Con: Jill Larson, Anne Ramsay, Michelle Ang,
Ryan Cutrona, Anne Bedian, Bret Gentile y gran elenco
Dirección: Adam Robitel
Y el género “camarita en mano” sigue
superándose y superándose hasta el día en que encuentre la punta del infinito a
la vergüenza ajena, la estupidez humana y la falta de respeto a la razón. No
hay caso. No les interesa salir de ese lugar donde se metieron sin querer el
día que vieron como redituable filmar estas forzadas películas de terror para
hacer ver que aquello que muestran es cierto porque está filmado con una
camarita de mano y porque justo-justo cuando viene el monstruo la cámara cae al
piso o la luz se apaga o se daña la cinta de grabación, es inútil.
Créanme, queridos constructores de estas bazofias,
que ya no hay nadie en el mundo que caiga en la trampa. Tantas han hecho, tanto
han despedazado el género, que no tiene sentido gastar 2 dólares en producir
estas huevadas.
Y no sería tan indignante haber padecido esta
inmundicia si no fuera que ahora, para elevar la apuesta al vómito, se meten
con una enfermedad tan siniestra y macabra para quienes la padecen como el Mal
de Alzheimer.
Hagan el favor de al menos pedir perdón, y ese
cartelito que reza en la tapa: “Del productor de X Men”… Dios mío, si Bryan
Singer produjo esta desconsideración, que haga el favor de juntar toda la plata
que tiene y guardarse por un tiempo hasta que le vuelva la cordura.
Patética.
Le pongo 2 Juanpablos. La escena en la gruta
esa donde la vieja se manduca a la niña como si fuera una boa está muy bien
lograda, pero por mí se pueden ir todos de la mano al amazonas y esperar a que
se los morfen de la misma manera.
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