Con: Dwayne
Johnson, Alexandra Daddario, Carla Gugino, Paul Giamatti, Ioan Gruffud, Archie
Panjabi, Hugo Johnstone-Burt, Art Parkinson y elenco
Dirección: Brad Peyton
Resulta que en un insólito arranque de
ansiedad por demostrar cuánto se ha superado el tema de la calidad de los
efectos especiales en la era digital, unos productores agarraron y, a pesar que
hace muy poquito la emprendieran con el fin del mundo en aquella olvidable
pelotudez llamada 2012, ahora necesitaban seguir mostrándonos qué sencillo sería
para la madre naturaleza borrar de la faz de la Tierra todo lo que está al
oeste de la Falla de San Andrés, esa zona que hace tanto tiempo se conoce que
un buen día podría desaparecer pero aun así sigue creciendo habitacionalmente y
nadie se preocupa demasiado a pesar de los continuos terremotos que están
flagelando puntos neurálgicos del planeta como certeras advertencias que nadie
oye y entonces tenemos al gran Dwayne Johnson, ese tremendo estereotipo del anhelado
soldado patriota súper poderoso e imbatible con aquellos brazos/boa constrictor
que ninguna remera aguantan enfundado esta vez en las vestiduras de un
temerario bombero que jamás se doblegará ante ninguna circunstancia en donde
estuviese en riesgo un ciudadano, un perrito y/o gatito mientras debe soportar
el flagelo de una separación marital de su amada Gugino –quien aún hoy no entendemos qué le vio al grandote queso con músculos e
incluso demuestra total desconexión en la mirada ya que jamás lo contempla
siquiera con ojos de ex mujer- y pasea por las calles de Los Ángeles con
una poderosísima camionetota de esas que en nuestro país sólo pueden comprarse
la gente de campo que tiene montones de miles de hectáreas pero en EEUU hasta
un pobre gil bombero puede comprarse una
y en brilloso color negro.
Y la vida no le sonríe en este instante, su
mujer está de novia con un magnate y se ira a vivir con él y su hija está más
buena que comer pollo con la mano –a todo
esto y a dios gracias salió a la madre aunque jamás entenderemos de dónde sacó
esos ojos que nos tienen eternamente prendidos- así que tiene que firmar
los papeles de divorcio y no quiere y debe ir a trabajar y de pronto Paul
Giamatti (dios santo, por qué razón
terminaste en este tipo de boludeces que tu carrera no necesitaba…)
descubre con pavor que todo se está yendo a la mierda y todos morirán
sepultados entonces corre a advertir a las autoridades pero nadie le da pelota
y los terremotos comienzan y todo el mundo muere atrapado o ahogado o aplastado
mientras Giamatti se cobija en el centro anti sismos que dirige y Johnson,
junto a su bellísima ex esposa que lo mira como cualquiera de nosotros
miraríamos a Dwayne Johnson si lo tuviésemos cerca, se pasa la película entera
sorteando los más imposibles obstáculos en busca de su muchísimo más bella que
la madre hija, quien logra mantenerse con vida por ser hija de un bombero
estadounidense que la preparó para esto a diferencia de la preparación que
podrían tener los tradicionales obesos yankies que lo único que saben es comer
hamburguesas y morir aplastados con savora saliéndole por un costado de la
boca.
Y eso es todo lo que podría decirles de esta
imbécil nueva intentona de Hollywood por llamarnos la atención con sus efectos
especiales.
Lo que sí le digo, y con una mano en el
corazón: nada de todo lo que hace este grandote insoportable en la película –ni siquiera la tontísima escena en que
pretende eludir una ola de 200 metros de alto y cuando llega a la cima le
aparece en el camino un buque de carga y dobla y lo evita como si fuese posible-
logran opacar por un solo instante esa escena hipnótica en donde Daddario se
acerca a un ventanal y advierte que viene un tsunami.
Podrían armar una película con Dwayne Johnson,
Vin Diesel, Kevin James y el actor insoportable que a usted lo crispe que si
contratan a esta jovencita tremenda me va a importar una real mierda y la voy a
ver igual, completamente embelesado con su impactante par de ojos de otra
galaxia.
Así que le pongo 4 Juanpablos solo por la
colaboración de esta hermosura, si de hija del grandote hacía cualquier otra
actriz hubiese sido incalificable.
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