Con: Olivia Taylor Wilde, Michel Peña, Dougray
Scott, Djimon Hounsou, Kathleen Robertson, Michael Paré, Peter Andersson y
elenco
Dirección: Mark Neveldine
No. Basta de exorcismos, dios mío.
Terminémosla de una buena vez con este género que ya dio todo pero todo-todo lo
que tenía para ofrecer. Y hace mucho tiempo que lo dio. Muchísimo. Hace añares
que todo lo que sale no tiene nada más para decirnos, ¿qué haría que un
director tan tonto e irrelevante como Neveldine quien nos engatusara con sus
torpes films de acción y adrenalina (Crank
I y II, Gamer y otras sonseras como esas) se encomendara a filmar una nueva
opción de exorcismo sin nada nuevo ni original bajo el brazo en donde la bella Angela
–dios mío, hasta nombre de santita tiene-
es poseída por el demonio más demoníaco del que se tenga memoria?
El exorcista murió el día en que Linda Blair
siendo una adolescente nos voló la peluca con sus exosrcistas setentosos tan
espectaculares. Déjense de joder con inventar sonsas réplicas de aquello, o si
realmente tienen ganas de hacer algo más moderno, al menos tengan el recato de
buscar un buen director y actores a tono. Tarantino nos debe una de exorcismo.
La actriz podría ser Elle Fanning, ¿el cura? Harvey Keitel, podría funcionar.
James Woods… Qué sé yo, hagan algo que realmente amerite montar una vez más la
trama esta, sino me ponen tan del tomate que ni ganas de criticarla como
película mala de lunes.
Y eso es todo lo que puedo decirles de The
Vatican Tapes, un film en donde el pobrecito mejicanito Michael Peña
esta vez no muere ni deja viuda lavaplatos e hijos chiquitos a merced del
capitalismo salvaje porque acá hace de padrecito bueno.
Le pongo 2 Juanpablos.
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