Con: Johnny
Strong, Kevin Phillips, Costas y Louis Mandylor, Sean Patrick Flanery, Tom Berenger, Method
Man, Kim Coates, Bas Rutten, Jürgen Prochnow y Jolene Blalock
Dirección: William
Kaufman
Resulta que
Joven Recio es un duro, canchero y varonil policía dueño de una atractiva barba
insipiente y de una exquisita y torpe manera de actuar que vive en New Orleans, esa ciudad que, lejos de haber sido asistida y levantada de sus escombros por
el gobierno estadounidense luego del paso del huracán K-Othrina, lo único que
consiguió fue que docenas de pedorrísimos directores de cine de clase B inunden
sus calles abandonadas para filmar cuanta pelotudez se les ocurra en esas
cabezotas vacías que portan con desparpajo aprovechando las casas abandonadas y
los autos inundados.
Así es que Joven
Recio va con su compañero de trabajo a buscar a unos malísimos actores de color
que hacen de narcotraficantes y el compañero le va contando un chiste, que es
lo que hacen los compañeros de los protagonistas que morirán en la escena
siguiente de un desafortunado tiro en la garganta. Entonces le cuenta el
chiste, Joven Recio se ríe y al bajar a encarcelar a los narcos el compañero recibe
el tiro en la garganta. Y muere.
Dolor. Pavor.
Impotencia. Viagra.
Así es que
se reúne con Tom Berenger, que necesitaba imperiosamente los cincuenta mil
dólares que cobró por participar en esta basura inexplicable componiendo un jefe
policial “bueno y padrazo” que le da fuerzas para continuar trabajando más
allá de que haya perdido a su cómico partner, y que lo mejor en estos casos es comprarse
un caset de Tangalanga si se quiere seguir riendo en la camioneta mientras patrulla
las calles en busca de malos actores narcos, que no todo está perdido.
Luego,
Joven Recio va al cementerio a visitar la tumba de su pequeño hijito, muerto
hace poco por una leucemia fulminante, pero no ingresa al camposanto, no tiene
valor. Se queda con los tatuajes que adornan sus torneados brazos mirando una
fotito de su retoño muerto doblada y arrugada acomodado en una linda camioneta setentosa
en perfecto estado. Y cuando vuelve de noche a su casa se encuentra con “Mejor
Amigo de la Infancia que luego fue por la senda del mal y entonces sus senderos
se bifurcaron” que lo invita a tomar unos tragos y él acepta de mala gana y,
por la cara que porta “Mejor Amigo de la Infancia que luego fue por la senda
del mal y entonces sus senderos se bifurcaron” mientras degustan una estúpida
cervecita, Joven Recio nota que tiene los días contados, que se metió en algo
oscuro.
Y le suena
el celular, hubo un nuevo homicidio en la ciudad, unos policías están tomando
huellas en una casa donde todos están muertos a tiros salvo uno de los
cadáveres, que está atado con alambre y quemado vivo hasta convertirlo en un
humeante y recontra pasado filete de persona. Joven Recio llega al lugar y se
encuentra con Detective Negro Sin Onda, que intenta sin lograrlo actuar en esta
tontería y que mira el cadáver rostizado con una cara de pavor que solo él se
cree acompañado por el “experto en balística” que por supuesto usa lentes y que
también trabaja bien como el culo. Y se ponen a debatir qué podría haber
sucedido en la escena del crimen, y se hacen amigos y compañeros de trabajo.
Así es que
empiezan a “peinar” New Orleans en busca de los asesinos maltratando a unos malos actores que realmente
jamás hubiera imaginado que existían hasta que llegan
a una absurda conclusión que ni vale la pena señalar encontrando sin duda
alguna a los hacedores de estas barbaries: Son unos excombatientes del Golfo,
que están asesinando gente porque ya no me acuerdo por qué y “Mejor Amigo de la
Infancia que luego fue por la senda del mal y entonces sus senderos se
bifurcaron” tiene un tape donde los malos claramente están escrachados con algo
insignificante que hicieron en la guerra del Golfo y entonces ahora están
matando gente para recuperar el casetito.
Entonces
Joven Recio se da cuenta que “Mejor Amigo de la Infancia que luego fue por la
senda del mal y entonces sus senderos se bifurcaron” seguro está escondido en
la vieja y abandonada casa de su abuelo y lo va a buscar a esas ruinas, lo
encuentra y “Mejor Amigo de la Infancia que luego fue por la senda del mal y
entonces sus senderos se bifurcaron” le dice, temblando y llorando, que tiene
el tape donde claramente se ve que “hay tipos a los que les interesa la guerra
por lo que ésta significa económicamente...”, que hay gente que “no quiere que la
guerra termine...” y que “la guerra es un gran negocio...”, asombrando muchísimo a Joven
Recio, que se queda impávido, tomándose el mentón como si le hubieran revelado
un secreto insospechado e imposible cuando en realidad es como si a usted le
dijeran entre sollozos que “Clarín miente” o que “Ricardito Alfonsin no tiene
códigos”. Una tremenda pelotudez.
Y bueno,
vienen los malos, empiezan los tiros y “Mejor Amigo de la Infancia que luego
fue por la senda del mal y entonces sus senderos se bifurcaron” le dice que se
vaya y que lo deje a él encargarse de esto, y Negro Mal Actor y Joven Recio
corren y escapan de la casa de madera sin techo y sin ventanas donde se oculta “Mejor
Amigo de la Infancia que luego fue por la senda del mal y entonces sus senderos
se bifurcaron” y éste corre una vieja cocina, patea el caño de gas y luego le
disparan y queda tirado en el piso como el negro de Terminator II pero con cero
onda y prende un Zippo y vuela todo a la mierda cuando no debería haber
explotado nada, en primer lugar, porque aquel rancho inundado y arrasado por el huracán debería
tener los servicios cortados desde hace varios años, y en el hipotético y
delirante caso de que aún conservare el suministro de gas, al no tener ventanas o
techo que resguarden ese gas, no debería haberse producido explosión alguna ya
que éste, el gas, se volatilizaría como aquel refrán cantonés milenario reza: “como
un pedo en la mano”.
Así es que
el más malo escapa en un auto y Negro Mal Actor y Joven Recio lo corren a pata,
lo alcanzan, lo cagan a tiros y la película termina con Joven Recio entrando
finalmente a ver la tumba de su hijo, consiguiendo de una vez por todas el valor para poder hacerlo.
Una de las
grandes malas películas del año, sin dudas.
Sorprende
ver a Jürgen Prochnow y Tom
Berenger colaborando en esta idiotez. Se ve que cuando hay cuentas que pagar,
no queda otra que trabajar de lo que sea.
No le pongo ningún Juanpablo.
No le pongo ningún Juanpablo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario