jueves, 28 de enero de 2016

The Hateful Eight (2015)





Con: Samuel L. Jackson, Kurt Russell, Jennifer Jason Leigh, Walton Goggins, Demián Bichir, Tim Roth, Michael Madsen, Bruce Dern, James Parks, Dana Gourrier, Zoë Bell, Channing Tatum y elenco

Dirección: Quentin Tarantino



Bien. Quentin vuelve a deleitarnos con su exquisita locura, con sus siempre melodramáticos finales con bombos, coágulos y platillos y con historias que valen la pena ser contadas solo por él.

Aunque quizás no esté a la altura de Django Unchained, su último film –quizás el mejor de todos los de su autoría desde el modesto punto de vista de este fanático de sus publicaciones-, The Hateful Eight arranca medio lenta –los capítulos antes de llegar a la mercería de Minnie podrían haberse resumido un poco y no hubiese torcido el rumbo de lo que vendría-, pero luego, una vez en curso, solo podemos quedarnos como niños extasiados viendo una nueva entrega de nuestra serie favorita. Y no hay otro director que consiga hacernos sentar en el piso con las manos anudadas abrazados a las rodillas con el gesto expectante del iluso que cree aún no haberlo visto todo y que, durante el transcurso del film, verá lo mismo de siempre pero se sorprenderá como si jamás lo hubiese experimentado.

Y eso es lo que hace que Quentin Tarantino sea hoy por hoy el mejor director de cine que tenemos, más allá de su talento insuperable para convertir en un actor de pacotilla en John Cazale y muy por encima del talento de pasarse la vida tributando cosas ya hechas pero muy mejoradas por su implacable pluma.

De Hateful me quedará en el recuerdo el tremendo aporte de Damien Bichir, alma del film, grandísima composición de mejicano del siglo XIX, la increíble transformación de Jennifer Jason Leigh y sus geniales tributos a Carrie y The Exorcist, el preciso cowboy que descubrió en Goggins (lo trajo de Django) y el incuestionable liderazgo que imprime Samuel L. Jackson cada vez que Quentin lo convoca a actuar.

El resto un poco flojo y no a la altura de lo que estaban dibujando y quizás ahí tengamos la respuesta a por qué Hateful no supera a Django, donde todo el mundo, absolutamente todo actor participante, ha dejado el corazón en su composición. En Hateful Russell no convence del todo, Roth pretende imitar a Waltz y no le sale y Dern en su rol de viejo calladito no me llega a ningún lado y por momentos estorba la visión.

Y, párrafo aparte, Channing Tatum, actor pavotísimo que no tiene que ver con el cine en serio y que, una vez más, Quentin consigue hacernos creer que es descollante.

Y eso es todo lo que podría decirles del octavo film (de diez, recientemente avisó que más de 10 películas no va a hacer) de Quentin Loco de Mierda Tarantino. Un film que iré a ver al cine dos veces más porque con una sola no me alcanza y pretendo advertir todos y cada uno de los detalles.

Le pongo 7 Juanpablos y lo invito a que la vea.


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