Con: Jonathan Bennett, Talulah Riley, Rosa
Salazar, Samuel Hunt, Cody Christian, Giles Matthey, Denzel Whitaker, Willa
Ford, Mario Van Peebles, Tim Daly y elenco
Dirección: Steven C. Miller
Resulta que una jovencita muy pulenta pero
mala actriz que ostenta aparente fortuna está de novia con un imbécil mal actor
y, junto con unos extras y amigos malos actores de la pareja, organizan un fin
de semana lleno de salidas a boliches para tomar tragos, bailar y gritar
Uoooouuu! con un dedo índice en alto, pero el padre, un cuarentón certero y mal
actor, envía a Matt, su guardaespaldas más confiable y más mal actor, para que
los lleve de parranda y esté atento por la seguridad de la jovencita.
Y justo en un boliche, y como pasa siempre con
la testosterona de los jovencitos, terminan a las piñas con otros y Matt los
rescata y huyen en la limosina blindada, pero una camioneta con señores
encapuchados los sigue –en apariencia intentan secuestrar a la rubiecita- y
como no pueden alcanzarlos les pegan un torpe topetazo que los desestabiliza y
caen al río, hundiéndose en el fondo del agua.
Pero tranquilos -bah, no sé si esto los tranquilizará o no, a mí me hubiese gustado que muriesen
todos ahí mismo así la película terminaba más rápido, pero bueno-, tengan
calma que no todo está perdido, no porque estuviese el mismísimo Fito Páez
dentro de la limo con un piano eléctrico para entretenerlos con sus canciones
sino porque la limo es blindada y sellada al vacío, así que los tipos se pueden
quedar un montón de tiempo ahí dentro y pueden generar las escenas de conflicto
y claustrofobia más mal actuadas que usted pueda imaginarse.
Y si a este cocktail despiadado le sumamos el
boludísimo final, yo le digo, con una mano en el corazón: Ni se le ocurra.
Así que le pongo 2 Juanpablos a Submerged,
una película que para googlear su póster tuve que agregarle “2015” porque hay
una de 2005 con Steven Seagal que se llama de la misma forma, y hay que ponerle
el mismo nombre a una película mala de otra película mala… Talento innato que
se dice.
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