lunes, 21 de abril de 2014

I Spit On Your Grave II (2013)




Con: Jemma Dellander, Yavor Baharov, Joe Absolom, Aleksandar Aleksiev, Mary Stockley, Valentine Pelka, George Zlatarev y la importantísima colaboración de Peter Silverleaf como “el gordo pervertido más mal actor del mundo”

Dirección: Steven R. Monroe


Resulta que Katie, una joven morochita más flaquita e insulsa que no sé qué, tiene una vida muy sacrificada y pretende triunfar como modelo (Guau, cuando se sentaron a pergeñar la trama se ve que se estaban meando o en breve les cerraba el banco porque la primer idea que salió fue inmediatamente aprobada), entonces tiene un book de fotos, pero la empresa a la que ofrece sus servicios le dice que con esas fotitos de morondanga no va a ir a ningún lado, que para triunfar debe primero invertir en una buena sesión de fotos de esas que salen varios miles de dólares.

Katie no tiene varios miles de dólares, solo tiene el pelo lacio e insulso, así que de pronto y como por arte de magia, en la coincidencia más genial del cosmos y la galaxia toda, encuentra en el transparente del bar donde trabaja una propaganda de un estudio fotográfico que ofrece sesiones de fotos para modelos sin costo alguno.

Katie no puede creer (y nosotros tampoco) su buena suerte y envía un mensaje al teléfono del volante que rápidamente es respondido pidiendo una foto suya (mmm, cualquiera sentiría al menos el vago olor a una futura violación en masa, pero Katie es muy confianzuda y se saca una foto con el móvil y la envía gustosa).

De inmediato, un joven con voz de "violador ruso secuestra jóvenes morochitas" llama a su número y le cuenta la buena nueva: Acaba de ganarse el set de fotos gratis, solo tiene que ir a tal dirección y llevar su mejor ropa y un tarro de vaselina, seguramente para lubricar la cámara de fotos. Y Katie salta de la emoción, carga en una mochilita sus mejores vestidos y parte rumbo al oscuro galpón donde finalmente podrá acceder a esa maravillosa sesión de profesionales fotos que le darán el éxito y el aplauso inmediato, y se presenta, muy pizpireta, y los tres rusos fotógrafos la observan con esa cara tan evidente de depravado social que cargan y la invitan a que se cambie para la sesión y ella lo hace y le sacan fotos con un ventilador (con la cámara le sacan fotos, el ventilador lo usan para mover un poco ese lánguido y falto de onda lacio pelo), y mientras el mayor de los rusitos fotografía a la insulsa joven su hermano se toca el bulto y mira a la modelo con franca cara de excitado para luego pedirle que se saque el vestido y muestre bien las tetas, así de corta. 

Insulsa se ofende. Fotógrafo le pregunta qué esperaba de una sesión de fotos gratis (nosotros nos preguntamos lo mismo). Insulsa aumenta su grado de ofensa y se va.

Pero esa noche, mientras duerme en su departamentito de poca monta de moza que intenta triunfar como modelo, un suave “click” de cámara de fotos rompe el silencio sepulcral que reina en su habitación. Al principio cree que es un sueño, pero otra vez “click”, y cuando prende la luz del velador no puede dar crédito a lo que ven sus ojos: El ruso que se tocaba mientras ella modelaba para la cámara de oferta se encuentra en su habitación sacándole más y más fotos sin su permiso, así que salta de la cama, enojada y en bombacha y remerita, lista para ser embrochetada. Ruso le salta encima y la ata con el cable del velador, le arranca las braguitas e intenta penetrarla, pero el vecino de la joven, más bueno que Clarence, el león bizco, ingresa en el lugar al haber escuchado gritos y Ruso lo acuchilla todo para luego volver a su quehacer de violador y finalmente penetra a Insulsa, quien recibe la violación a los gritos con la imagen de su amigo muerto a metros de sus narices.

Horror. Vejación. Humillación. Desmayo.

Luego Katie despierta anhelando haber sido víctima de un horrible sueño, pero no, ahí está ella, desnuda, violada y maniatada. Allá está el ruso, en otro rincón, llamando por teléfono a sus hermanos. Y aquí está su vecino, muerto y desangrado en la alfombra. Oh, dios santo, qué terrible presente el de esta joven...

Llegan los hermanos y retan a Ruso por lo que hizo: malo, Ruso, malo. Drogan a la muchacha, la meten en un anvil de esos que usan los fotógrafos profesionales y se la llevan a Bulgaria. Y ahí usted dirá: No, momentito ¿Cómo harían semejante cosa? ¿Cómo podrían sacar de EEUU en avión a una modelo violada dentro de un cajón tipo anvil de trasladar instrumentos fotográficos? ¿Nadie le va a decir al director de esta película que esta situación es inaplicable en esta era post Torres Gemelas?, pero no, aparentemente nadie se lo ha advertido.

Katie despierta de su estado lelo y ve con pavor que se encuentra encadenada a un caño en un mugriento sótano, no sabe que no está más en los Estados Unidos de América, pero sabe que sigue secuestrada por estos tres rusos que utilizarán su cuerpo de todas las maneras que puedan. Y así es, los rusos se turnan para violarla y violarla hasta que le toca el turno a quien le sacaba fotos mientras dormía, que se nota claramente por su mala actuación que está enamorado de ella. Y tanto es su enamoramiento que no toma en cuenta las más mínimas normas de seguridad a la hora de maniatar a una violada y esta se libera, le da un feroz baldezazo en la cabeza y huye por una ventana pidiendo ayuda a los paseantes, quienes la señalan hablando en un extraño idioma mientras viene la policía y se la lleva y le explica que está en Bulgaria. 

Morochita no puede creerlo y llora, desconsolada, cuando entra a la oficina la secretaria del hogar de chicas violadas en Bulgaria para llevársela a la embajada de los Estados Unidos, pero Katie se encuentra ataviada solo con una frazada, por lo que la mujer la invita a pasar primero por su casa y así buscar algo de ropa. Katie acepta (siempre fue una chica muy confiada a pesar de todo lo que le viene ocurriendo) y la mujer la hace entrar en su casa y le dice (esta es la mejor parte de la película), que baje al sótano, que la mejor ropa está ahí abajo.

Al principio Katie desciende los escalones con un poco de cautela, tampoco es que baja saltando una soga como en la propaganda de Dánica Dorada, al menos el director se dio cuenta de lo estúpido de lo que está contando, y cuando llega al sótano una vez más no puede creer lo que sus ojos ven: ¡Es el mismo sótano donde hace apenas horas atrás tres rusos o búlgaros muy pervertidos no paraban de violarla sin cesar! Y se da vuelta, ofendida y enojada con la mujer que la llevaría a la Embajada pidiéndole explicaciones, pero esta la escupe en la cara y le dice que nunca más vuelva a golpear a uno de sus hijos.

Así que Katie vuelve a ser violadísima por los jóvenes y por vecinos que aparte de violarla la picanean, todo muy desagradable a la vista, para luego ser enterrada viva en un anvil en el sótano, pero un sorpresivo socavón de terreno hace caer el baúl-féretro donde la enterraron en un viejo y milenario túnel, y Katie logra salir, alimentarse de palomas y vestirse con unas viejas camperas mientras hace un rastrillaje del lugar: un viajo pasadizo de cientos de años que da a una iglesia (que se encuentra a metros de la casa de los rusitos) y gracias a la colaboración de un cura bueno que la alimenta y le da ropas, Katie se hace fuerte y toma venganza con sus violadores, capturando a Enamorado, atándolo desnudo y haciéndole diversos cortes en el cuerpo para luego introducirle enfermedades venéreas que aparentemente en Bulgaria vienen en lata, luego rapta al segundo, a quien ahoga en diarrea en un baño de boliche y al tercero, al más malo, lo ata a una mesa de trabajo que hay ahí en el túnel y le aprieta las pelotas con la morsa hasta que estas estallan, todo ante la mirada pavorosa de la madre de los niños, quien no puede soportar tanto dolor mientras el policía que le dio cobijo llega tarde al lugar y al ver que la muchachita cobró venganza la deja ir y Katie sale a la luz del día y camina con cara de pocos amigos a la Embajada de los Estados Unidos de América y vuelve a ser libre, como el sol cuando amanece ella es libre, como el mar..., libre como el ave que escapó de su prisión y puede al fin volar..., libre como el viento que recoge su lamento y su pesar, camina sin cesar detrás de la verdad y sabrá lo que es al fin la libertad.


Le pongo 1 Juanpablo, la escena en que la madre de los niños violadores la invita a pasar al sótano merece un monumento a la escena más estúpida de la historia universal.





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