Con: Nicolas Cage, Anton Yelchin, Alexander Karim, Irene Jacob,
Adetomiwa Edun y elenco
Dirección: Paul Schrader
Resulta que Nicolás Cage, ya decidido y
encomendado sin remordimiento alguno a prestar su reconocido nombre para engalanar
las más malísimas producciones fílmicas que usted imagine y, por ello, devenido
sin remedio en una alerta indiscutida que debería producirnos rechazo absoluto
cuando uno intenta elegir qué mirar esta noche y de pronto advierte su nombre por sobre el
título del film, se pone en la piel del mítico Evan Lake, un casi jubilado
agente de la CIA que pasa sus últimos días de servicio dando la bienvenida a
nuevos agentes que recién comienzan en esta heroica, patriótica y mal
remunerada tarea de ser espía de los Estados Unidos de Norteamérica ofreciendo
el discurso de iniciación más tremendamente patético que haya usted contemplado
en su entera existencia conformado por cursilerías desbordadas del estilo de Brave
Heart con sorprendentes movimientos pélvicos típicos de High
School Musical cuando de pronto, un día común y corriente, le llega
información de que el malvado Banir, un sádico terrorista musulmán que lo
mantuviera de rehén 20 años atrás y le cortara una oreja, no está muerto como suponían y
sigue con vida.
Esto modifica para siempre su supuesto camino
hacia la jubilación sin beneficios y una inusitada y desbordada mala actuación
lo toma por sorpresa y comienza a temblar de venganza, y a pesar de que su jefe
le prohíbe ir en su búsqueda, él agarra y va lo mismo en compañía de su
coequiper –quien para variar es un joven con todo el futuro por delante-, así
que van y llegan a la ciudad pobre llena de rocas polvorientas, varones en
pijama, ojotas y chalequitos marrón caca y mujeres disfrazadas de fantasma que se ganan la vida
vendiendo frutas en el medio de la calle (porque
esa es la única aspiración a la que puede acceder un iraní, iraquí, libanés,
sirio, jordano, turco, afgano, armenio y/o pakistaní, que solo vinieron al
mundo a respirar polvo de rocas, tener la barba sucia, vender frutas rarísimas
y poner bombas en EEUU) y de inmediato consiguen habitación en un
lujosísimo hotel que no se entiende cómo genera ganancias siendo que está
enclavado en el medio de esto que les describí y nadie -salvo agentes de la CIA- podría acceder a pagar una noche de sueño en ese horroroso país donde ya los
espera una sugestiva veterana que seguro ha tenido un affaire pasado con
nuestro protagonista quien les consigue un maquillador amanerado –que tampoco se
entiende de dónde lo saca- que tratará de lookear a Cage como el “doctor Smith”,
quien fuera solicitado por los secretarios del malvado terrorista para, previo
suculento pago y estrictos controles de enfermiza seguridad, dejaran acceder a la mugrienta pieza
donde se esconde desde hace 20 años para intentar contrarrestar un feo mal
congénito que tan a mal traer lo tiene y que ya no puede ocultar y necesita
imperiosa ayuda para poder seguir viviendo oculto en esa mugrosa habitación vaya uno a saber para qué.
Así que nuestro amiguito de Rising
Arizona, ya disfrazado del Dr. Smith siendo su disfraz solo una barbita
candado y un plastiquito que oculta su malograda oreja derecha, acude en su
ayuda con el oscuro y oculto anhelo de acabarlo (de terminar con su terrorista vida, no de eso que imaginó, contrólese).
Pero no todo es tan sencillo ya que el malvado
Banir no es el único que padece una enfermedad terminal. El propio Cage carga
con su triste flagelo: tiene demencia senil y por momentos pierde noción del
tiempo y la razón, así que ni bien accede a la habitación del malo, un cruento
episodio de su propio mal lo bloquea como no podría haber sido de otra manera y
terminan luchando como dos impedidos viejitos seniles, no solo el uno contra el
otro sino que también cada cual con su propio mal.
Y eso es todo lo que puedo decirle de esta
nueva tontería filmada por este actor tan extraño que un día agarra y te
colabora en un film re pulenta como Joe y al ratito nomás se sube al más
patético barco sin importarle una real mierda de nada.
Así que le pongo 2 Juanpablos y lo invito a que
no pierda el tiempo
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