Con: Mark Strong, Antonio Banderas, Tahar Rahim, Freida Pinto y Riz Ahmed
Dirección: Jean-Jacques Annaud
Resulta que en una árida y súper maquillada zona desértica en donde claramente se ve que espolvorearon toda esa arena para el
filme mientras debajo, a pocos centímetros, la semana que viene volverá a lucir
el piso de baldosas de siempre, se disponen a enfrentarse dos poderosos,
adustos, muy mal elegidos por el casting y muy mal maquillados jeques árabes
compuestos horrorosamente y a los pedos sin reparo en el ridículo por Antonio
Banderas (…) y Mark Strong (…).
Y parece que hubo una gran guerra sin fin
entre estos dos temibles jeques que de temibles no tienen nada (y solo “parece” por lo que ellos muy mal cuentan en la primer
escena, ya que la arena que pisan no tiene una mancha de sangre y no hay más
que un par de extras disfrazados de árabes tirados en el piso tomando sol y haciéndose los muertitos). Entonces ahora Banderas, ataviado como un pedorro jeque
árabe de baile de disfraces, llega a este lugar donde la producción espolvoreó arena, con el fin de llevarse a su pueblo a los pequeños hijos de Mark Strong, ya que,
aparentemente, en la arabia de principios del siglo XX era común que tu enemigo
se lleve a tus hijos pequeños para educarlos hasta la plena madurez, conformando
así una especie de delirante tregua, como diciendo: “No, quedate tranquilo que no voy a hacer "tal cosa", ¿no ves que me llevo
a tus hijos para educarlos como si fueran propios y re entregártelos algún día
cuando ya seas viejo y ellos sean lo suficientemente maduros como para haber
perdido sentido engendrarlos?” .
Así es entonces que Strong baja de su pulcro e
inmaculado caballo, típico de telenovela “El Sheik”, con Gustavo Bermúdez y
Araceli Gonzáles, y, con el gesto más adusto y más sobreactuado que usted pueda
imaginar, toma de los hombros al más alto de sus dos hijos, que claramente es
el mayor, y le dice: “Alí, tu eres mi
hijo mayor y el heredero al trono, pórtate bien y bla, bla bla”, haciendo
que me den fuertes ganas de encontrarme con el soquete que escribió esta
idiotez y recagarlo bien a cachetazos con un matamoscas de buena calidad porque
otra vez volvemos a la “aclaración innecesaria” que subestima al público presente, que no necesita que Mark Strong le señale
cuál de los dos es su hijo mayor ya que éste, el mayor, le lleva una cabeza
larga a su hermano menor y claramente se nota que “es el mayor”. Luego toma de los hombros a Auda, su hijo menor, y le dice:
“Auda, tu eres mi hijo menor, no llores” (Auda no está llorando,
no cae una sola lágrima por sus
mejillas, aunque puede que sí esté llorando y en el lejano Zahara
las lágrimas se sequen antes de salir de los ojos y solo los árabes que pueblan
esas áridas tierras sepan a ciencia cierta quién está llorando y quién no, pero no lo sé) le
dice: “tu eres mi hijo menor y
debes…” no sé qué pavada que finalmente le dice, ya que esas escenas
pelotudísimas me ponen totalmente del tomate y me cierro y las rechazo y no
logro administrarlas en mi memoria.
Entonces Banderas se acerca, toma a Auda por
los hombritos como si fuera el manosanta de Olmedo, e incluso haciendo el mismo
pícaro gesto que hacía el Negro cuando Portales le dejaba a la nena, consiguiendo
que se prenda una alarma en este humilde servidor, que de inmediato supuso que
se lo violaría en el carruaje de regreso a su pueblo pero no, se lo lleva para
“su lado” del plató espolvoreado con arena y luego se acerca nuevamente a Strong,
que espera con los ojos más maquillados del mundo, haciendo que “Lawrence de
Arabia” o “Ben-Hur” sean desbancadas para la siempre del trono de “Películas
más idiotamente maquilladas de la historia” y le dice: “Quédate tranquilo, respetable enemigo, que cuidaré de tus hijos como si
fueran propios y les daré la educación que merecen, como si fueran mis hijos”.
Y Strong, muy seco y enojado le espeta: “El
cordón amarillo será nuestra tregua” y se marcha (el “cordón amarillo” no es, como usted supone, una línea hecha por un mamado con un
chorro de meo en el piso como delimitando un perímetro, en realidad es una suerte de sector
arenoso entre ambos pueblos, que es lo que viven disputándose como nenes
caprichosos desde hace mucho y nunca logran adjudicárselo).
Y de ahí en más comienza esta ingrata,
estúpida y maloliente producción cinematográfica compuesta a los resantos pedos con una trama digna de telenovela berreta de finales de los 80, con un casting
que da calambres estomacales y con unas actuaciones de Banderas y Strong que,
realmente, a pesar de que uno sabe que Banderas es imposible y que Strong no es la gran cosa,
superan con creces lo que uno imaginó que vería apenas se notificó de sus
presencias actorales en el film.
Deberían asesinarse. Todos. Asesinarse y
tirarse en algún río playo lleno de pirañas asesinas, por las dudas.
Vergüenza debería darles, hijos de su madre.
Le pongo 1 Juanpablo. Los momentos en que aparece
Freida Pinto, que está más buena que no sé qué, lo merecen.
Y gracias a todos por leer mis críticas de
cine. Cuando empecé con esto jamás hubiera imaginado que llegaría a las 50.000
visitas. Estoy emocionado.
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