Con: Ryan Phillippe,
50 Cent, Will Yun Lee, Randy Couture, Shaun Toub, James Remar y la patética
colaboración de Bruce Willis, que acaba de entrar sin acomodo en el célebre,
elítico y etílico grupo de los “desvergonzados”, presidido por Val Kilmer con
Cuba Gooding Jr. como su monaguillo lamebotas.
Dirección: Mike
Gunther
Resulta que tres
íntimos amigos de la infancia ahora son jóvenes maduros que andan por la vida
asaltando joyerías y esas cosas. Son muy amigos aunque no se note. O en realidad
es lo que el director nos quiso hacer creer en un par de minutos, porque los hace hacerse tontos
comentarios codificados que ni ellos entienden mientras degustan una rápida
cervecita ya que hay que pasar a la siguiente toma porque ni el dinero ni el
tiempo alcanzan, así que: a demostrar que nos queremos mucho, que ya tenemos que
demostrar que uno de nosotros es un vil traidor. Rápido que no hay tiempo.
Y los tres amigos son
Phillippe, 50 Centavos y Will Yun Lee, a quien ni siquiera su propia madre, en
esos días en que se le pasa la curda, logra recordar su rostro, por lo que ya
en este escaso manojo de minutos de film sabemos que morirá en breve a manos de
Phillippe, o de Centavos, que son mucho más conocidos. Para colmo está casado
con una bellísima muñeca, la que le prepara el desayuno y lo despide en la
puerta diciéndole que vuelva pronto ya que lo esperará con una rica cena, por
lo que incluso debemos tomar nota que el tipo morirá ese mismo día, dentro de
una o dos escenas.
Así es, pues, que
deben interceptar una limusina donde viaja un extra muy mal actor encadenado a
un valijín metálico con diamantes en su interior al que bajan de la limo y le ponen flor de tiro en la
frente para luego huir con el botín (la valija, el hombre no usaba botines,
estaba de traje, aunque en realidad no vi si tenía o no botines de fútbol, pero
usted imaginará que seguro me estoy refiriendo al botín en tanto tesoro,
trofeo, premio o presa y no a un calzado deportivo).
Y luego esperan al
“comprador” de los diamantes, que llega de inmediato en una impactante
camioneta. Phillippe se acerca con el maletín, pero Extra Comprador en lugar de
darle plata le da un revolver. Phillippe sale de atrás de la camioneta
empuñándolo y, pidiendo perdón desde lejos a sus amigos de la infancia, los
mata de un tiro. Aunque 50 Centavos se salva, porque el tiro pegó en un
crucifijo enorme y mencho que tiene colgado del cogote, así que el único muerto
es el extra que le anticipé en el primer párrafo.
Horror. Sorpresa.
Indignación. Un Extra menos en el mundo.
Así es que 50
Centavos, que es tan pero tan mal actor que le viene muy bien ese mote imbécil
que se clavó de rapero insoportable, porque como actor no le faltan 5 pal peso
sino que cincuenta centavos derechos, corre como puede a lo de un amigo que le
extrae la bala del pecho, panza, rodilla, garganta u oreja (nunca queda claro dónde le
pegó el tiro porque no muestran un primer plano de la herida, lo único que se ve es la espalda de su
ayudante moviéndose como que está intentando pescar algo en alguna parte de su cuerpo, se ve que no tenían
plata para los efectos especiales) y, una vez recuperado, se monta en una
cruzada por vengar el nombre de su amigo de la infancia al que ni su propia madre
en uno de esos días en que está sobria reconocería de lo extra desconocido que
es.
Entonces comienza a
buscar a Phillippe por todos los tugurios en los que el rubito es habitué
cuando de pronto lo intercepta un actor muy malo, de origen húngaro o algo así,
que se presenta como el asesino a sueldo más inhumano que haya conocido, y que
si no le dice dónde están los diamantes morirá de una manera tan pero tan lenta
que la propia natural senilidad le llegará antes y morirá de viejo.
Y 50 Centavos lo mira,
con esos dientototes blancos que porta dentro de su boca que le quedan mucho
más grandes y más feos que a Mariana Fabiani, y le dice que él no tiene nada,
que lo cagaron, a lo que el húngaro le dice que le da una semana y se va con un
andar típico de señor que es la primera vez que colabora en un film de clase B.
Luego el negro va a un tugurio donde juegan póker y se roba la plata y les dice
a los jugadores que si lo ven a Phillippe le digan que él lo busca. Pero
cometió un gran error, porque ahora el que está encabronadísimo es Bruce
Willis, quien compone al mafioso más mal actuado desde aquel que vistiera Dany
Trejo en “House of the Rising sun”, esa malísima película llena de musculosos
pelotudos.
Y bueno, de ahí en más
todo se confunde, tanto para nosotros como para los propios actores. Las escenas imbéciles se suceden unas a otras sin conseguir
cerrar una elemental idea donde Willis nos demuestra que en esta nueva etapa de su vida lo
veremos protagonizando una y otra película de clase B mientras 50 Centavos no
consigue comprender que lo suyo es el rap y que por tanto debe dejar de
inmediato la actuación a la vez que Phillippe continúa cavándose la fosa que
empezara a palear en “The Lincoln Lawyer”.
Así que no vaya a
cometer el absurdo error de alquilar esta idiotez sin igual mal actuada, mal guionada e infestada de los lugares comunes más berretas que usted conozca con hartazgo.
Y de ahora en adelante
tenga mucho cuidado con Bruce Willis, que nunca fue la gran cosa pero al menos su
rostro vaticinaba acción y entretenimiento medio y ahora que se acaba de escopetear
las pelotas para siempre (vi dos seguidas esta semana, las dos nuevas, las dos muy malas)
tendrá al menos 10 apariciones de este tipo hasta que todo el mundo se termine de dar cuenta
que se convirtió en Val Kilmer y su rostro venda menos que el de Lilita Carrió.
Le pongo 1 Juanpablo,
la escena en que se roban 2 palos verdes y después 50 Centavos y el matón que
lo obliga a robar la plata se van a comprar porros y el matón, boludeando, se pega un accidental tiro en la cabeza y luego 50 Centavos lo lleva de un amigo carnicero loco con onda Profesor de Back to the Future que lo transforma en carne picada (¡!!) es lo más pelotudo, salame y desconcertante que
vi en el año.
Deberían cagarse bien a trompadas por insolentes. Todos.
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