Con: Sam
Worthington, Liam Neeson, Ralph Fiennes, Édgar Ramírez, Toby Kebbell, Rosamund
Pike, Bill Nighy y Danny Huston
Dirección: Jonathan
Liebesman
Resulta que tiempo
atrás, mucho antes que en 1943 Alberto Hofmann haya creído que sintetizó por
primera vez el mítico ácido lisérgico descubriendo sus efectos por accidente, los
griegos ya lo utilizaban a lo guaso y a lo perro, y se mandaban LSD a morir y para hacer
dulce, incluso las mujeres envasaban ricas mermeladas de LSD y todo, porque hay
que estar drogadísimo para inventar tantas pelotudeces con estos dioses del
Olimpo y sus poderes súper zarpados y absolutamente improbables, pero bueno, es
este mundo que cree que aun no se drogó lo suficiente y no repara en la época
de los griegos, que sin dudas fue por lejos la era más drogona de todas,
dejando a los hippies de los sesentas como unos imberbes inexpertos que no
saben lo que es endrogarse bien endrogado.
Así es entonces que, hablando puramente de la película, pasaron diez años y Perseo ahora es viudo, tiene un hijo y se hace el pelotudo
intentando construir una vida de vecino griego y pedorro que no pincha ni corta
en la sociedad en la que vive, pero lamentablemente el autor de todas estas flipadísimas historias continuó mandándose tripas sublinguales a mansalva y visualizó otro monstruo que
viene a azotar a la población y a Perseo no le queda otra que desempolvar su
vieja espada y mandarle tajos sin destajo a la nueva alimaña mientras su padre,
Zeus, llega al inframundo junto con Poseidón y Ares para dialogar con su
hermano desterrado, Hades, que es quien gobierna ese oscuro y perturbado lugar
desde hace siglos, y Zeus le dice: “Oh, hermano, soy yo, tu hermano que hace
milenios te desterró y te confinó a gobernar el inframundo, y venimos a
buscarte para que juntos aunemos fuerzas y derrotemos a Cronos, nuestro padre,
acá estoy con Ares, mi hijo, y venimos a pedirte disculpas”, y Hades, tomando
distancia le dice: “Oh, hermano, tú me desterraste y ahora vienes a por mi
ayuda” y Zeus le dice: “Olvidemos el pasado” y ese tipo de comentarios
innecesarios que dos hermanos adultos no se harían ni en pedo salvo que el
director tenga que aclarar de manera muy pero muy tonta y a los pedos de qué va
la película que seguirá a continuación y yo me pregunto:
¿Los directores de
cine que se mandan a hacer este tipo de películas no saben que queda como el
ojete que armen esos escenarios explicativos en dos minutos para aclarar el
panorama en un cachetazo?
¿Zeus necesita presentarse
ante su propio hermano como “su hermano y que ese que está al lado es su
hijo? ¿Hades no conoce a su sobrino?
¿Zeus necesita
aclararle a su hermano Hades que Cronos es su padre? ¿Hades no sabe que Cronos
es su padre y que Zeus es su hermano?
¿Hades es medio
pelotudo o Zeus es un imbécil irremediable?
Y así empieza esta tontísima película que trata sobre los dioses del Olimpo, sobre sus delirantes y ridículas hazañas y sobre las
locas experiencias sintéticas que estos grieguitos disfrutaban muchos siglos
antes de que aquel químico sueco descubriera sin querer el LSD.
Los efectos especiales están bien
logrados, por momentos es entretenida y todo, pero no me van estas historias
súper exageradas de lo que hacían estos supuestos súper dioses del Olimpo.
Lo dejo con la
inquietud, y le pongo 3 Juanpablos.