Con: Jason
Statham, Catherine Chan, Robert John Burke, James Hong (in formol), Anson Mount,
Chris Sarandon, Reggie Lee, James Colby, Matt O'Toole, Jack Gwaltney, Barry
Bradford y Jay Giannone
Dirección: Boaz Yakin
Resulta que en una plácida tarde neoyorkina,
Jason Statham, un temerario ex agente policial venido a menos que ahora dedica su vida a las peleas
ilegales, gana una batalla que debería haber perdido para no hacer enojar a la
implacable mafia rusa que apostare una cuantiosa suma de dólares en favor de su
contrincante, por lo que lo harán boleta, pero a la manera de la mafia
rusa: matándole todo familiar o conocido y así sucumbirlo en la más
oscura depresión que lo castigare de tal forma que decidiere quitarse la vida
(que embarulladores que son estos rusos, ¿por qué no lo ponen de un tiro y
listo?).
Así que le matan a la mujer y lo confinan a
vivir como pordiosero, y Statham se aleja de la sociedad y se transforma en un
indigente y una noche otro mendigo con el que duerme en un galpón municipal le
pide como favor que le dé sus zapatos, ya que Statham tiene dos
pares, así que le regala uno. Pero grave fue su error, a la mañana
siguiente, cuando despierta, su compañero a quien le obsequiare los zapatos de sobra, amanece
degollado en su litera.
Horror. Indignación. Impotencia. Par de zapatos
menos.
Mientras tanto, en otra parte de la querida
New York, un importante brazo de la mafia china mundial secuestra a Mei, una dulce
chinita de 11 años que es un bocho, sabe más de matemáticas que Adrián Paenza,
es más, a comparación, Adrián Paenza sabe tanto de matemáticas como yo de agrimensura al lado de esta dulce e inteligentísima chinita.
Entonces el secuaz más importante del clan chino lleva a Mei del brazo para presentársela al temible Chino Mafioso,
compuesto sorprendentemente por James Hong, a quien el tiempo pareciera que no
le pasare ni por su pelo ni por su piel. Y Chino Mafioso la recibe y le dice sin tapujos y muy mal actuando su
rol de ser vil, mafioso y malvado, que tendrá que trabajar para él, y que si no
lo hace, su enferma madre ¡morirá! (Mei tiene a su madre muy enferma de una
terrible e incurable enfermedad de la que morirá en breve, por lo que si yo hubiera sido Mei le habría dicho al
chino que se curta, si su madre moriría lo mismo con o sin su despiadada amenaza).
Contradicción.
Pero Mei acepta y Chino Mafioso le
extiende un enorme papel lleno de letras y números en críptica clave al que la niña da
una vaga leída mientras Mafioso la interrumpe diciéndole que esas son todas
las claves de todas sus cuentas bancarias, y como “por seguridad” no debe haber
rastros escritos ni en papel ni en computadora de sus cuentas bancarias,
Mei deberá memorizarlas. Y ella asiente como diciendo “ya está”, y Chino
Mafioso toma la lista e intenta corroborar mediante una práctica e inmediata
prueba tomándole lección, pero Secuaz no se lo permite, le dice que
no hace falta, que Chinita ya se aprendió los números y que no los olvidará
jamás. Entonces Chino Mafioso, sorprendido y embelesado, toma el papel y lo
destruye (componiendo, sin siquiera saberlo, la escena más pelotuda de todas
las que he visto en mi vida, porque no le costaba nada tomarle lección una única vez para quedarse tranquilo
¿Cuánto iba a tardar?, ¿dos minutos? ¿Cómo nadie del staff le señaló al director que
quedaba re torpe esa escena? El flagelo de construir una película de piñas a
los pedos sin pensar demasiado en el argumento).
Y bueno, Mei es reclamada por todos los
clanes mafiosos de NY, que se la roban y disputan sin destajo cagándose a
tiros. Primero la tienen los chinos, después en un descuido de Secuaz los rusos se la
birlan mientras los polis corruptos de la ciudad también intentan
secuestrarla para así pedirles a los mafiosos de ambos clanes suculentos sobornos a cambio del
pedazo de carne con ojos achinados en que se ha convertido la dulce chinita que, en un tiro y cuando en otro boludísimo
descuido escapa, su vida se encuentra sin programarlo (vamos….) con la de
Jason Statham, que está a punto de tirarse a las vías del subte, cansado de su
cruel destino en el momento justo en que ve pasar a una chinita caminando lo más bien y piensa: “esta chinita seguro que
está siendo buscada imperiosamente por todas las mafias que gobiernan la
ciudad y por la policía”, así que desiste de suicidarse y la ayuda a escapar mientras nosotros nos quedamos estupefactos, sin entender cómo hizo para advertir todo eso con solo observar a Mei caminando sola en el subte, pero bueno, ya lo decía mi abuela Tita: "Por eso ellos llegan a actores y nosotros no".
Y entonces ambos se hacen amigos. Y Statham logra defenderla
de los ataques mafiosos de los rusos, los chinos y los polis, que compiten
entre sí para ver quién es más despiadado y sanguinario para con la dulce
chinita mientras Statham nos muestra por enésima vez (y ya más que
cansar o aburrir, indigna) qué bien pega patadas, qué expeditivo que es con las
armas que caen en sus manos, qué facilidad que tiene para revolear extras rusos
y chinos y qué talento innato tiene para hacer siempre la misma cara de recio,
comenzando de a poco a destronar en rigidez facial al célebre Bruce Willis, que
en eso, hasta Jason Statham, era irreemplazable.
Y al final, cuando ya ganaron y tienen a todos
los rusos y chinos muertos y a los polis en evidencia ante la real ley, Statham
visita al alcalde, compuesto por Chris Sarandon a quien siempre le dan
papeles de homosexual, que en este caso es más corrupto y más mafioso que todos
los antes mencionados, y le dice que “le dé el disco si quiere los 30 palos
verdes que hay en la caja" (safe) para al final ya no sé qué cazzo los quiere,
Sarandon le da el disco, Statham le pone un suculento culatazo en la nuca que
duérmelo y se va en busca de Mei, que ha sido tontamente recapturada por el temible Michael, que es la pareja de
Sarandon, que es más malo e intrépido que la misma mierda y que hasta casi el final de la película no aparece, dando entonces un sorpresivo giro en la trama y echando por tierra la débil teoría de que al menos alguien había escrito al menos una elemental historia para construir esta película, pero no, se ve que fueron decidiendo sobre la marcha como se sucederían las escenas.
Y cuando Michael y Statham están por
hacer la peligrosa transacción: dame a Mei y te entrego el disco y los 30
palos, deciden ganarse sus ofrendas como corresponde en un film pelotudo y trillado
al máximo, que es:
En una batalla final a mano limpia.
Pero cuando están por comenzar la pelea, Mei le pone
al temible Michael un tiro en la pierna que lo deja anulado en el piso el instante
necesario para que Statham recupere su arma y le ponga 17 balazos en la tráquea y en la jeta,
matándolo de una vez por todas. FIN.
Cuando Statham comenzó con estas barbaridades
uno veía venir este patético final, aunque quizás no lo esperaba tan pronto.
Si hubieran cuidado su carrera quizás metía cuatro o cinco películas más antes
de caer en este ridículo, pero no es el caso. Así que démosle un aplauso a Jason Statham,
que acaba de volarse las pelotas sin reparo siendo aun un entusiasta jovencito
con toda una vida por delante.
Lo de Chris Sarandon no es ni patético.
Jason Hong no puede mantenerse en plena forma
como si tuviera 60 años. Estos chinos no envejecen con nada. ¿Será el arroz?
¿La gran base de toda comida que nunca debe pegarse, ni pasarse? No lo sé.
Ponerle 2 juanpablos sería faltarle el respeto
a esa calificación.
No pierda el tiempo.