viernes, 11 de diciembre de 2015

Close Encounters of the Third Kind (1977)




 Recomendaciòn Arcaica


Con: Richard Dreyfuss, Teri Garr, Melinda Dillon, Bob Balaban, Roberts Blossom, François Truffaut, Cary Guffey y gran elenco

Dirección: Steven Spielberg


Una de las grandes películas de Spielberg, gran actuación de Dreyfuss, Garr (hoy es su cumple, feliz cumple, princesa) y Dillon. 

Podría enumerar montones de momentos que me enloquecieron de amor y me pasaría la crítica contando con lujo de detalles la obra de pé a pá, pero me quedo con dos, para no irme por las ramas:

La escena inicial en donde Steven nos representa un día cotidiano de caos familiar en lo de los Dreyfuss, con mamá y papá debatiendo sobre si ir a ver un espectáculo u otro con los niños, quienes están completamente enloquecidos y rompiendo soberanamente las pelotas hasta que Richard, sin decir "agua va" y en el medio de una frase dedicada a su esposa de golpe se dirige a su hijo sin mirarlo y le grita amenazándolo de muerte. Es lo más genial que vi en mi vida en lo que a "descripción de escena cotidiana familiar" se trate, por lejos. Spielberg tiene muy claras las escenas familiares.

Como también la parte de las oficinas de "controladores de tráfico aéreo" en donde el negro que mira el radar se da por enterado de que "hay un objeto no identificado" mientras todos los demás en el piso están cada uno en lo suyo haciendo flor de barullo, con sus radares, parloteos y tipeos e impresiones de documentos, llevando papeles de aquí para allá pero, muy sutilmente y muy pero muy de a poco, comienzan a acercarse y el silencio va ganando la sala hasta que quedan todos mudos, prendados de lo que el negro habla con un piloto de avión... Esa escena es monumental e insuperable.

Todo lo demás es increíble, impensado e imposible, sobre todo por el detalle de que era una época en donde las computadoras aun no estaban ligadas a los efectos especiales.

Qué buena década que fue la de los setentas, casi perfecta.

Le pongo cientos de Juanpablos y si no la vio, la verdad es que no se lo puedo creer.


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