Con: Steven Strait, Karloina Wydra, Sandra
Ellis Lafferty y espantoso elenco
Dirección: Ryan Smith
Resulta que una joven enfermera vuelve en un
solitario bondi de unas merecidas vacaciones y, sin poder creer su suerte al
notarse completamente sola en el pasaje, decide agarrar su cuaderno de notas y darse
una panzada escribiendo “sus memorias vacacionales” cuando de pronto el bondi
detiene su andar y sube un segundo pasajero quien para no molestarla se va bien
al fondo pero luego vuelve para molestarla de lo contrario no podrían haber
arrancado más con esta estúpida historia.
Y que pím que pám, que de dónde sos, de qué
trabajás, venís seguido a este colectivo y diversas pláticas infundamentadas se
hacen amigos se cuentan donde viven y viven en la misma cuadra del mismo pueblo
berreta estadounidense y de pronto bocinazo, frenada brusca, choque y oscuridad.
Luego, la joven enfermera despierta confundida
en su propio apartment y se da cuenta que se le hace tarde para ir al trabajo
así que salta de la cama, va al baño y cuando se va a poner desodorante pela
una axila de yeti descuidado que la hunde en un cruento susto, pero no tiene
tiempo de preguntarse por qué motivo tiene tan largos los pelos del sobaco así
que raja en auto a su trabajo y tal es su apuro que llega, deja las cosas, se
ata el cabello y no advierte que está sola en este mundo. Nadie más anda por
ahí.
Así que agarra y sale a la calle y nadie anda
por allí tampoco y el miedo la abraza y comienza a los gritos hasta que
encuentra, qué casualidad, al joven con quien platicaba tonterías en el
colectivo de accidente demostrándonos casi en un fugaz chasquido que: o
murieron pero aún no pueden descansar en paz por un condimento externo o están
en coma. Pero ellos no lo advierten, solo nosotros sabemos de sus dos posibles y
obvias condiciones.
Y así comienza entonces esta impiadosa
pelotudez en donde la joven se pasará la película entera recordando a una
malísima actriz que hace de su tía quien la cuidó en la niñez y él recordará
cómo lo quería su padrastro haciendo las más indignantes expresiones de lamento
que un mal actor pudiese obsequiarnos hasta que un compendio de fofas y
trilladas situaciones nos develarán la verdadera y forzada razón por la que las
coincidencias de la vida los pusieron en este inusual brete del que, para
salir, deberán capturar al malvado monstruo que los persigue para así quitarle
una llave que tiene incrustada en el pecho y abrir una puerta que los espera a
las afueras del pueblo, donde al abrirla, seguramente podrán descansar en paz o
despertar del coma.
Así que tenga cuidado, querido amigo, si ve
esto en el video club o en el menú de PopCorn, rájele. Rájele que es un bodrio
indescriptible.
Le pongo 1 Juanpablo, la escena de los chivos
largos me regaló el único momento en toda la película en donde levanté una ceja
inquisidora.
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