lunes, 28 de julio de 2014

Non-Stop (2014)






Con: Liam Neeson, Julianne Moore, Scott McNairy, Nate Parker, Corey Stoll, Lupita Nyong'o y varios pasajeros

Dirección: Jaume Collet-Serra



Resulta que Liam Neeson, ya entregado con bravura a colaborar en películas de maduros que tiran tiros y meten formidables piñas, esta vez se mete en la piel del temerario Bill Marks, un experimentado marshall de vuelo con una violenta adicción al alcohol y a los cigarrillos que atiende su trabajo con un desgano sin igual y con aires de ansiar de una vez por todas la muerte. Así que llega al aeropuerto, se clava una copiosa petaca de alcohol de quemar, se fuma a los apurones un último cigarrillo y ya está listo para, completamente en pedo, abordar el vuelo.

Así que sube al avión y se sienta en su butaca al lado de Julianne Moore (esto es una ventaja, porque imaginen si le tocaba sentarse al lado de un extra desconocido, ¡debería haber tenido que visitar a su coprotagonista en su ubicación cada vez que pretendiera comentarle algo dependiendo de cómo fuera que estuviesen diagramados los diálogos!, una suerte la verdad...) y comienzan a platicar.

Marks, a pesar de ansiar morir de lo que sea fuese pero pronto, teme con fruición los despegues de aviones y se aferra con ilusión a un viejo y gastado cordel que rodea sus dedos, muy nervioso. Moore intenta calmarlo y le pregunta de qué trabaja a dónde va y de dónde viene, como para sacarlo de su cobarde trance de panico, pero Marks no puede decirle que es un marshall que viaja de queruza en el avión por si algún loquito religioso lo abordare con terroristas fines así que se disponen a hablar de cualquier boludez y el avión despega. Pero Marks no puede siquiera imaginar pasarse todas esas horas sin fumar un pitillo, así que se encierra en el baño, tapa con cinta Scotch el advertidor electrónico de humo y se sienta en el inodoro a fumarse uno.

Luego, ni bien vuelve a su asiento en Business (no sabía que los marshall viajaban tan cómodos, aunque no conozco demasiado esta marca, yo prefiero Hiwatt) un intimidante mensajito en su celular le saluda: “Hola, Marshall”, inquietándolo. Y Neeson le retruca: “Esta es una banda de seguridad, ¿quién es usted?”, a lo que el hombre de incógnito responde “aquel que matará a un pasajero cada 20 minutos si no me depositan 150 millones de dólares en el Banco Coinag a las doce y cuarto” o una boludez de esas.

Esto preocupa en demasía a nuestro querido protagonista, quien comienza a pedir ayuda a sus superiores, quienes por supuesto no le dan bola por algún tema burocrático haciendo que uno se pregunte para qué es que finalmente van estos marshalls de incógnito en los vuelos si cuando las papas queman los dejan solos y que se arreglen como puedan. Y para colmo de males, el otro marshall -porque son dos- justo decide convertirse en mula de cocaína el día en que hay terroristas en el pasaje… Esto es terrible, porque Marks lucha con él en el baño, se cagan bien a sopapos y luego de matarlo suponiéndolo el terrorista descubre una valija llena de coca y sus superiores no le creen una palabra y le dan la orden al piloto de confiscarle la placa y la pistola (¿y ahora quién podrá defender al pasaje? ¡Un marshall muerto en el baño por traficar droga y el otro, que es más bueno que el Papa Francisco ahora es degradado y obligado a no actuar! ¡Socorro!)

Pero Marks es un patriota y no se quedará de brazos cruzados. Y por supuesto que no entrega su pistola y advierte a todos los pasajeros que él es un marshall y que hay un pasajero amenazando con matar a todo el mundo, que todos levanten sus manos y le muestren las palmas. Pero hay un muchacho joven de color, rapero y enojado con el sistema que lo viste con las mejores marcas y los más escandalosos gorros de rapero que no va a hacer caso a lo que este hombre dice, él está mandándose mensajitos con un muchacha y no dejará de hacerlo. Cualquiera en su lugar y habiendo escuchado lo del terrorista que le está mandando mensajes desde el propio avión habría al menos revoleado el celular a la mierda y levantado las manos para demostrarle al nervioso marshall su inocencia, sobre todo viendo lo que ocurre últimamente con la seguridad en los aviones, que prácticamente por el sólo hecho de decir “bomba” te abren la compuerta y te arrojan al vacío así haya sido un chiste de mal gusto, pero el joven se ve que no tiene idea de lo que ocurre en estos vuelos ni tiene al menos un poco de criterio e insiste con enviar sus irrelevantes mensajes hasta que Marks llega a su asiento y le pide que deje el celular y levante las manos, pero el joven hace oídos sordos y uno ya se quiere levantar para quitar el dvd del reproductor, nadie haría una cosa así ni siquiera con un severo problema mental. Marks toma su arma encajada en la parte trasera del vaquero y, sin quitarla, vuelve a pedirle que deje el celular y ponga las manos arriba, pero el joven lo manda a tomar por culo y continua con sus tontos mensajitos consiguiendo que Neeson le aloje una virulenta trompada y lo de vuelta como una media quitándole el estúpido celular para advertir con pavor que solo se trataba de un simple pelotudo que, a pesar de que sonara increíble, estaba mandándose mensajitos con una vedette de poca monta como aquella que dejó embarazada Luís Ventura.

Y bueno, todo mal para el pobre Marks. Aparecen sospechosos hasta debajo de las baldosas que no tiene el avión y los minutos pasan sin poner nervioso a nadie y cada veinte minutos un pasajero muere de algún extraño accidente mientras sus superiores lo acusan de ser él quien está matándolos a todos. Así que déjeme tranquilo con Liam Neeson y su nueva faceta de “rescatador maduro que a pesar de haber pasado los 50 hace rato tiene la sorpresiva flexibilidad de una contorsionista rusa de 14”. Quién sabe lo mejor sería que nuestro querido actor hiciera una de curas. Unos sacerdotes que pierden las hostias y no las encuentran por ningún lado hasta que uno de los monaguillos las advierte debajo de la sacristía y entonces todos se van a comer una sopa de patatas para festejar el hallazgo. Al menos nos dejaría súper asombrados de verlo actuar en una de sacerdotes que pierden las hostias y sería todo un hallazgo.



Le pongo 3 Juanpablos.

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