Con: Ving Rhames, Luke Goss, Mischa Barton,
Michael Paré, Riley Bundick y elenco
Dirección: Amariah y Obin Olson
Resulta que una joven pero ya entrada en años
actriz que pretende hacer de joven y ya no lo es tanto y está bastante entrada
en años despierta como todo norteamericano de ley: tarde pero con el tiempo
justo para preparar el desayuno y salir rajando a su trabajo. Es separada y
tiene una hija de edad indefinida que ronda los 6 a 12 años y se apura y le
advierte que llegarán tarde y que ya falta casi nada para que su padre la pase
a buscar cuando justo llega papá divorciado en su auto de policía y la joven ya
entrada en años actriz de pacotilla sale de la casa con clara actitud de
enojada para siempre con su ex marido quien la mira con ternura e intenta por
todos los medios reconciliarse y que pin que pun palabra va palabra viene los
hermanos Olson (directores de esta
inconveniencia) nos entretienen de manera ágil, práctica y bien resumida, con
el típico “diálogo en minuto y medio” en donde se devela el porqué de la triste
separación de la pareja de protagonistas cuando Policía le advierte a su ex: “No estamos divorciados aún”, “Cierto”, asegura ella. “Creo que te he pedido perdón suficientes
veces, ¿no crees?” insiste policía, buscando acabar con esta fea etapa que
atraviesan. “¡Dejaste a nuestra hija sola
en la casa! ¿Y para qué?, ¿para atender un llamado de la justicia?” le
recuerda, aun insobornable e indignada hasta el tuétano. “Oye, Pam, ya ha pasado un año, ¿cuándo vas a olvidarlo?” le señala
–a ella y a nosotros, para que sepamos
cuánto hace que la gordita está ofendida y no lo deja acostarse en cucharita en
su cuarto-. Pero Pam no contesta y se sube al auto con un piano triste de
música de fondo y Policía apoya su antebrazo en el techo del auto de su ex e
insiste, determinado: “Todos los días
espero por verte a ti y a Cassey, lo sabes, ¿cuántas veces más deberé pedirte
perdón para que ya no estés enojada conmigo?”, entonces ya falta poco para
que termine la escena y aún falta información que darnos, así que Pam le
espeta, apurada, envalentonada e irónica “No
lo sé, ¿cuántos tragos de whisky hacen falta para olvidar?”, y Policía
recoge el guante y renuncia, abatido: “Oh,
qué bonito… Sabes que llevo sobrio cinco meses. Lo estoy intentando, ¿ok?”,
pero Pam no le cree y se va su trabajo como operadora del 911 y así comienza
esta absurda intentona con malísimos actores para volver sobre la trama que tan
bien nos desplegara Brad Anderson en “The Call”, aquella película de
tensión con Halle Berry y Abigail Breslin donde hay que poner como mínimo excelsos talentos a construir la
historia y no a dos baluartes del cine malísimo como son Ving Rhames –quien solo se supera día a día con sus
patéticas actuaciones y nos demuestra que Quentin Tarantino es el mejor
director técnico que ha visto esta Tierra- y Luke Goss, pelado absurdo y un
tanto atlético que nunca llegó a mojar en un buen film y ya en sus cuarentas
está decidido a filmar lo que mierda sea para poder parar la olla.
Y eso es todo lo que podría decirles de Operator
sin entrar ni siquiera en señalar los totalmente torpes efectos especiales que los
hermanos Olson despliegan con desparpajo –la
escena en que Peladito y su ex atraviesan una verja con la chata y las
maderitas vuelan por el aire tiene la estética del Donkey Kong de los 80. Ni mi
abuela Elsa, que en paz descanse, se hubiese creído que esa verja voladora era
de en de veras-.
Le pongo 1 Juanpablo, ¿más mala? Imposible
No hay comentarios:
Publicar un comentario