lunes, 10 de febrero de 2014

Altitude (2010)




Con: Jessica Lowndes, Julianna Guill, Ryan Donowho, Landon Liboiron y la sobre actuación especial del implacable Jake Weary como “Sal” (sal de esta película y de cualquier otra, no vuelvas a entrar en ninguna, imbécil)

Dirección: Kaare Andrews


Resulta que Sara es una bella morocha que acaba de recibirse de mala actriz y de piloto de aviación para seguir los pasos de su pilota madre, quien la dejó luego de un terrible accidente aéreo a la corta edad de 7 años, y el coronel –su padre, nunca dicen su nombre, incluso la propia Sara lo llama “coronel”- está preocupado, sabe que no puede obligar a su hija a dedicarse a otra cosa pero aquel triste episodio donde perdiera la vida su esposa hace ya más de diez años es suficiente para preocuparse e inquietarse con la profesión que eligió su retoña para ganarse la vida. Así que la llama y le dice que tenga cuidado, Sara hará su primer vuelo como piloto profesional y para celebrarlo invitó a sus más íntimos amigos a la desvirgada aérea, y esto tiene al coronel un tanto inquieto.

Así es que, como en la típica película de jóvenes que están por atravesar una situación límite, todo comienza entonces con el grupo reunido en un punto equis para partir hacia el viaje y, por qué no, hacia la película y la situación límite. Y todo está listo, tenemos a la bella rubia que contrasta con la bella morocha, tenemos un primo de la piloto y al novio deportista de futból americano que sale con Rubia, quién también luce blondo y con campera norteamericana -y es uno de los más expertos malos actores que he visto en mucho tiempo-. Pero falta un último invitado, Bruce, un vecino de Sara y medio amigovio de esta quien teme no solo a las alturas, sino también a los aviones, a los pájaros, a los molinos, a las monjas de la década del ‘60… A cualquier cosa que tuviese alas porque cuando era un pequeño niño sus padres perdieron la vida en un accidente aéreo (¿no habrá sido en el mismo vuelo donde muriera la madre de Sara?). Obviedad extrema.

Y Sara conoce su trauma y lo invita al viaje precisamente para que aproveche y atraviese sus miedos, dejándose llevar por las nubes y el viento, sucundúm, sucundúm, como cantaría un súper Donald que volare por el cielo azul.

Todo listo entonces para volar, el grupo sube al bonito avión de alquiler que consiguieron y Rubio aprovecha para desplegar su más mala actuación tomando el paracaídas que hay debajo de su asiento, poniéndoselo y gritando como un perfecto hijo de mil putas un montón de alaridos de extravagante euforia amenazando con tirarse al vacío cuando aún el avión no despegó, cuando jamás pintó para hacer ese estúpido chiste y cuando todo fluía con serenidad y buena onda y nada nos hacía imaginar aquellos gritos destemplados, pero en lugar de bajarlo de la nave y evitarnos más malas actuaciones desmedidas, Sara le señala que no juegue con eso y pide permiso para despegar por radio. La torre de control le da el visto bueno y… ¡A volar! 

La nave despega con serenidad y buena onda pero al rato hay un problema: un bulón suelto dentro del fuselaje se traba en la parte interna del alerón de cola y el avión no puede ser nivelado manteniéndose en “ascenso constante”. Esto impacienta a Sara, quien de inmediato exclama “Tenemos un problema con el alerón de cola”, preocupando en demasía a sus pasajeros y amigos quienes de inmediato se acercan a la joven piloto y le preguntan: “¿Qué quieres decir con que tenemos un problema con el alerón de cola?”, y Sara, aún más intranquila, insiste: “El alerón quedó trabado en ascenso y no puede dejar de elevarme”, a lo que sus compañeros de vuelo, confundidos y preocupados, le preguntan: “¿Qué quieres decir con que tienes el alerón trabado en ascenso y solo puedes elevarnos?”, y Sara, siempre muy dispuesta a responder preguntas, contesta: “Que no puedo mantener la nave a 10.000 pies de altura” a lo que los jóvenes, ya bastante preocupados, le preguntan: “¿Qué quieres decir con eso de que no podrás mantener la nave a 10.000 pies de altura?” (si no me cree ya sabe lo que tiene que hacer, va y se alquila una copia), y Sara responde: “Que este es un avión pequeño que no puede ir a más de 24,000 pies y que, de no solucionarlo, pronto comenzaremos a tener muchos problemas, como hipoxia, hipotermia, los alerones se congelarán…”, y el grupo, ya muy desesperado, se amucha aún más alrededor de Sara y le espeta: “¡¡¡¿Qué quieres decir con que este es un avión pequeño que no puede ir a más de 24,000 pies y que, de no solucionarlo, pronto comenzaremos a tener muchos problemas, como hipoxia o hipotermia y que los alerones pronto se congelarán…?!!!”, y Sara les sigue respondiendo cada una de las respuestas que sus compañeros de vuelo transforman en nuevas preguntas sin cambiarles una coma por al menos la mitad de la película.

Y Rubio está muy sacado, y necesita tomar mucha cerveza para así poder enfrentar sus tétricos momentos actorales, así que se clava una lata de cerveza y toma las riendas de una escena, destrozándola por completo. Se clava otra lata y de nuevo, arremete contra otra escena aplastándola de un certero cachetazo mientras Rubia se pregunta por qué motivo sale con él –y todos nos preguntamos lo mismo- a la vez que Primo le pide a Rubio que se serene y Bruce va sentado con el culo más fruncido del mundo, víctima de un pavoroso terror que lo abraza y no lo deja disfrutar del vuelo apretando sin más un viejo cómic que lleva consigo hasta que de pronto se terminan las cervezas y Rubio decide atacar a Bruce y le arrebata el cómic, rasgándolo y arrancándole una página, mostrando cuán malo es con aquellos que son más débiles e indefensos dentro de una cabina de avión donde no hay mucho lugar para enojarse con otro. Y Bruce no puede soportar lo que Rubio hizo a su comic, y todo se pone negro y la tormenta más increíble abraza al avioncito y unos tentáculos siniestros comienzan a mostrarse por las ventanas.

Rubio los ve, y de inmediato les avisa a sus compañeros, pero nadie le cree un pomo y aducen que son alucinaciones producidas por la Hipoxia, o por Poxipol® recién aspirado, por lo que Rubio se enoja y comienzan a pelearse con Primo meta puñetes dentro de la cabinita mientras Rubia le pide llorando que se rescate un toque y Primo decide que la única solución para zafar de este problemón en el que se metieron donde no paran de ascender con el avión dentro de una tormenta negra llena de tentáculos es salir fuera, caminar por el fuselaje y patear el alerón trabado.

Todos lo miran y lloran, porque saben que morirá en el intento, pero él asegura que no hay otra salida, así que se ata con una cuerda que había justo dentro del avión y abre la portezuela y sale. Hay mucho viento ahí afuera, como si estuvieran volando en un avión a más de 10.000 pies de altura, pero esto no impide que Primo consiga por fin llegar al alerón y patearlo con furia, destrabando el bulón y solucionando el problema. Solo resta poder volver dentro de la cabina. Rubio es quien recoge la soga, pero de pronto, un tentáculo gigantesco le da un tentaculazo a Primo quien se suelta de la ventanilla donde se agarraba y vuela hacia el negro abismo imaginando que será rescatado por Rubio, quien en lugar de sujetar con fuerza de la cuerda y al ver los tentáculos, se pone cobarde de pronto y corta la soga con una trincheta, y cierra la puerta.

Horror. Espanto. Pariente perecido.

Y nadie cree que Primo murió por causas naturales, todos ven a Rubio como su ejecutor ya que éste cuenta lo sucedido mostrando la cuerda, perfectamente cortada con una trincheta en lugar de mostrar un corte por tironeo, rasgadura o defecto de fabricación, así que lo ningunean y lo apartan dentro de la minicabinita en el momento en que Rubia tiene convulsiones, Morocha llora por saber que no tienen salida y Rubio ve con buenos ojos tirar a su novia al vacío para así perder peso y poder descender de aquella negra tormenta que los atrapó, pero de inmediato los tentáculos deciden quien se salva y quien no entrando por las ventanillas y tomando a Rubia y a Rubio para dejar solos a Morocha y Bruce, quien le muestra el comic donde la historieta cuenta precisamente la historia que están viviendo y entonces Morocha se da cuenta de que todos los pormenores que están atravesando son producto del temor de Bruce a volar, entonces lo besa descaradamente para así desconcentrarlo y Bruce se desconcentra y vuelve el cielo azul y el sol brillante y las llamadas por radio, pero Bruce, viejo zorro, vuelve a sentir miedo y vuelve la tormenta (para mí que quería seguir chuponeándose…) y Morocha le clava otro beso de lengua y vuelve el sol ¡y si no me cree vaya y alquile esta película!


¡Ay!, ¡por Dios! ¿¡Quién fue el necio papa frita que escribió esta inconveniencia!


Le pondría cero Juanpablos, pero no puedo. Es Incalificable

2 comentarios:

Gustavo Caerma dijo...

Una lastima que no hayan muerto todos al principio, asi me ahorraba tiempo y cenaba mas temprano.

Gilmour, Juan Carlos dijo...

Ciertamente