Con: Nathan Stevens, Jasen Wade, Caitlin
Meyer, Mason Davis y elenco
Dirección: T.C. Christensen
Resulta que en un alejado poblado –esto es una
historia real, así que tenga cuidado y créasela-, un lunático más mal actor que
nada de lo que usted haya visto se dispone a probar cómo matar niñitos con una
bomba que trasforme el aire en fuego porque es un genio incomprendido que logró
con su inteligencia desmedida entender “la resurrección” con una simple
calculadora de mano que tipea tan tontamente que uno se da cuenta que no está
haciendo ninguna cuenta –aparte ¿cómo entendería la resurrección con una simple
calculadora de mano?- mientras su mujer –otra mala actriz de esas de temer- lo
mira encandilada por su supuesta grandeza hasta que finalmente y con todas las
pruebas llevadas a cabo van y toman un colegio, se encierran con los niños
dentro de un salón y piden al gobierno de los Estados Unidos 200 millones de
dólares de lo contrario todos morirán.
Y para colmo todos los policías del poblado se
encuentran lejos de la ciudad y para cuando son advertidos de la toma deben
volver pero están en diversas rutas y a horas del lugar, y el sheriff, padre de
dos de los niños secuestrados, corta su radio, golpea el techo de su móvil,
acelera a fondo y ruega a Dios hasta que de pronto se retracta, mira para
arriba indignado y le espeta al viejo de barba con ojo triangular que todo lo
maneja desde las nubes: “Pero qué te voy a pedir a vos, si no estás ahí…” –el sheriff
no cree en Dios-.
Y los minutos corren y los actores de reparto
son aún más pedorros que los que consiguieron como protagonistas y la película
no podría ser más mala hasta que Lunático debe ir a echarse un cago entonces
deja las riendas de la bomba a cargo de su mujer, a quien le advierte que no
podrá moverse demasiado, que el solo hecho de rascarse la nariz hará activar el
dispositivo resurreccionista y se habrá acabado la historia, momento
aprovechado por una de las maestras –una vieja muy mal actriz- quien intenta
persuadir a la esposa de Lunático para que no sigan adelante con esta pesadilla
y la mujer del lunático no solo no se queda tiesa como le dijo su marido sino
que en lugar de rascarse la nariz directamente se acomoda un mechón de pelo de
arriba del coco mucho más alejado que sus fosas nasales y ¡Booooooom!, la bomba
explota y un reguero de balas comienza a dispararse para todos los rincones,
los niños corren con mínimas laceraciones en las mejillas y el tarro con balas
de fusil dispuesto para que estas se disparen en todos los ángulos no se
termina nunca y los niños siguen corriendo y escapando del lugar y de las locas
balas mientras Lunático sale del baño, se da cuenta que todo terminó y se
suicida y, aunque usted no lo crea: No muere un solo secuestrado.
Así es que Sheriff comienza a investigar más
que quién era o porqué lo hizo sino qué fue lo que motivó que nadie resultara
demasiado herido y solo se hayan acreditado rasguños y alguna que otra
quemadura superficial. Y cada vez que entrevista a un niño sobreviviente, éste
le señala que en realidad se salvó porque lo protegió un ángel a quien describe
y siempre termina siendo una abuela muerta o una tía que ya no está. Sheriff no
puede creer semejante cosa y lo consulta con su almohada y su mujer –más creyente
que el propio Papa Francisco- quien lo reta y le dice que tiene la verdad ante
sus ojos y no la quiere ver.
Y tanto discuten y las entrevistas con los
sobrevivientes son tan elocuentes que ese domingo finalmente Sheriff decide
acompañar a su familia a la iglesia pero no entra, se queda en la puerta. Y su
mujer, harta ya de estar harta, ya se cansó, le dice que lo quiere mucho, pero
que si no va a creer en Dios entonces no podrán seguir juntos y de a poco
Sheriff va entrando, ve a los chicos con curitas en las mejillas cantando
villancicos y se quiebra y llora y se arrodilla y la mujer lo ve por un vidrio
entonces sale y lo mira sorprendida y fuertemente conmocionada, y no le dice
nada pero en sus ojos se advierte la pregunta casi afirmada que estalla de
alegría y orgasmo en su mirada “Aleluya!!! Ahora sí crees en Dios!!!” y se
abrazan y no se separarán porque Sheriff se hizo católico apostólico romano
porque no pudo más que aceptar que fue Dios quien salvó a esas criaturas y yo
le agrego, para que se quede tranquilo y no salga de su país, que Dios es
norteamericano y que solo salva niñitos presas de un lunático y abandona a
otros niñitos sirios o africanos o niñitos que viven en Irak que son volados
por el aire por el mismo gobierno estadounidense que erra la puntería cuando
pretende aniquilar lunáticos extranjeros así que quédese tranquilo, Sheriff que
nació en el lugar indicado.
Incalificable basura propagandística de la
iglesia.
2 comentarios:
Te recomiendo que al hacer alguna crítica lo hagas con la seriedad adecuada. Tal ves no parezca una gran película, pero si tan sólo investigaras como "todo buen critico" sabrias que fue un hecho real, y obviamente la película es una dramatización del acontecimiento real que fue en dicho poblado en 1986. Amigo investiga antes de hablar por favor
No se hace católico el sheriff. No sabes hacer críticas
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