Con: Melissa George, Alec Newman, Ed Speleers, Kate Magowan y Holly Boyd
como “la niña croata en confuso peligro”
Dirección: Julian Gilbey
Resulta que una mañana de espléndido sol e
inmejorable clima, unos alpinistas se disponen a escalar altísima pared de
rocas en los confines más escabrosos de las alturas más altas que usted haya
contemplado jamás ante la mirada impávida de las águilas que merodean el lugar
en busca de alguna alimaña para el almuerzo.
Están bastante alto. Más alto que no sé qué. El
vértigo y la ilusa y torpe impresión de que finalmente veré una película
entretenida y dispar se aferran a mí con gran candor.
En eso, el más experimentado de los tres
escaladores ubica una cuña en una grieta y pasa la soga para que sus
compañeros, que quedaron docenas de metros debajo, puedan subir ese empinado
tramo. Todo está en orden, el sol brilla, el silencio es inacabable y la soga
re larga y enrollada al lado de los pies del menos experimentado de los tres
escaladores, quien espera el siguiente paso haciéndose el lindo con la muchacha
del grupo y le saca fotos cuando de pronto su compañero más alto comienza a
subir la soga y el director nos muestra cómo podría enredarse terriblemente en
el pie de Inexperto, quien no deja de hacerse el lindo con Muchacha y uno
pierde de pronto aquella ilusión que se le había hecho carne. A pesar de que a
ciencia cierta la película aún no ha mostrado la hilacha, este es un claro
indicio de que las posibilidades de estar ante uno de esos bodrios re pelotudos
que dos por tres escupe el cine comienza a latir con suavidad.
Entonces, la tragedia, la soga se traba y el
experimentado escalador, lejos de utilizar su vasta experiencia y actuar en
consecuencia, pega un tosco tirón enganchando el pie de su compañero y
levantándolo por el aire como sorete en pala.
Horror. Desazón. Vuelo por el aire como sorete
en pala. Inminente fractura de cráneo con pérdida de masa encefálica y todo.
Sorpresa, la soga lo sostiene y es solo un susto.
Todos gritan muchísimo, arruinando el dulce
silencio que gobierna el mundo en esos inhóspitos lares. El terror a la
inevitable caída se apodera del momento y la camarita con la que Inexperto
intentaba retratar y retratar a Muchacha cae al vacío y nuestro director, incontenible,
aprovecha la escena para retratarla en cámara lenta –craaashh… pliiiing…. Pooockk-
Y no podemos creerlo, no pasaron diez minutos
de film que fuimos sin escalas desde la ilusión idiota a la depresión más
siniestra. No podemos concebirlo: aún en la actualidad y a pesar de los tantos
ejemplos vistos en montones de películas horrorosas, existen hoy directores de
cine que insisten con hacer tomas en cámara lenta. Desazón.
Mientras tanto, en la película, la caída se
resuelve y los alpinistas llegan al refugio y se unen con otros actores de
pacotilla que rodarán las siguientes pobres escenas. Al día siguiente y ya en
un grupo de seis, se disponen a escalar no sé qué empinada ladera cuando
inexperto se aleja del grupo para mear en soledad y escucha una extraña vocecita
que pide auxilio. Llama a sus compañeros para que también la escuchen y sí, no
quedan dudas de que una niña está pidiendo auxilio. Así que buscan y buscan y
encuentran un respiradero, un caño maléfico que sale de la montaña por donde
claramente una niña está pidiendo auxilio en un extraño idioma, en apariencia
croata. Así que a cavar y a socorrer a la niña mientras el director aprovecha y
pasa esa imagen en cámara lenta.
Para sorpresa de nuestros alpinistas, luego de
cavar en cámara lenta unos pocos centímetros de tierra blanda descubren un
cómodo sarcófago con 2 amb/dep de serv y vent cruz y lavadero, y al levantarle
la tapa –en cámara lenta- advierten con pavor que ahí dentro, en medio de la
nada misma y sin la más mínima explicación lógica, se encuentra capturada una
niñita en apariencia croata. Nadie puede creerlo y deciden rescatarla.
Hay dos formas de llegar a la próxima ciudad,
una es caminar 30 kilómetros (no mil) por senderos cómodos y accesibles donde,
solo poniendo un poco de paciencia y buena voluntad, accederían algunas horas
después a la comisaría más cercana. Y la otra, completamente peligrosa y falta
de explicación alguna pero ideal para que nuestro director pueda desplegar sin
reparos su fea adicción a la cámara lenta, es que dos de los más expertos alpinistas
bajen por una ladera empinadísima sin los implementos necesarios para atacar
dicha opción.
Y de ahí en más las escenas en cámara lenta,
los accidentes y raspones más la impiadosa presencia de un tosco grupo de ¿excombatientes?
malos actores que intentarán recuperar a la niña sea como sea así en ello compusiesen
las escenas más estúpidas que usted haya visto mientras nuestro director ya da
rienda suelta a su problemita con la cámara lenta y la utiliza incluso para
filmar cómo uno de sus actores se baja la cremallera e intenta orinar detrás de
una planta hicieron que deje de ver A Lonely Place to Die, una película
que había arrancado bien, pero que de inmediato, casi le diría antes de
surcados los primeros 5 minutos de film, me demostraron con gran talento lo
contrario convirtiendo este bodrio en una inuadita y nunca antes vista sucesión
de escenas en cámara lenta.
Así que déjeme tranquilo que tengo cosas más
importantes que hacer.
Le pongo 3 Juanpablos. Si alguien tiene tiempo
y la ve entera, díganme qué pasó con la niña croata, por qué la secuestraron
los soldados esos… Yo me voy de mi tía, que tengo que charlar de lo que sea con
tal de no seguir viendo esto.