a su carrera.

Y por último, si usted me desafiaba con que la actuación de McConaughey no desentonaría, ahí sí que no le hubiese creído. Nadie en este mundo me molesta más que McConaughey. Hasta su nombre es difícil de tipear.

En definitiva: Buena película de Daniels, quien hizo algunas cosas memorables y otras para el olvido (Precious>Memorable – The Butler>Para el olvido), al menos Paperboy va a la bolsa de las buenas.

Bien dirigida. Hermosamente filmada. Impactante. Atroz. Tierna. Un lujo.

Buena actuación de Cusack. Macy Grey: perfecta.

Y eso es todo lo que tengo para decir de Paperboy, una película que alquilé mil veces, que nunca pude ver y que este sábado pasado me dije: “Ya está, la alquilo una vez más y si después no puedo verla no la agarro nunca más”

Suerte que pude verla, me hubiese perdido un lindo film.


Le pongo 7 Juanpablos




jueves, 15 de enero de 2015

Fermin (2014)







Con: Héctor Alterio, Gastón Pauls, Antonella Costa, Emilio Disi, Luciano Cáceres, Dalma Maradona y gran elenco

Dirección: Hernán Findling y Oliver Kolker



Pseee…, qué sé yo.

Arranca mal y sigue peor, pero téngale paciencia. Dele todo ese montón de tiempo de changüí que luego, justo cuando usted piense “qué película malísima, qué bodrio irremontable, qué mal hecha que está, qué elemental es la trama”, justo en ese instante, Fermín se despierta del bodrio y arranca más o menos.

Alterio está bien, como siempre. Pauls desentona un poco, pero no es él, es el director quien no supo pulirlo. Costa está casi bien lograda y sorprende Dalma. Qué linda mina es Dalma, da gusto ver cómo logró despegarse de su padre y hacer su propio camino. Un aplauso para ella, a quien antes de criticar habría que calzarse sus zapatitos.

Luciano Cáceres me cae mal desde la época en que empapelaron la ciudad con su trompita, pero debo admitir que compone bien su rol.

Y el que salva las papas y levanta de un cachetazo el bodrio que hubiera sido esta pavada si hubiesen elegido a otro actor es Emilio Disi. Qué gran actor es Disi. Un grande de en de veras.

Así que no tengo mucho más para decir de Fermín, una película que empieza como el culo, que se mantiene en esa tesitura por más de un tercio de película, pero que después uno la va queriendo y termina dándole el visto bueno.



Le pongo 4 Juanpablos

martes, 13 de enero de 2015

Words and Pictures (2013)






Con: Clive Owen, Juliette Binoche, Cruce Davidson y gran elenco

Dirección: Fred Schepisi


No, nada que ver. Estúpida y previsible película romántica. Incompatible parejita.

Binoche debe ser la mujer con menos sex-appeal que ha visto esta Tierra. Parece una tía, una vecina de esas que uno saluda con respeto y jamás se le cruzaría por la cabeza mirarla con deseo así acabásemos de salir de la cárcel luego de purgar una condena de 25 años y Juliette fuese la única mujer en 70 cuadras a la redonda, en serio lo digo. No da para este tipo de roles.

Ojo, no se enoje con lo que digo, pero es lo que me pasa con esta mujer, quien debe ser macanuda y muy buena actriz, pero ¿mezclarla con Clive Owen en un romance? ¿Qué tenía en la cabeza aquel al que se le ocurrió esta absurda dupla?

Y Clive Owen lo mismo, aceptar este rol ha sido un gran error de su parte, aunque se lo ve divertido. Se ve que la pasó fenómeno o que el toco de plata que le dieron era exactamente el que esperaba.

Así que ya lo sabe, amigo lector, querida lectora, si usted es de esos que se pasan la semana viendo un romance detrás del otro, Words and Pictures es una opción ideal para ver un martes de lluvia en donde se canceló de pronto el partido de canasta porque una de las señoras del grupo de jugadoras se quebró la cadera y está internada.

Ahora si usted es de esos a los que las películas románticas le producen un aburrimiento sin igual, ni se le ocurra, puede morir de aburrimiento.

Le pongo 2 Juanpablos. 1 para Juliette y 1 para Owen, por pelotudos.



lunes, 12 de enero de 2015

Left Behind (2014)







Con: Nicolas Cage, Lea y Cassi Thompson, Chad Michael Murray, Martin Klebba como el enano rompe huevos, Alec Rayme, Gary Grubbs y la actuación estelar de Major Dodson como “el niño más mal actor del mundo”

Dirección: Vic Armstrong



Resulta que una sexy jovencita arriba al aeropuerto de la ciudad donde viven sus padres y llama a su madre para avisarle que llegó bien y ésta estalla de alegría mientras hace que limpia una cocina hermosa de esas que tienen los norteamericanos de clase media, y para resumir en una trompada toda una situación trilladísima, la joven pregunta “¿Papá sabe de la fiesta sorpresa que le haremos para el cumpleaños?” y la madre, resignada, le dice que no, que su padre no estará para la fiesta sorpresa que le haremos porque debe trabajar (y de saberlo no sería una fiesta sorpresa).

Esto enfurece mucho a la jovencita sexy quien incluso piensa seriamente en tomarse un avión de regreso a la ciudad donde está estudiando su carrera universitaria en lugar de ir a escuchar las sandeces religiosas que su madre siempre trae a colación, pero de pronto se topa con un bello, esbelto e impactante joven quien, mal actuando como un perfecto galancito de telenovela yankie y todo bien depilado con su barba como pegada con La Gotita, imprime sus mejores gestos sensuales e invita a la muchacha a tomar un Starbucks grande como botella de 2 ¼ de Manaos –nunca entenderé la necesidad del yankie de clavarse esa inundación de café light pudiéndose tomar un golpeador ristretto de medio pocillito-, y mientras charlan sobre la vida, jovencita sexy no puede creer lo que ven sus ojos, su propio padre y piloto de desconocida línea aérea para no hacer propaganda está charlando acaramelado con una azafata sacada de un set fotográfico de revista Playboy de los noventas. Y su padre también la reconoce, la saluda de lejos y corta el acaramelamiento en un instante.

-¡Chloe! ¡Tanto tiempo! ¡Has venido para mi cumpleaños!

-Sí, papá, pero tú te vas por trabajo

-Es que hay que pagar las cuentas, cielo

-¿Quién es esa azafata con la que hablabas tan acaramelado?

-¿Azafata? No sé. Conozco muchas azafatas.

-Oh, vamos, ya soy grande y sé que mamá está completamente loca con Dios, no es problema que me digas si te fuiste de casa y estás saliendo con aquella muchacha.

-Chloe, amo a tu madre. No me fui de casa. No sé quién es esa azafata de la que me hablas, quédate tranquila

-¿Ah, sí? ¿Y dónde está tu anillo de bodas? (Aunque usted no lo crea, Nicolas Cage, aquel que el año pasado filmare Joe, es el protagonista de esta tontísima escena)

-Ehmm… ¡Lo dejé en el auto!, sabes que no viajo con mi anillo de bodas (O_o)



Entonces Cage debe partir, su vuelo ya está en marcha, abraza a su sexy hija y desaparece detrás de una puerta donde la azafata de revista Playboy lo espera con cara de desearlo y la bella Chloe se da vuelta negando con la cabeza, sabiéndose cómplice de los tiritos de picaflor de su padre cuando se topa con el pecho lleno de pelos de hombre recio de su festejante de turno, quien esperó con respeto la merecida charla familiar de la joven para así poder terminar de una vez ese cuantioso cafetotazo que se pidieron, que de seguro les durará una semana larga.

Pero Recio Modelo Masculino debe tomar un vuelo, justamente el vuelo que pilotará su futuro suegro, así que se despiden y se pasan teléfonos.

Luego, la desazón. Chloe debe enfrentar los delirios religiosos de su madre y coprotagonizar una patética escena con su hermanito menor, quien actuando como si el único mérito que consiguiera para formar parte de un film fuera su parentesco directo con el productor del film, pasea por los minutos que le brindaron como usted ni siquiera se imagina. Chloe le trae de regalo un nuevo guante de baseball, lo que el niño estaba pidiendo desde hace un tiempo (¿Cuánto vale un guante de baseball? ¿Con la cocina y el auto descapotable que esa familia tiene no podrían habérselo comprado antes?), para luego tomar limonada con su madre, quien en la vida real es su propia madre, aquella actriz que hacía de madre de Michael Fox en Back To Future y quien en las últimas décadas ha caído tan pero tan bajo. Y limonada va, limonada viene, Dios, la religión y los comentarios eclesiásticos la entretienen, y llega la discusión. Chloe se va al shoping con su pequeño mal actor hermano y en un tiro, justo cuando lo había perdido de vista, lo abraza para pedirle que no vuelva a separarse así en un lugar tan multitudinario, se escucha un gong grave seguido de un estremecimiento que todo lo sacude y de pronto Chloe está abrazando la ropa de su hermanito, al igual que montones de personas, que quedan perplejas porque sus compañeros de paseo no están más y sus ropas quedaron tiradas en el piso.

Y lo mismo ocurre en el avión, montones de personas escapan desnudas a una extraña dimensión dejando sus pertenencias, y todos gritan y mal actúan y comienza entonces esta inadmisible mala película increíblemente protagonizada por Nicolas Cage en donde el director filmó las escenas con textura de telenovela yankie, donde las actrices se maquillaron y depilaron como usted no podría siquiera comprender y en donde los malos actores, las malas actuaciones, las patéticas escenas de efectos especiales y las absurdas resoluciones que toma la trama se unen en un paroxismo orgásmico con el solo fin de refregarnos en la cara que sí, que hemos sido embaucados al elegir esta hijaputes plena por ver a Nicolas Cage disfrazado de piloto y con un nuevo peluquín vistiendo su cráneo.

Y si a todo esto que le cuento le agrego el motivo de las masivas desapariciones: Dios se está llevando a la gente buena que cree en él porque se vienen siete años de vacas flacas en donde aquellos que no creen morirán de la peor forma, usted directamente no lo va a poder creer. Así que ponerle 1 Juanpablo a "Left Behind", esta película que traducida significaría "Dejados de lado" sería honrar la palabra de Dios, en quien no creo.

Y a Nicolas Cage nadie lo dejó de lado. Se deja de lado solo participando de estas estúpidas e inexplicables pelotudeces.


viernes, 9 de enero de 2015

Editorial al Paso. Todos somos Charlie Hebdo - por Juan Pablo Scaiola





Alberto Einstein dijo una vez que el día que las abejas finalmente se extingan por el irrefrenable calentamiento global que estamos infringiendo al ecosistema, el hombre tendría sus días contados en este planeta.

Lo leí la semana pasada, ya lo conocía pero el otro día lo vi nuevamente, no sé en dónde ni porqué, y me quedó grabado.

Ayer, la masacre en Charlie Hebdo me encontró empantanado en el barro, lejos de una notebook, lejos de las noticias y con una inocultable indignación por la mañana que tendría que atravesar. Nada podía ser peor. No tenía salida. Estaba trabado en el barro y cada movimiento que intentaba era inútil. No había nadie que me ayudara, no tenía dónde ir. Me puse mal. E imaginé todos los desastres que debería padecer en ese día de mierda que, a las 7 de la mañana, había arrancado peor que con el pie izquierdo.

Jamás hubiese imaginado que en el momento en que maldecía mi suerte empantanado en el barro, a 11.024 kilómetros de donde me encontraba, unos yihadistas, talibanes, musulmanes, fanáticos, conservadores o como usted quiera llamarlos –son simples enfermos y despiadados asesinos, habría que dejar de ponerles motes que solo confunden y desenfocan la realidad- irrumpían en las oficinas de una revista de humor francesa del estilo de nuestra actual Barcelona o la vieja y querida Humor, y reventaban a tiros a su director y a varios de sus más galardonados humoristas levantando la bandera de que Alá, Mahoma o alguno de esos intocables que según ellos deben ser solo respetados con gran respeto y luego se fueron, encapuchados y ocultando su delirio mientras remataban como frutilla de este horroroso postre a un policía que pedía clemencia moribundo en el suelo.

Es como si en nuestro país entraran dos hijos de puta en una redacción y reventaran en 10 minutos a Quino, a Rep, al Negro Fontanarrosa, a Diego Parés, a Langer. Es lo mismo. Y la verdad es que me sentí un idiota renegando con mi simple problemita en el barro mientras tipos talentosos eran fulminados a tiros dentro de una oficina de prensa con la delirante excusa de honrar una religión. Pero lo que más ruido me hace desde hace un tiempo a esta parte es que hace tanto que vemos esto sin tomar cartas en el asunto que se me instaló en la cabeza, y no me lo puedo sacar con nada, de que todo esto que ocurre es solo por nuestra culpa.

Desde la persecución a Salman Rushdie, pasando por el cercenado colectivo de clítoris a jovencitas africanas, mechado con desfiguraciones con ácido en el rostro de mujeres que han ofendido a sus maridos iraníes mientras mujeres que no ofenden a estos pasean por las calles disfrazadas de obligados fantasmas con una rejilla de mierda cocida a la altura de la cara para no tropezarse en el paso, hasta lo que usted quiera recordar e incluir en éste desesperante párrafo que en 2015 no debería ser siquiera un mal recuerdo. Es culpa nuestra. Es mi culpa. Es su culpa. Usted, como yo, tiene la culpa.

Hace unos meses, andando en auto, me pasó por la derecha un VW Bora con un joven religioso al mando de larga barba quien iba acompañado de una de estas impactantes mujeres fantasma, toda tapada con una enorme túnica negra que contenía dos agujeritos para que la mujer pudiese aunque sea ver algo en su carácter de , lamento incomodar a estos religiosos, secuestrada e impedida. Me quedé helado. Jamás imaginé que en Rosario vería una cosa así y ahí estaban, pasando a mi lado como si estuviésemos circulando alguna calle de Irán. Me hubiese gustado seguirlos, ver dónde iban, constatar que no habría otros como ellos, pero la sorpresa fue tan grande que para cuando volví en razón ya habían doblado por San Juan con incierto rumbo oeste, y no hice nada por liberar a esa mujer. Y esa mujer no hizo nada por liberarse.

Y este año se pusieron de moda las decapitaciones en vivo y en directo, y las vemos horrorizados y con morbo en Infobae, diario que las muestra con orgullo quien, poniendo el cartelito de “guarda, imágenes explícitas”, tiene el visto bueno del Conadep para mostrar sin filtro alguno cómo un enfermo y despiadado asesino –religioso- empuña los pelos de su futura víctima, amenaza a Obama o a quien sea con alguna irrelevancia contrastante con aquello que en breve atacará, y, cuchillo en mano, se encomienda con gran expedición a separar la cabeza de su rehén del cuerpo que segundos antes esperaba sin remedio su ajusticiamiento. Y lo vemos. Y no hacemos nada.

Charlie Hebdo se pasó la vida satirizando a estos hijos de puta, y Charlie Hebdo estaba amenazado desde hace años. Charb, su director, vivía con custodia mientras en sus horas de trabajo dibujaba a Mahoma a punto de ser decapitado por un yihadista (despiadado hijo de puta asesino, sería la forma correcta de nombrarlo, acostumbrémonos a enunciar las cosas por su verdadero nombre).

Y los yihadistas tomaron cartas en el asunto, y los fueron a buscar, y los mataron a todos. Y hacía rato que se la tenían jurada. Y cumplieron. Y nosotros no hicimos nada.

Ayer, en medio de masivas manifestaciones, el imán Anjem Choudari, un predicador británico de estas arcaicas, fanatizadas y retrógadas religiones islamistas, aseguró que “la libertad de prensa debe ser sacrificada si insulta a Alá” y aplaudió a estos hijos de puta. Y no puedo siquiera encontrar palabras para describir la ira que me produce escuchar esto, ni qué hablar de la sensación que experimento al ver la cara de este otro enfermo, con su larga barba, su boca abierta que solo devela un oscuro abismo sin dientes, con sus ojos deliberadamente desorbitados de ofensa y su inacabable dedo índice elevado a la perenne advertencia. Ese dedo índice que siempre enarbolan amenazando represalias a quienes osen faltar el respeto a Alá, o Mahoma.

Ojalá que esta masacre sirva para terminar con estas creencias de otro mundo y del año del pedo que para lo único que sirven es para demostrarnos que no hemos aprendido nada.

Ojalá que los tres despiadados asesinos que mataron a estos 12 ciudadanos franceses encuentren el peor final. El peor de todos.

Ojalá que los familiares de las víctimas puedan algún día recuperarse de este terrible momento.

No puedo anhelar nada para Anjem Choudari, la verdad es que este hombre me ha dejado sin palabras, ni siquiera merece la muerte.

Ojalá que las abejas nos aniquilen antes que nuestras egoístas peleas religiosas, nos lo merecemos.

Sería místico.

Sería mágico.

Y sería lógico.

martes, 6 de enero de 2015

El Estudiante (2011)






Con: Esteban Lamothe, Romina Paula, Ricardo Felix y elenco

Dirección: Santiago Mitre


Ojo. Tenga cuidado que El Estudiante es el típico bodrio silencioso que gana montones de premios en Gijón, Locarno, Cartagena y BAFICI, que ha deslumbrado con rotundo éxtasis a aquellos que la votaron -a quienes un día me gustaría visitar para ver si son así, como nosotros-, pero que si uno así, como nosotros, agarra y ve esta película llena de laureles, más o menos al minuto 34 experimenta un inusual ataque de aburrimiento mezclado con inmediatos e inconscientes arranques de ira irrefrenable, así que el BAFICI, la ciudad de Gijón con todos sus habitantes dentro, el pueblo de Locarno y la localidad de Cartagena me pueden sobar bien la quena.

Lo que es yo, no puedo siquiera calificarla porque no la terminé de ver, llegar al final de este pesado collar de sandías hubiese sido demasiado para mi condición de crítico que hace esto ad-honorem.


Está advertido.


lunes, 5 de enero de 2015

Haven (2004)




Con: Bill Paxton, Agnes Bruckner, Orlando Bloom, Joy Bryant, Bobby Cannavale, Zoe Saldana y gran elenco

Dirección: Frank E. Flowers


Resulta que Mr Flowers, embebido en la más impiadosa confusión sobre qué hacer en este mundo, agarró y se creyó director de cine. Y contando con una gruesa maleta llena de dólares, contrató a Paxton, Bloom, Cannavale y Saldana (aunque estos últimos aún no eran los actores de hoy) junto a un grupete por demás tétrico que los acompañó para así filmar esta tontísima película recontra mal dirigida, archi súper mal editada, endiabladamente previsible y por demás patética sobre unos financieros truchos –imagino que del estilo Wolf of Wall Street- quienes de pronto deben dejar sus cómodas vidas millonarias y salir rajando porque agentes del FBI corren tras sus pasos, y la verdad es que hay que tener coraje para ver esta vergonzante pelotudez donde tantos actores de primera línea desfilan por sus escenas como si fueran completos desconocidos.

Choca ver a Paxton, ese actor que en estos últimos tiempos nos ha regalado tan producidos roles de malvado en tan boba actuación. O a Cannavale, quien acaba de salir de una película de Woody Allen. Bloom es y será por siempre un pelotudo y Saldana está perdonada porque es antes de Avatar y no la conocía nadie... Se ve que en 2004 ya no tenían cómo pagar la luz y no les quedó otra que aceptar este impiadoso reto.

Así que le recomiendo que la vea, o al menos inténtelo. Hágalo como una apuesta, va a ver que no pasa de la mitad de Haven, el bodrio por excelencia en donde se entremezclan como en una rica ensalada mixta idiotez, mediocridad, desidia, arcaísmo fílmico, previsibilidad y actores que no deberían estar allí.

Ponerle 1 Juanpablo sería idiota, mediocre y previsible de mi parte.



viernes, 2 de enero de 2015

Jin líng shí san chai (2011)






Con: Christian Bale, Ni Ni, Xinyi Zhang, Tianyuan Huang, Xiting Han, Doudou Zhang y un montón de chinos más así que le pido por favor, que es re complicado escribir sus nombres

Dirección: Yimou Zhang


Estreno de la Semana



Bien. Buena película de Zhang. Criteriosa actuación de Bale. Geniales actuaciones de todas las chicas, algunas tan lindas que duele.

Jamás había visto esta portada en las góndolas del videoclub, se me había pasado por completo y ayer cansada de que no le diera pelota se paró ante mí, desafiante. Así que le di una oportunidad y está muy bien.

Ojo, no es un peliculón de esos que lo dejan a uno la semana entera recordándolo, pero va bien y cuenta una historia real por demás de agobiante con gran presencia de escenas explícitas en el morbo y expeditiva forma de contar esto que sucedió en la década del 30 en China cuando Japón usurpó unas tierras y mató a todo el mundo de la peor manera que usted imagine.

Quizás el hecho de poner a un actor de renombre no asiático como protagonista de una historia por completo oriental genera esa disconformidad que, con razón, podemos experimentar. Como cuando el año pasado vimos 47 Ronin con el pelotudazo de Keanu Reeves haciendo de samurái japonés, pero Bale tiene ese carisma tan particular de él que le permite meterse con osadía en donde no le corresponde y no solo no queda mal sino que nos toma de la mano y nos pasea por el lugar con gran respeto y alegría.

Así que si fue tan nabo como yo de no verla, véala. Véala que le va a gustar.

Ojo, es bastante morbosa y tiene escenas tremendas de violación y vejación, así que está advertido, no se la alquile a sus hijas preadolescentes para que se entretengan mientras usted se va a la verdulería.

Le pongo 7 Juanpablos