Con: Mira
Sorvino, Shane West, Justin Kirk, Tony Curran y Muse Watson
Dirección: Tom Provost
Resulta que Mira Sorvino, agotada ya de haber
perdido el tren y que no le suene más el teléfono con productores del otro lado de la línea ofreciéndole
protagónicos lógicos y con abultadas deudas de gas, luz y teléfono, aceptó
trabajar en esta simpática película que, hay que ser sincero, arranca muy bien
e incluso continúa en esa tesitura hasta que logra atravesar los primeros
veinte minutos de filmación con gran osadía para luego desbarrancar y caer en
el más profundo desconcierto del que este humilde servidor tenga memoria, conformando esta siniestra
película que contaré aquí abajo.
Mira es una rubia de mediana edad que se
mantiene bastante bien y que tiene una paradisíaca isla en el medio de vaya uno a
saber dónde. Y llega para pasar un exquisito fin de semana en compañía de su soledad
y unos libros viejos con los que hace que trabaja.
La Isla es muy pequeña, y está rodeada de
otras islas o de continente (no queda claro esto, aunque debe ser rodeada de continente, ya que el agua que que baña las costas de su genial morada es de lago). Así que llega con su bote y su valijita y
mientras camina el muelle hacia la propiedad, un fantasma que habita la casa la
observa desde una ventana con mucha cara de muerto y de pocos amigos.
Ella entra a la vieja casona y por supuesto no lo ve
ni lo siente (aunque el tipo está parado en un rincón y todos lo vemos y da
bastante cuiqui), pero ella sigue acomodando cosas con una sonrisa de oreja a
oreja mientras el chabón la contempla con inquietud fantasmagórica.
Y Mira va y viene por la casa, siempre
conquistada por una imborrable sonrisa de placer que la acompaña en cada labor
cotidiana mientras el fantasmita la juna con la inquietud antes descripta, siempre parado acechante desde algún corner del
hogar. Y ella se hace un te mientras el fantasma la mira, y se pone a leer
mientras el fantasma la mira y se va a escuchar un disco en una vieja vitrola
mientras el fantasma la mira, y Mira se va a dormir mientras el fantasma la
mira. Y hasta ahí está todo bien, pero llega de visita el pretendiente de la muchacha,
y ella no solo no lo esperaba si no que incluso parece que no lo pudiere ni ver,
porque pone cara de “Uy, ¿otra vez este rompe huevos indescriptible…?” y el tipo tiene toda la
pinta de rompe huevos indescriptible, aparte de ser un terrible mal actor. Y ella comienza a
tener altibajos emocionales que distan mucho de la realidad y que si este film
hubiera sido dirigido por un director regular y no malísimo, le hubiera señalado
a Sorvino que debería haber matizado un poco los distintos arranques de "buena onda-mala
onda", porque son realmente patéticos, contrastantes e infundamentados hasta el absurdo más escatológico.
Entonces de pronto está todo bien y regala a
Rompe Huevos una mirada de ternura, y a la escena siguiente está todo mal y lo mira como si quisiera ahorcarlo, desollarlo y prenderlo fuego vivo (y a uno también le
dan ganas ya que su partenair, aparte de ser terriblemente malo actuando generando en el televidente una sensación de
irascibilidad bastante opresiva, realmente tiene pinta de ser ese tipo de gente que nació para molestar).
Y el fin de semana sigue y ella intenta
trabajar y no lo logra (no queda claro qué es lo que hace, pero se la pasa leyendo esos libritos viejos que parecen novelitas de 200 páginas, pero no escribe nada, solo los lee, y ese es todo su trabajo) Y
su novio le ofrece un te y ella lo acepta con alegría, para luego proponerle un café y recibir un belicoso ¡NO! ¡DEJAME TRANQUILA!, y así, hasta que al rato se rescata, le pide perdón y él
acepta las disculpas y se hacen amigos, y Rompe Huevos, para festejar que se amigaron por decima octava vez en tres o cuatro horas de convivencia, le dice, envalentonado: “Hoy voy a cocinar una rica
cena, te dejo trabajar tranquila. En cinco horas estará lista” Y uno piensa: “Faaa,
¿qué le irá a cocinar que demora tanto? ¿Una nutria a la estaca con finas hierbas?, ¿un chewaka a
los cuatro quesos…? ¿Qué!!? ¡Me ruge el estómago de solo pensarlo!” esperando ansioso la develación de aquel laborioso plato.
Y finalmente llega la hora de la cena y Rompe Huevos se asoma con cautela donde la muchacha lee esos ridículos libritos viejos y hace que trabaja y le dice: “Los spaghettis están listos” (¿Cinco horas para cocinar unos spaghettis?), a lo que ella lo mira, completamente sacada y le dice “¡DEJAME TRANQUILA! ¡NECESITO ESPACIO! ¡NECESITO TRANQUILIDAD! ¡DESDE QUE LLEGASTE LA VENTANITA DEL AMOR SE ME CERRÓ!” y un montón de inconexas barbaridades más, por lo que Rompe Huevos decide comer solo, haciendo un patético pucherito con su labio inferior.
Y finalmente llega la hora de la cena y Rompe Huevos se asoma con cautela donde la muchacha lee esos ridículos libritos viejos y hace que trabaja y le dice: “Los spaghettis están listos” (¿Cinco horas para cocinar unos spaghettis?), a lo que ella lo mira, completamente sacada y le dice “¡DEJAME TRANQUILA! ¡NECESITO ESPACIO! ¡NECESITO TRANQUILIDAD! ¡DESDE QUE LLEGASTE LA VENTANITA DEL AMOR SE ME CERRÓ!” y un montón de inconexas barbaridades más, por lo que Rompe Huevos decide comer solo, haciendo un patético pucherito con su labio inferior.
Y la película avanza, sin penas ni glorias,
mostrando esas estúpidas contradicciones de la muchacha mientras el fantasma que al comienzo del film observaba todo sin
emitir sonido ya no nos inquieta, hasta que aparece otro fantasma, que es malo, que no sé qué le
hace a Novio y lo deja medio turulo en el sótano de la propiedad, entonces Fantasma Bueno
intenta advertirle a Muchacha que su novio está noqueado en el sótano y ella por fin se da
cuenta de que "hay una presencia” en la casa que se quiere comunicar con ella pero que no sabe cómo,
entonces se para en el medio del living y exclama, valerosa: “¿Hay alguien aquí?”, y la presencia le
manda: “tum” (un golpe), y ella pregunta: ¿debo temerle?, y la presencia le
manda: “tum-tum” (dos golpes) y así continúan un rato, contestando sí y no con
uno o dos golpes como si fuera una película construida por niños de 7 años,
hasta que el fantasma logra salvar a su novio, ella lo vuelve a amar y viene un
negro grandote -que se me ocurre que es Dios- y agarra a Fantasma de la mano y se
lo lleva, como diciendo: “te ganaste el cielo” o como diciendo: “ven, que te
haré el poto”, o como diciendo: “toma mi mano hermano” y cosas de esas que dicen los negros dioses con tapados de cuero.
Y el Fantasma se va de la mano con el Negro (...) y ella vuelve a la ciudad
con su novio acurrucado en su falda y tapado con una manta (porque la gente accidentada en EEUU es cubierta por una manta, sí o sí) y la película termina y yo casi me muero de
indignación. Así que le pongo 3 Juanpablos a los 20 minutos
iniciales, que amenazaron con ofrecer una regia película y terminaron quedándose
en la amenaza, obsequiándonos con languidez el presente de Mira Sorvino, que dista años luz de lo que fuere en un pasado no tan lejano, advirtiéndonos con un dedo acusador de que la vida es como una pelota y si hoy estás arriba, mañana podés estar abajo sin mucho esfuerzo.
6 comentarios:
JAJAJAJJA, QUE BUENA CRITICA, COMO ME REI!!!!
Gracias, amigo!
Jajajajajajaja!
Excelente comentario! Parece una broma pero la película es así!
Jajaja, no la hubieses podido descrito mejor, un bodrio
Alguien me puede decir a que hace referencia el fantasma del bote?
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