Con: Liam Neeson, Julianne Moore, Scott
McNairy, Nate Parker, Corey Stoll, Lupita Nyong'o y varios pasajeros
Dirección: Jaume Collet-Serra
Resulta que Liam
Neeson, ya entregado con bravura a colaborar en películas de maduros que tiran
tiros y meten formidables piñas, esta vez se mete en la piel del temerario Bill
Marks, un experimentado marshall de vuelo con una violenta adicción al alcohol
y a los cigarrillos que atiende su trabajo con un desgano sin igual y con aires
de ansiar de una vez por todas la muerte. Así que llega al aeropuerto, se clava
una copiosa petaca de alcohol de quemar, se fuma a los apurones un último
cigarrillo y ya está listo para, completamente en pedo, abordar el vuelo.
Así que sube al
avión y se sienta en su butaca al lado de Julianne Moore (esto es una ventaja, porque imaginen si le tocaba sentarse al lado de
un extra desconocido, ¡debería haber tenido que visitar a su coprotagonista en
su ubicación cada vez que pretendiera comentarle algo dependiendo de cómo fuera
que estuviesen diagramados los diálogos!, una suerte la verdad...) y
comienzan a platicar.
Marks, a pesar de
ansiar morir de lo que sea fuese pero pronto, teme con fruición los despegues
de aviones y se aferra con ilusión a un viejo y gastado cordel que rodea sus
dedos, muy nervioso. Moore intenta calmarlo y le pregunta de qué trabaja a
dónde va y de dónde viene, como para sacarlo de su cobarde trance de panico,
pero Marks no puede decirle que es un marshall que viaja de queruza en el avión
por si algún loquito religioso lo abordare con terroristas fines así que se
disponen a hablar de cualquier boludez y el avión despega. Pero Marks no puede
siquiera imaginar pasarse todas esas horas sin fumar un pitillo, así que se
encierra en el baño, tapa con cinta Scotch el advertidor electrónico de humo y
se sienta en el inodoro a fumarse uno.
Luego, ni bien
vuelve a su asiento en Business (no sabía
que los marshall viajaban tan cómodos, aunque no conozco demasiado esta marca,
yo prefiero Hiwatt) un intimidante mensajito en su celular le saluda:
“Hola, Marshall”, inquietándolo. Y Neeson le retruca: “Esta es una banda de
seguridad, ¿quién es usted?”, a lo que el hombre de incógnito responde “aquel
que matará a un pasajero cada 20 minutos si no me depositan 150 millones de
dólares en el Banco Coinag a las doce y cuarto” o una boludez de esas.
Esto preocupa en
demasía a nuestro querido protagonista, quien comienza a pedir ayuda a sus
superiores, quienes por supuesto no le dan bola por algún tema burocrático
haciendo que uno se pregunte para qué es que finalmente van estos marshalls de
incógnito en los vuelos si cuando las papas queman los dejan solos y que se
arreglen como puedan. Y para colmo de males, el otro marshall -porque son dos-
justo decide convertirse en mula de cocaína el día en que hay terroristas en el
pasaje… Esto es terrible, porque Marks lucha con él en el baño, se cagan bien a
sopapos y luego de matarlo suponiéndolo el terrorista descubre una valija llena
de coca y sus superiores no le creen una palabra y le dan la orden al piloto de
confiscarle la placa y la pistola (¿y
ahora quién podrá defender al pasaje? ¡Un marshall muerto en el baño por
traficar droga y el otro, que es más bueno que el Papa Francisco ahora es
degradado y obligado a no actuar! ¡Socorro!)
Pero Marks es un
patriota y no se quedará de brazos cruzados. Y por supuesto que no entrega su
pistola y advierte a todos los pasajeros que él es un marshall y que hay un pasajero
amenazando con matar a todo el mundo, que todos levanten sus manos y le
muestren las palmas. Pero hay un muchacho joven de color, rapero y enojado con
el sistema que lo viste con las mejores marcas y los más escandalosos gorros de
rapero que no va a hacer caso a lo que este hombre dice, él está mandándose
mensajitos con un muchacha y no dejará de hacerlo. Cualquiera en su lugar y
habiendo escuchado lo del terrorista que le está mandando mensajes desde el
propio avión habría al menos revoleado el celular a la mierda y levantado las
manos para demostrarle al nervioso marshall su inocencia, sobre todo viendo lo
que ocurre últimamente con la seguridad en los aviones, que prácticamente por
el sólo hecho de decir “bomba” te abren la compuerta y te arrojan al vacío así
haya sido un chiste de mal gusto, pero el joven se ve que no tiene idea de lo
que ocurre en estos vuelos ni tiene al menos un poco de criterio e insiste con
enviar sus irrelevantes mensajes hasta que Marks llega a su asiento y le pide
que deje el celular y levante las manos, pero el joven hace oídos sordos y uno
ya se quiere levantar para quitar el dvd del reproductor, nadie haría una cosa
así ni siquiera con un severo problema mental. Marks toma su arma encajada en
la parte trasera del vaquero y, sin quitarla, vuelve a pedirle que deje el
celular y ponga las manos arriba, pero el joven lo manda a tomar por culo y
continua con sus tontos mensajitos consiguiendo que Neeson le aloje una virulenta
trompada y lo de vuelta como una media quitándole el estúpido celular para
advertir con pavor que solo se trataba de un simple pelotudo que, a pesar de
que sonara increíble, estaba mandándose mensajitos con una vedette de poca
monta como aquella que dejó embarazada Luís Ventura.
Y bueno, todo mal
para el pobre Marks. Aparecen sospechosos hasta debajo de las baldosas que no
tiene el avión y los minutos pasan sin poner nervioso a nadie y cada veinte
minutos un pasajero muere de algún extraño accidente mientras sus superiores lo
acusan de ser él quien está matándolos a todos. Así que déjeme tranquilo con
Liam Neeson y su nueva faceta de “rescatador maduro que a pesar de haber pasado
los 50 hace rato tiene la sorpresiva flexibilidad de una contorsionista rusa de
14”. Quién sabe lo mejor sería que nuestro querido actor hiciera una de curas.
Unos sacerdotes que pierden las hostias y no las encuentran por ningún lado
hasta que uno de los monaguillos las advierte debajo de la sacristía y entonces
todos se van a comer una sopa de patatas para festejar el hallazgo. Al menos
nos dejaría súper asombrados de verlo actuar en una de sacerdotes que pierden
las hostias y sería todo un hallazgo.
Le pongo 3
Juanpablos.
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