jueves, 25 de enero de 2018

Coco (2017)







Con:  Luis Ángel Gómez Jaramillo, Gael García Bernal, Marco Antonio Solís, Angélica Vale, Elena Poniatowska, Angélica María, Alfonso Arau, Héctor Bonilla y elenco


Dirección:  Lee Unkrich y Adrian Molina


Perseguido por una caprichosa y negra nube de prejuicio, resignado y convencido de que ningún film nuevo de dibujos podría hacer otra cosa en mí que fastidiarme y padecerlo hasta que mis retoños se cansen en busca de otro patético film de dibujos sin una trama que valga la pena, accedía a ver Coco con el gesto de un sabelotodo a quien no le hace falta una mísera prueba para corroborar su teoría y me equivoqué.

Genial película de Unkrich y Molina que pinta de cuerpo entero a la raza humana con sus temores tatuados en el ADN y con, justamente, sus prejuicios eyectados voraces de las cuencas de sus ojos.

Coco es la bisabuela de Miguel, está tan vieja y postrada en una silla que pareciera incluso que ya no respira, murió y nadie se da cuenta.

Tuvo una infancia marcada por el abandono de su padre, quien aparentemente se fue a tocar la guitarra por el mundo y jamás volvió con su mujer Imelda y su pequeña hija de 4 años.

Imelda, destrozada de dolor e ira, no se queda llorando por los rincones y comienza a fabricar zapatos para alimentar a la pequeña Coco inaugurando un negocio familiar que perdurará por siempre y se convertirá en una respetada marca en la zona, pero cien años después, Miguel, tataranieto de Imelda, bisnieto de la casi extinta Coco, descubre que lo suyo es la guitarra y en su familia está prohibido siquiera mencionar la palabra música y me recuerda al experimento que se hizo con 10 monos en una jaula y un racimo de bananas al final de una escalera, cada vez que un mono subía para agarrar una banana era castigado con un fuerte chorro de agua, por tal motivo llegó un punto en que ninguno de los 10 monos siquiera intentaba subir los peldaños mientras los desalmados científicos iban quitando de a uno a los monos reemplazándolos por nuevos, quienes no conocían lo que sucedía con las bananas pero los monos viejos no le permitían subir hasta que finalmente no quedó ningún mono en la jaula que hubiese padecido el chorro de agua, más ninguno subía a buscarlas, porque sabían que algo malo pasaba.

Y esto es lo que ocurre en la familia de Miguel, comandada con dura mano por su abuela, hija de Coco quien ni siquiera conoció a su abuelo o fue testigo de la historia pero que siempre supo que no se debía tocar música porque la música era mala, ordenando a toda la descendencia de Coco a dedicar su vida a la fabricación de zapatos, estén o no de acuerdo.

Y es una historia tan pero tan reiterada, tan conocida y padecida por todos nosotros, que la verdad me dejó sorprendido, más allá de que, además de este enorme punto a favor, me siento identificado con la creencia mejicana sobre los muertos, quienes viven en nuestra memoria y no en el cielo tocando una estúpida arpa.

Así que no le tema, vea Coco y aguante la emoción, a ver si es tan guapo/guapa.

Le pongo 8 Juanpablos.



1 comentario:

Federico Fernández Reigosa dijo...

Vine a ver si encontraba comentarios de películas de clase B, con señoras pechugonas y mucho tiro....y me encuentro con su reseña de Coco. A Ud. la paternidad me lo emputeció. Todo por los planes, seguro.