Con: Chris Hemsworth, Josh Peck, Josh Hutcherson, Adrianne Palicki, Isabel Lucas, Connor Cruise (Sí, es el hijo de adoptivo de Tom), Edwin Hodge, Brett Cullen, Will Yun Lee y gran elenco
Dirección: Dan Bradley
Resulta que los malditos
comunistas norcoreanos pierden a su loco, inestable y peligroso líder víctima
de una severa embolia, o algo así, y toma el cetro su primogénito, que es mucho más
loco, mucho más inestable e incalculablemente más peligroso que su padre, muy desaconsejable
para el bienestar de la humanidad (No
como los líderes norteamericanos, que son tipos re macanudos que no son ni peligrosos
ni conquistadores ni nada de eso). Y decide adiestrar con dura mano a su
implacable mega ejército y así conquistar EEUU largando desde el cielo decenas
de miles de amarillos paracaidistas que tocarán tierra norteamericana
metralleta en mano ajusticiando yankies y copando todos los cuarteles en una
suerte de “te vamos a hacer lo que vivís haciendo por el mundo pero en tu
propia casa, maldito”.
Y los yankies
aún no lo saben, están disfrutando de su vida plena de satisfacciones
materiales, seguridad, frondosos árboles, días de sol y cervecitas de 333 ml. Y la vida en Norteamérica
es hermosa, todos son amigos, todos disfrutan de barbacoas a la luz de la luna
y de partidos de futból americano entre dos universidades y las minas están más
buenas que comer pollo con la mano, y Matt, el protagonista demasiado joven de
esta inhóspita huevada y capitán del equipo de Los Medias Rojas o los Águilas Culeadas o Las Liebres Bizcas (siempre tienen esos nombres súper imbéciles)
acaba de perder el partido, pero no se siente tan derrotado, espera paciente
que su impactante y rubia novia lo pase a buscar en un lustradísimo Ford
Mustang azul metalizado de esos que si uno es norteamericano va y se lo compra como quien adquiriese unos caramelos mientras que en otra parte del planeta conseguir un auto de
esos se remite a tener que trabajar toda una vida.
Y su novia –también
jovencísima, y esto me da mala espina...- le da un aventón y se van a divertir al bar del pueblo, donde un
sinnúmero de jovencitos, cervecita de 333 ml en mano, levantarán los brazos al grito de “Wooouuu!!”
por cada nimiedad que ocurra en la escena.
Y Norteamérica es re
copada y la vida es súper envidiable y llega al bar Thor, que en esta película
infestada de jovencitos hace de un hermano mayor de Matt que acaba de volver de
Afganistán –porque EEUU ha invadido cada recóndito pueblito que hay en este mundo, pero en
las películas los soldados siempre vuelven de Afganistán como si ese fuera el
único destino de un marine desde la época de Vietnam-.
Y Matt no se lleva
bien con su hermano mayor, han perdido hace un lustro a su madre víctima de un injusto
cáncer y Thor huyó a la guerra y no estuvo para sostener a su hermano y a su
padre capitán de policía del condado, así que se dan poca bola.
Pero Thor es re alto y ya no tiene 17, así que su fornido paso de macho Alfa por el bar es advertido por otra yegua que raja la tierra, quien se le acerca y le pregunta si la recuerda de cuando eran chicos. Y Thor se hace el pelotudo, pero la recontra recuerda, las veces que lo habrá sacado del agua en las frías noches afganas cuando no tenía cómo pasarse el tiempo. Y comienzan una apacible plática mientras Norteamérica termina el día sin viento ni mosquitos y con temperatura templada
Ah, EEUU, qué país venturoso…
Pero Thor es re alto y ya no tiene 17, así que su fornido paso de macho Alfa por el bar es advertido por otra yegua que raja la tierra, quien se le acerca y le pregunta si la recuerda de cuando eran chicos. Y Thor se hace el pelotudo, pero la recontra recuerda, las veces que lo habrá sacado del agua en las frías noches afganas cuando no tenía cómo pasarse el tiempo. Y comienzan una apacible plática mientras Norteamérica termina el día sin viento ni mosquitos y con temperatura templada
Ah, EEUU, qué país venturoso…
Pero por la mañana,
mientras Matt y Thor combaten en prolongado sueño la resaca de la noche,
imperceptibles explosiones lejanas van sacudiendo con tesón los platitos del
hogar hasta que uno de ellos cae y despierta a Thor, quien al ser un fornido y
experimentado soldado, conoce de esos ruidos y temblores y despierta a su
hermano y salen a la calle, donde el escenario es por demás de dantesco: La
apacible gente exitosa que vive en aquel pueblito que nunca le ha hecho mal a
nadie está aterrada en las calles mirando el cielo, completamente infestado de
paracaidistas y aviones de guerra que todo lo cubren.
Thor cambia su reposado
gesto por el de un recio y patriota marine y ordena a su hermano que suba a la
camioneta, que irán a buscar a su padre.
Confusión.
Inquietud. Temor.
Matt le pregunta
qué está pasando, suponiendo que su hermano marine sabe lo que ocurre, pero
Thor no tiene puta idea y solo muestra preocupación en su semblante. Matt le
pide que vayan a buscar a su novia, teme perderla y aún no han copulado sería una terrible picardía perderse ese bomboncito porque justo se viene el fin
del mundo y Thor lo sabe, así que encaran hacia la casa de la joven, pero los
paracaidistas comienzan a tocar tierra, metralleta en mano y disparan contra cualquier
ciudadano de uniforme.
Más confusión. Descreimiento. Pánico. Sorpresa.
Los jóvenes
aceleran y atropellan a varios paracaidistas y huyen de la calle atravesando
vallas con su norteamericana camioneta acortando el camino entre los ordenados
jardines de sus vecinos que nunca le hicieron mal a nadie y que ahora son
injustas víctimas de estos extraños conquistadores. Pero no llegan a rescatar a la joven,
en la casa ya se encuentra un grupo de soldados chinos que acaban
de secuestrar a toda su familia, por lo que Thor, haciendo oídos sordos a las
súplicas de su hermanito, escapa del lugar atropellando más chinos mientras
otros jovencitos vecinos y amigos saltan a la caja de la camioneta con gran
destreza y escapan del lugar.
Y Thor ya imagina
lo que ocurre, así que acelera y se pierde en un bosque donde los espera una
hermosa casa de campo que la familia tiene abandonada desde que murió su bella
madre, y la utilizan como un centro de operaciones ideado a los apurones. De inmediato
Thor se autonombra líder de la revolución y ¿a que no saben quiénes serán los
encargados de mojarles la oreja a los soldados norcoreanos conquistadores e implacables? Sí, adivinaron, un grupo de
adolescentes divinos que encantaránles a los teens de este mundo ávidos de
películas retardadas del estilo Crepúsculo.
Y bueno, aunque
usted no lo crea, aunque usted suponga que me estoy riendo socarronamente en su
cara, los jovencitos que hasta hace menos de 24 horas eran blandos
norteamericanitos que lo único que conocían era la Play Station y alguna que
otra raspadura por caer de la bicicleta terminan doblegando a millones de
soldados norcoreanos que seguro terminarán perdiendo la batalla (esto no queda del todo confirmado ya que habrá secuelas) y se volverán con el culo rojo de las patadas recibidas.
Tiempo atrás dije que
sólo les faltaba copar el género bélico y el porno. Y les manifesté preocupado
que no vayan a hacer una porno con adolescentes porque iban a terminar todos
presos. Rescátense y déjenlo ahí nomás, ya no tienen más géneros que usurpar.
Ganaron.
¿Qué habremos hecho, me pregunto?
Le pongo 2 Juanpablos, uno por cada jovencita,
que ambas son muy bonitas.
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