lunes, 27 de agosto de 2012

Wrath of the Titans (2012)





Con: Sam Worthington, Liam Neeson, Ralph Fiennes, Édgar Ramírez, Toby Kebbell, Rosamund Pike, Bill Nighy y Danny Huston

Dirección: Jonathan Liebesman


Resulta que tiempo atrás, mucho antes que en 1943 Alberto Hofmann haya creído que sintetizó por primera vez el mítico ácido lisérgico descubriendo sus efectos por accidente, los griegos ya lo utilizaban a lo guaso y a lo perro, y se mandaban LSD a morir y para hacer dulce, incluso las mujeres envasaban ricas mermeladas de LSD y todo, porque hay que estar drogadísimo para inventar tantas pelotudeces con estos dioses del Olimpo y sus poderes súper zarpados y absolutamente improbables, pero bueno, es este mundo que cree que aun no se drogó lo suficiente y no repara en la época de los griegos, que sin dudas fue por lejos la era más drogona de todas, dejando a los hippies de los sesentas como unos imberbes inexpertos que no saben lo que es endrogarse bien endrogado.

Así es entonces que, hablando puramente de la película, pasaron diez años y Perseo ahora es viudo, tiene un hijo y se hace el pelotudo intentando construir una vida de vecino griego y pedorro que no pincha ni corta en la sociedad en la que vive, pero lamentablemente el autor de todas estas flipadísimas historias continuó mandándose tripas sublinguales a mansalva y visualizó otro monstruo que viene a azotar a la población y a Perseo no le queda otra que desempolvar su vieja espada y mandarle tajos sin destajo a la nueva alimaña mientras su padre, Zeus, llega al inframundo junto con Poseidón y Ares para dialogar con su hermano desterrado, Hades, que es quien gobierna ese oscuro y perturbado lugar desde hace siglos, y Zeus le dice: “Oh, hermano, soy yo, tu hermano que hace milenios te desterró y te confinó a gobernar el inframundo, y venimos a buscarte para que juntos aunemos fuerzas y derrotemos a Cronos, nuestro padre, acá estoy con Ares, mi hijo, y venimos a pedirte disculpas”, y Hades, tomando distancia le dice: “Oh, hermano, tú me desterraste y ahora vienes a por mi ayuda” y Zeus le dice: “Olvidemos el pasado” y ese tipo de comentarios innecesarios que dos hermanos adultos no se harían ni en pedo salvo que el director tenga que aclarar de manera muy pero muy tonta y a los pedos de qué va la película que seguirá a continuación y yo me pregunto:

¿Los directores de cine que se mandan a hacer este tipo de películas no saben que queda como el ojete que armen esos escenarios explicativos en dos minutos para aclarar el panorama en un cachetazo?

¿Zeus necesita presentarse ante su propio hermano como “su hermano y que ese que está al lado es su hijo? ¿Hades no conoce a su sobrino?

¿Zeus necesita aclararle a su hermano Hades que Cronos es su padre? ¿Hades no sabe que Cronos es su padre y que Zeus es su hermano?

¿Hades es medio pelotudo o Zeus es un imbécil irremediable?

Y así empieza esta tontísima película que trata sobre los dioses del Olimpo, sobre sus delirantes y ridículas hazañas y sobre las locas experiencias sintéticas que estos grieguitos disfrutaban muchos siglos antes de que aquel químico sueco descubriera sin querer el LSD.

Los efectos especiales están bien logrados, por momentos es entretenida y todo, pero no me van estas historias súper exageradas de lo que hacían estos supuestos súper dioses del Olimpo.

Lo dejo con la inquietud, y le pongo 3 Juanpablos.

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