viernes, 16 de septiembre de 2011

Priest (2011)



(para Hanglin y Mactas)


Con: Paul “Me van bárbaro los roles religiosos” Bettany, Karl Urban, Cam Gigandet (odio a este jovencito), Maggie Q (también, no la soporto), Lily Collins, Brad Dourif y Christopher Plummer

Dirección: Scott Charles Stewart


En un futuro lejano, en el año “vaya uno a saber cuál”, la iglesia aún no entendió nada y continúa con la opresión de los pueblos. O quizás sea el pueblo el pelotudo que no entendió nada y continúa siendo oprimido por la Iglesia haciendo que me haga la estúpida y sin respuesta pregunta que me hago siempre: ¿Qué fue primero? ¿El huevo o la gallina?, pero bueno, otra vez me fui por las ramas. Y Paul Bettany, que tampoco entendió que tenía que empezar de manera urgente a rechazar papeles de clérigo, va y compone en esta ocasión a un sacerdote ninja. Porque en el futurista año en que transcurre esta historia, los sacerdotes son temerarios soldados de dios y de la iglesia que van por el mundo meta patada voladora haciendo cagar ciudadanos que no se copan con el catolicismo.

Y hay muchos ciudadanos que no se copan con la Iglesia, muchísimos, así como ahora. Pero viven todos fuera de las grandes urbes, porque no merecen vivir dentro de la ciudad, salvo que acepten los preceptos del orden cristiano.

Y “las afueras” son realmente peligrosas, porque aparte de ciudadanos mal copados con la iglesia está plagado de vampiros. Lleno está. Y es más peligroso que la mierda vivir en esas condiciones. Pero los mal copados son muy valerosos y muy de respetar sus palabras, así que le desean a la iglesia que le agarre un fuerte dolor en el ojete y se quedan a vivir en las afueras. Y con los vampiros se las arreglan como pueden.

Pero una noche, una familia tipo Ingalls que está por tomar la cena, siente un suave temblor en el piso. Papá Michael Landon se levanta preocupado de su silla y se acerca a la ventana, ante la mirada aterrada de su mujer y de su hija. Y sí. Se vienen los vampiros nomás, meta cabalgar como perros desesperados a mil por hora, tipo como cuando los contaminados descubren la casa de Will Smith en “I am legend”, igual.

Michael Landon logra esconder a su hijita Laura Ingalls en el sótano y la obliga a que le prometa que no hará un solo ruido por más horrible que suene todo ahí arriba. Y le cierra la compuerta en el piso en el momento justo que se oye como los vampiros ingresan. La pobre Laura, horrorizada, se toma del vestido y lo estruja contra su pecho con gran pavor, y se queda en silencio. Y comienza el festín: los ruidos de tripas, los gritos desgarradores de sus padres, los zarpazos y los aullidos, pero Laura Ingalls se la re banca, calladita como nunca. Pero el jefe de los vampiros no es ningún boludo, y la huele ahí abajo (me refiero a que siente su olor en el sótano, no a que se agachó y le olisqueó la cotorra, no sea ordinario usted también) y abre la compuerta y se la lleva de regalo.

Mientras tanto, en ciudad religiosa, los parroquianos se pasean de a miles en sus oscuras rutinas cotidianas. La vida es una mierda. Todo es oscuro y lluvioso y lleno de publicidades religiosas, y la gente marcha a pagar sus cuentas con cara de haber sido culeada (jódanse, chicos, hace rato que se sabe que ése no es el camino).

Los sacerdotes están mal vistos (contradicción absurda) y van por las calles ataviados con capuchas para que no los reconozcan.

Entonces, un bello y oscuro día, un peso pesado de la Iglesia le comenta a Paul Bettany que los vampiros entraron en la casa de su hermano y se los culearon a todos, y se robaron a su sobrina. E inmediatamente después de haberle notificado tamaña situación familiar, le prohíbe que salga a buscar a su sobrinita para rescatarla, ya que de hacerlo, la ciudad correría riesgo de ser invadida por vampiros en represalia por sus de seguro implacables venganzas.

Paul Bettany, perplejo, lo mira y le dice: ¿pero vos sos pelotudo o te arrancaron verde? ¿En serio creés que me importa un carajo esta ciudad asquerosa y tus devaluados preceptos cristianos? Metete la cruz en el ojete. Yo me voy a rescatar a mi sobrina, gil de goma. Y se las toma en una moto súper espectacular, súper zarpada en gatas, a surcar el desierto para recuperar a la niña.

Pero lamentablemente el Papa o el rey o no sé cómo denominar a Christopher Plummer, se entera de esto y manda a cuatro sacerdotes a acabar con Paul Bettany (a liquidarlo quise decir, ¿cómo una eminencia va a mandar a cuatro sacerdotes a enfiestarse con otro hasta que eyaculen todos a la vez? Qué mente retorcida que tienen, por dios).

Y bueno, Paul Bettany llega donde hasta hace poco estaba la casa de su hermano y encuentra una foto de la familia completa, la dobla y se la mete en el saco, pero se acerca un actor muy malo y le dice que no tiene permiso para tomar nada de lo que hay ahí. Paul Bettany se da vuelta y se presenta y le dice que vino a rescatar a su sobrina. Y Mal Actor cambia su cara por otra aún más mal actuada y le dice que él era el novio de la muchacha, y que también quiere rescatarla. Y se hacen amigos y salen juntos a cortar vampiros en fetas.

Bueno, hasta acá llegó mi amor, diría Juan Carlos Batman. Paul Bettany y Cam Gigandet se montan en una cruzada por diezmar cada nido de vampiros que encuentran a su paso. Los nidos son como gigantescas colmenas de abejas de donde salen unos escurridizos vampiros sin ojos y con bocas aconejadas a morderlos, pero tanto Paul Bettany como Cam Gigandet son muy buenos disparando (aunque temo también que logren su cometido por ser los protagonistas de esta trama, para mí que el director les dijo a los vampiros que “casi” los muerdan, pero que no lleguen a hacerlo así podían filmar hasta el final).

Entonces los cuatro sacerdotes que lo buscan terminan re muertos como no podía ser de otra manera por la certeza que utilizan los vampiros para con ellos y sólo se salva una sacerdota (sacerdotisa se dice en realidad) compuesta por la insulsa Maggie Q, que nunca entendí por qué bosta no dice su nombre, ¿Q de qué será que le da tanta vergüenza? ¿Maggie Quintana? ¿Maggie Quesada? ¿Maggie Quiroga? ¿Maggie Quilombo? Nunca lo sabremos.

Y Sacerdota se une a ellos porque en realidad está enamorada de Paul Bettany y se la quiere dar, pero la iglesia aún prohíbe las relaciones sexuales en el lejano año en que transcurre esta idiotez abrumadora.

Y la película termina con Paul Bettany, Cam Gigandet y Maggie Quilombo armando una trampa para detener el poderoso y futurista tren que va infestado de vampiros y a los resantos pedos a ingresar en ciudad religiosa.

Y el malo, el jefe de los vampiros, no es otro que un ex compañero de trabajo que tenía Paul Bettany hace más de dos décadas, que cayó en las garras de los vampiros y se transformó en uno de ellos y ahora se quiere vengar, porque señala que Paul Bettany lo dejó morir al abandonarlo a su suerte y entonces por eso tomó de rehén a su hija, para asegurarse de que venga Paul Bettany a rescatarla.

Pero pará, pará: ¿No era la sobrina?


¡No! ¡Al final era la hija! Porque él estaba casado y después se hizo sacerdote, entonces le pidió a su hermano que se haga cargo de su familia (que le dé maza a su mujer y que cuide a su hija).

Y la película termina como no podía ser de otra manera, con los vampiros destrozados, el tren explotado, Paul Bettany salvando a su hija en el último segundo viable, para acariciarle la frente entre el humo y los escombros de la explosión del tren, ante la llegada tarde de Sacerdota y de Cam Gigandet, que vienen de distintos lugares en sendas zarpadas en gatas motos.

Fin.


No vaya a ser tan absurdo de ver esto. No tiene sentido. Vaya y cómprese el cómic en que está basado este filme ridículo que de seguro está más copado.

Le pongo 2 Juanpablos, los vampiros están re lindos.

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