martes, 25 de octubre de 2011

Kill Switch (2008)





Con: Steven Seagal, Isaac Hayes, Holly Elisa Lamaro, Michael Filipowitch, Chris Thomas King y Karyn Michelle Baltzer

Dirección: Jeff King


En esta ocasión, Esteban Seagal es Jacobo, un gemelo que está solo y abandonado por su hermano desde la corta edad de los 15 años, momento en que justo cuando disfrutaban de su plural fiesta de cumpleaños y se encaminaban a esconderse en el bosquecito que había detrás de la casa de sus padres junto con los amiguitos invitados (¿15 años y jugaban a las escondidas? Medio pelotudos los gemelos...) vino un malhechor y le cortó la garganta a su hermano hasta matarlo delante de los ojos aterrados del joven y prometedor Jacobo, que al parecer, luego de este perturbador episodio, decidió dedicar su vida a la “caza de asesinos” enlistándose en la policía.

Lamentablemente aún no lograron sacarle el tapado de cuero que se le quedó pegado hace décadas a la piel, se ve que aquel accidente fue muy severo porque aún hoy, en 2011, no han logrado retirarle el sacón de cuero a Steven Seagal.

Y entonces Steven va a la sede policíaca con su sacón de cuero a encontrarse con uno de los actores que más mal trabaja que he visto en mi vida, que hace de su compañero, y juntos patrullan las calles de Sarasa en busca de despiadados malhechores.

Y cuando encuentran alguno, Muy Mal Actor se queda en la calle hablando con Jacobo por UoquiToqui y dándole mariconas directivas desde un lugar seguro mientras el enyesado Jacobo se trenza en estupidísimas peleas con los malhechores.

Y los malhechores son, aparte de malos actores, bastante idiotas porque, a pesar de que saben que están trabajando en una película en donde el protagonista es Steven Seagal y el momento en que les toca aparecer en el filme es al principio y no existe ninguna posibilidad lógica entonces de ganar la pelea, van e insisten. Y Steven Seagal los recaga a sopapos y a patadas y los revolea por el aire y les parte varias sillas en la jeta. Y los tipos no escarmientan, y se levanta y se ponen nuevamente en guardia, todos ensangrentados y sin dientes.

Y Steven siempre logra acabarlos (qué feo eso que dije, qué asqueroso) y sale del lugar de la pelea sin una gota de transpiración, con el pelo ese horrendo que tiene bien peinado, con esa busarda increíblemente voluminosa saltándole delante de su paso y con el nada cool tapado de cuero que hace 20 años tiene puesto ante la mirada embelesada de Muy Mal Actor, que lo idolatra hasta límites obscenos, haciéndonos dudar de si en realidad lo idolatra o se la quiere poner.

En la casa lo espera una jovencita bastante fulera que es la única actriz jovencita que se prestó para esta estupidez vestida solo con una camisa de él, que lo mira como pidiéndole que le dé masa. Pero él es Steven Seagal, y no tiene tiempo para copular. Así que se queda en su escritorio pensando en su hermano muerto e intentando descubrir un nuevo asesino que está diezmando prostitutas.

Y al otro día va a la morgue del escuadrón y se entrevista con Mucho Más Mal Actor (que es el finado Isaac Hayes, gran compositor que debería haber continuado componiendo canciones copadas en lugar de aparecer mal actuando en esta estúpida película), que es el forense a cargo, y entre los dos intentan desarticular un intríngulis re obvio ya visto en al menos 15 filmes sobre asesinos seriales, bastaría con que alquilen alguna película sobre asesinos seriales y listo, lo engancharían al toque al chabón (que si los otros dos mencionados con antelación son malos actores, este que hace de asesino serial directamente no entra en el escalafón, hay que encarcelarlo y punto), pero no lo hacen. Y pierden minutos indispensables.

Bueno, realmente no vale la pena que les siga contando. Vamos a encarar esto por otro lado, menos indignante para mi ser:

Steven Seagal no debería seguir haciendo películas.

Steven Seagal está muy gordo.

Steven Seagal no se puede mover y cuando se traba en feroz pelea con algún extra del filme el director le hace acercados primeros planos de su cara para no mostrar que no se puede mover.

Steven Seagal debe cambiar urgente el doble de riesgo que utiliza, o darle más de comer, ya que es a todas luces mucho más joven y flaco.

Steven Seagal debe dejar de utilizar tapados de cuero o kimonos. Le quedan como el culo. Como el culo le quedan. ¿No tiene nadie en la familia que le diga que no se los ponga o que aproveche cuando se está bañando y se los prenda fuego en el patio? Vamos, no es tan difícil…

Steven Seagal debe elegir otros nombres para los personajes que compone, siempre buscando complicársela… Tao, Jacob, Shane, Cock (que significa "poronga"), Sasha, Gino Felino, Mason, Storm. Que de ahora en más se ponga Carlitos y se deje de joder.

Steven Seagal está tan viejo, tan gordo y tan duro de cocaína que no puede moverse ágilmente ni siquiera para dar un saltito apurado encarando el primer escalón de una escalera que de inmediato lo oculta del ojo del televidente. En los minutos finales de esta estupidez que alquilé, Steven abandona la ciudad donde trabajaba y vuelve a su Rusia natal (Sí, créame) donde lo espera una rusa joven bastante bonita y dos rusitos que son sus hijos. Y luego de saludarlos, Rusa lo toma de la mano y lo lleva a las apuradas a la alcoba, situada en la planta alta de la finca. Y la cámara toma el momento insignificantemente pequeño en que la pareja desaparece "de un saltito" detrás de una pared. Y Steven Seagal utilizó a su doble de riesgo para ese estúpido cuadro. Si no me cree, alquílela y véala.

Steven Seagal debe quedarse en su casa tocando las más de cien guitarras que tiene en su colección y dejarse de joder.

Steven Seagal logra ponerme muy nervioso.


No pida imposibles. No va a conseguir que le regale un solo Juanpablo a este insistente actor de cuarta que no entendió que lo que hace es malísimo.

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