lunes, 28 de noviembre de 2011

Dance of the dead (2005)



Con: Jonathan Tucker, Jessica Lowndes, Ryan Mcdonald y Robert Englund

Dirección: Tobe Hooper

Resulta que en un futuro pavorosamente cercano el mundo está diezmado por una de las miles de causas que hoy por hoy vemos con pasiva cotidianeidad y no hacemos nada por resolverlo. Y la gente se guarda temprano, ya que de noche salen a disfrutar de la vida unos seres con no sé qué problema en la piel pero bastante deformados y contagiosos.

Peggy es una jovencita muy linda que regentea junto con su muy mal actriz madre un restorán al paso. Están solas. El padre y la hermana mayor de Peggy murieron en aquel episodio mal contado que diezmó a la población y que no queda claro jamás en el transcurso del filme qué fue lo que sucedió.

Y Mal actriz le cuenta a Peggy lo buenos que eran, tanto su padre como su hermana, y Peggy escucha las historias mal contadas por su madre con admirada mirada extraviada mientras los clientes les gritan desde diversas mesas que les traigan más café o más rosquillas cuando aparecen por el bufete cuatro malos actores con franca postura mal actuada y grandes deseos de armar bardo en el lugar.

Peggy se acerca a levantarles el pedido pero cuando ve a los ojos a Jak (uno de los malos actores), ésta queda enamorada. Al igual que Jak, que también sufre el mismo repentino enamoramiento ante la celosa mirada de la mala actriz que hace de su compañera y los constantes gritos mal actuados del gordito del filme, que hace de amigo de Jak y que es un genio de la mala actuación.

Y cuando llega la noche, me late el corazón, y cuando llega la noche… ¡Rock and Roll! (¡Uy, perdón, me dejé llevar...) Y cuando llega la noche, decía, Madre le dice a Peggy que se acueste, que ya llegó la hora de ir a la cama después de un día sensacional, igual que ustedes nos dormiremos y sonreiremos al despertar, decían Los Parchís y otra vez me dejé llevar. Pero Peggy se hace bien la boluda y no se va a dormir un carajo, se queda pelotudeando dentro del bufete esperando por si vuelve Jak, su "enamorado de golpe".

Y Jak vuelve y la mira muy enamorado, al punto de sobreactuar tremendamente su mirada de enamoramiento y se la lleva de joda, junto con el gordito y la novia de este que es más extra que canción de Miguel Mateos (Extra, extra, no puedo verte mal, seguridad para crear, y no tengo dinero para un mísero café en la popular, cantaba Miguel mientras nacía esta muchacha).

Peggy le manifiesta a Jak que cómo van a salir a esa hora, justo cuando salen de noche “los otros” (Peggy no advierte que Jak es justamente un “otro”, es bastante boluda en ese aspecto) y este le dice que no se preocupe, que él la va a proteger. Y van a un extraño boliche regenteado por el acabado Robert Englund, que presenta cada espectáculo de su nightclub gritando como un cavernoso ante el constante “Uooou” de los clientes del lugar que, a pesar de estar contagiados por ese extraño mal que azotó a la población hace tiempo, no perdieron la hija de puta costumbre yankie de gritar “Uooou” ante cualquier disparate que los divierta.

Y hay una banda que toca trash metal y después unas turras muy desagradables que bailan muy mal.

Entonces Jak le dice a Peggy que se quede un cacho sola, que él tiene que hacer un mandado con Gordito. Y se van al camerino de Englund a ofrecerle sangre vieja a buen precio (parece que Jak y Gordi se encargan de interceptar ancianos en las calles y sacarles valiosos litros de sangre sana ya que éstos, los ancianos, son los únicos bendecidos con esta posesión) Y Englund les huele la bolsa y les dice que no les pagará hasta que vea si funciona o no (Y al final nunca se sabe si funciona o no, o qué es lo que tiene que funcionar y para qué).

Y Jak y Gordito vuelven a la mesa y Englund sale al escenario a presentar su más exitosa atracción: La Danza Macabra. Que consiste en subir al escenario a unas streepers contagiadas del extraño mal que azotó a la población que caminan como zombies muertas mientras unos extras les dan corriente en los riñones para que sacudan el esqueleto, que es sacudido con alegría por las zombies muertas ante el constante y ya desesperante “Uooou” exclamado por estos seres que no deberían existir.

Y todos aplauden envalentonados y sacuden la cabeza con gran tenacidad ante la mirada perpleja de Peggy, que no entiende por qué les gusta ese desagradable acto.

Y en el escenario las zombies muertas van siendo reemplazadas por otras hasta que de pronto Peggy ve en la cuarta zombie muerta danzadora una cara conocida. Y sí. Es su difunta hermana.

Peggy pide auxilio a Jak. Jak la auxilia y se lleva a su cuñada cargada al hombro. Englund los sigue, pistola en mano. Afuera del bar está Madre, buscando desesperada a Peggy y cuando la ve le da una bofetada. Peggy le dice que encontró a su hermana en el momento justo en que Englund los alcanza y, pistola en mano, les advierte que le devuelvan el cadáver zombizoso de Cuñada mientras mira con complicidad a Madre. Peggy advierte las miradas cómplices de ambos y le pide explicaciones a Madre, que baja la cabeza y reconoce que tiempo atrás vendió a su hermana a Englund porque no tenían plata y Cuñada se estaba portando cada vez peor… ¿Quién escribe estas historias pelotudas, me pregunto?

Y bueno, la verdad que no me acuerdo que pasó después, porque me dio tanta indignación la inútil trama final que me quedé azorado mirando la pantalla sin prestar demasiada atención a lo que ocurría. Creo que Englund la recupera y ellos se ponen un telecentro. O no, creo que no, creo que la recuperan y la llevan al cementerio y la entierran, aunque no sé. No sé cómo terminó esta estupidez.

Hacía rato que no veía a Robert Englund, es increíble lo lejos que se puede llegar en este mundo en eso de caer bajo. A veces parece que no hubiera fondo.

No puedo ponerele siquiera 1 Juanpablo a esta estupidez falta de trama lógica, falta de duración (59 minutos) y falta de la más mínima respetable actuación de nadie dentro del filme.

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