lunes, 17 de febrero de 2014

Madison County (2011)






Con: Colley Bailey, Matt Mercer, Ace Marrero, Joana Sotomura, Natalie Scheetz, Nick Príncipe, Dayton Knoll, Katie Stegeman y la participación especial de Adrianne Harrell como la vieja más pelotuda y mala actriz que este mundo ha visto

Dirección: Eric England


Resulta que una vez más –y ya van catorce mil, más o menos- un nuevo grupo de jóvenes se dispone a remontar las rutas norteamericanas en busca de acampar, celebrar y divertirse. Entonces Timy y Tomy ya tienen todo listo y solo falta pasar por Tamy y Temy, las chicas del film pero, oh, qué desazón, a pesar de ser todos adultos jóvenes libres que viven en un país democrático, el padre de Tamy dejó la orden inquebrantablede llevar en el paseo a Toby, hermano mayor de Tamy, como una suerte de moderna chaperona. Toby es mucho mayor que sus compañeros de viaje, tiene al menos 30, así que accede a viajar con cara de pocos amigos.

Así es entonces que los cinco jóvenes se disponen a viajar y Temy pregunta a Timy: “¿Dónde vamos?”, pero es Tomy quien responde que irán a una entrevista con un escritor que acaba de publicar un libro sobre el extraño caso de “Damien” (porque todos los malos se llaman Damien), un aldeano nacido en el pueblo más rústico del sur de Birmingham a quien por alguna oscura razón, sus conciudadanos protegen a sabiendas de sus crueles asesinatos a todo aquel extraño que pretendiese visitar el condado.

Y este dato sería más que suficiente para que los jóvenes detuviesen el vehículo e hiciesen un giro en “U” con destino a otra locación equis para vacacionar. Las Toninas, Timbúes, Chañar Ladeado, por poner algunos ejemplos, serían lugares aptos para rascarse el higo y celebrar, pero no. Todos escuchan la historia con gran atención mientras Toby pone su mejor cara de “Dios mío, qué viaje insoportable que deberé realizar por orden de mi padre cuando ya no tengo edad de recibir órdenes” y comienza así, éste delirante periplo.

Pero al llegar al condado, una dulce viejecita que regentea una estación de servicio de mala muerte en medio de la ruta y en la entrada al pueblo, les asegura que están equivocados, que nadie en ese pueblo es asesino, que el tal Damien no existe y que ni siquiera puede recordar cuándo fue la última vez que vio al escritor por el lugar, quien hace años que vive en otra ciudad.

Esto hace que, tanto nosotros como los protagonistas de esta bosta, pongamos cara de preocupación, ya que, de ser cierto lo que la vieja pelotuda dice, entonces la película no debería siquiera haber existido y estos 4 jóvenes deberían estar probando suerte en otro rollo de Panavisión. Pero todo el bar, que está infestado de parroquianos locales muy malos actores, observa a los 5 jovencitos con cara de “Ustedes no tienen idea dónde se metieron, esta vieja con esa cara de pelotuda que tan mal actúa sus partes en realidad está entongada con todos nosotros que protegimos, protegemos y protegeremos por siempre al malvado Damien por un motivo que jamás será revelado durante el transcurso del film, así que no se queden con lo que les dice la vieja, vayan e investiguen.” –todo eso dicen sus caras, aunque usted no lo crea-.

Así es que Tomy invita a Tamy y al resto a acercarse a la dirección del escritor mientras Timy saca fotos del lugar y un parroquiano se le acerca con un cuchillo y le manifiesta con cara de pocos amigos que no le saque fotos a su camioneta, amenazándolo de muerte. Y esto sería más que suficiente, junto con las miradas del bar y la patética colaboración actoral de la viejecita, para pegar media vuelta y olvidar que ese pueblo existe y que lo conocieron (gracias, Pimpinella), pero no. Tomy está encomendado a terminar su investigación y arremeten por una calle de tierra que conduce a la casa de Escritor, quien vive alejado de la zona urbanizada en medio del campo donde no hay nadie salvo el célebre y temido Damien, ataviado con ropas de granjero pervertido y con una cabeza de chancho encasquetada en el bocho que, lejos de hacernos palidecer del terror por el contrario nos recuerda al entrañable Alf cuando decía “¡No hay problema!”, quien los acecha tras los árboles y va matándolos de a uno con la ayuda de todo el pueblo para saciar su sed de venganza.

Así que el primero en acabar es Toby quien, enojado con el resto, se pira solo por ahí y en un arroyo ve a unas adolescentes en tetas que se mojan las tetas y se ríen meta mover las tetas. Toby no puede creer su suerte y se saca la mochila para ingresar al agua y así ver de ponerla o al menos tocar un buen par de tetas, pero todo era un triste señuelo, Damien lo intercepta con su cara de chancho/Alf y le hinca un gran cuchillote en las tripas, matándolo y tirándolo al río donde las jóvenes en tetas ríen y, una vez terminada su labor de señuelas, salen del agua y vuelven a sus quehaceres cotidianos.

Y luego es el turno de Tomy, a quien mientras sacaba fotos a los árboles le pinta un meo y al momento de estar orinando el río ve pasar con parsimonia el cuerpo sin vida de Toby, así que se da vuelta para correr en busca de sus amigos pero, mala suerte, Alf lo está esperando con un bate de baseball y le tira un batazo que Tomy esquiva. El bate se parte en un árbol convirtiéndose en una filosa estaca que termina enterrada en la boca de Tomy igual-igual que en una parte de un cuento que escribí hace un tiempo atrás.

Y Tamy, al ver con pavor como Alf mató a Tomy, corre desesperada en busca de Temy, a quien encuentra y cuenta con desparpajo todo lo sucedido. Tamy y Temy huyen y corren y escapan, pero Alf las intercepta y mata a Temy de varios hachazos en la espalda mientras Tamy no puede siquiera gemir del espanto que la abraza, así que corre muda en busca de Timy, quien ya se topó con Escritor y lo acompaña en su camioneta. Pero Escritor también está confabulado con el asesino y con el pueblo ya que Alf le prometió que dejaría en libertad a su mujer si le traía más carnada, carnada, ¡carnada!  (gracias, Illya Kuriakis). Esto enfurece a Timy, quien recibe flor de palazo y termina maniatado junto con Escritor (¿?) y su mujer al momento en que ingresa al granero Alf y entierra un cuchillo en la panza de Escritor, justo cuando Timy lograba desatar sus manos para intentar reducir al aparatoso asesino, a quien noquea con una pala de punta. Pero luego, en lugar de ultimarlo a palazos –una pala de punta es expeditiva en estos casos, yo hubiese agarrado la herramienta y se la hubiese clavado en el cuello con la fuerza suficiente para decapitarlo, por ejemplo, y así quedarnos con la certeza de haber terminado definitivamente con el peligro, pero no-. Timy toma a la muchacha de una mano y huyen en la camioneta de Escritor, que no arranca y da tiempo a Alf para recuperarse y perseguirlos al punto en que éste consigue subir a la caja trasera y terminar de asesinar a Escritor, a quien pensaban llevar al médico ya que había perdido mucha sangre.

Esto indigna a Timy, quien harto ya de Alf, frena de golpe haciéndolo rebotar por toda la caja trasera y bajándose para tomarlo a las piñas, pero Alf es mucho más grande y fuerte, por lo que Timy viene perdiendo como en Camboya, así que la muchacha ayuda a Timy dándole un nuevo palazo a Alf, quien cae nuevamente noqueado al piso dando a nuestras víctimas una nueva e impensada oportunidad de ultimarlo. Esta vez yo hubiese utilizado la camioneta propiamente dicha para pasarle por encima las veces que hiciera falta hasta corroborar que el viejo Alf tuviese su cabeza aplastada y su masa encefálica desparramada por el pavimento, pero Timy no piensa como yo –debe estar muy shockeado-, toma el vehículo y huye del lugar mientras Alf va recuperando de a poco el conocimiento.

Mientras tanto, en otra parte de la ruta, Tamy vuelve desesperada al bar, toda llena de sangre y aturdida por la masacre que ocurrió delante de sus ojos. El bar está repleto y la vieja pelotuda la atiende con ternura y le dice que no se preocupe, que irá a buscar las llaves de su auto y la llevará al médico. Tamy cree en la vieja desastrosa y sale al playón a esperar su aventón al médico mientras los parroquianos que abarrotaban el lugar la miran con cara de “Te lo dijimos, todos morirán de la peor manera y esta vieja es más mala que el propio Damien”, pero Tamy no lo nota y espera de espaldas que la dulce y pelotuda vieja la acompañe al médico mientras la anciana se acerca con un gran cuchillote y la revienta a tajos su espalda al grito de “¡¡les dije que se fueran!!” cuando de pronto, en el momento en que más me estaba durmiendo, la pantalla se puso negra de golpe y el nombre del director apareció como un disparo, señalándome el fin de la película.

Así que ya lo sabe, amiguito, si quiere ver a Alf, búsquelo en Youtube, esto no sirve para eso, ni siquiera para taparse el sol con la cajita.



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