Con: Paul Bettany, Martha West y Jennifer Connelly
Dirección: Jon Amiel
Una película ideal para mostrarle a nuestros retoños la vida de Charles Darwin. Siempre y cuando no seamos católicos apostólicos romanos acérrimos o tengamos afinidad insobornable con cualquier religión de esas que abundan en este mundo.
Es una buena manera para que nuestros hijos entiendan de donde cazzo venimos, aunque lamentablemente los más chiquitos no podrán verla porque el Vaticano se las ingenió para que la partida salga sin doblaje al español (Ah..., ¡qué intrépido es este Benedicto!)
Los papeles son medio chotos, Paul Bettany no da para tanto y lamentablemente jamás podrá sacarse el disfraz de Silas que lo catapultó a la fama. Y otra cosa: o Paul Bettany es la personificación de la contradicción más absoluta que existe en este mundo o le importa todo tres carajos, porque no puede hacer un rol de enfermo del Opus Dei, luego pegar ese rol ridículo del arcángel Miguel en esa estupidez bancada por la iglesia que fue “La Legión” y ahora salir haciendo de Darwin… No es serio, es como que usted sea un ferviente amante de la buena música y después vaya y se compre el casét de Mili Vanilli; dejate de joder, Paul Bettany, o una cosa o la otra, no se puede todo en la vida.
Jennifer Connely hace un papel de lo más neutro que le vi hacer, nunca fue gran cosa pero en esta película demuestra sus dotes de actriz del montón como en ninguna otra película en la que haya actuado.
Martha West tiene una sonrisa que incomoda, ya va a ver, querido lector, cuando la vea, que usted también se va a sentir raro cuando la piba sonría, es medio extraterrestre esa chica, y no me termina de caer bien. Da cuiqui.
Le pongo 6 Juanpablos.
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