Con: Kate Winslet, Liam Hemsworth, Hugo
Weaving, Sarah Snook, Judy Davis, Caroline Goodall, Kerry Fox, Rebecca Gibney y
elenco
Dirección: Jocelyn Moorhouse
Bien. Al fin una buena. Hacía rato que no veía
nada interesante y Moorhouse pateó con brillante media chilena el estúpido letargo
fílmico en el que me había hundido.
Winslet lleva con prestancia su rol y
Hemsworth fue contratado para calentar mujeres –y por supuesto que lo consigue,
siempre que veo estos chicos tan saludables los imagino a los 50 luego de
millones de cervezas y asados panzones y pelados y me río de antemano. Ya vas a
llegar, Liam. Los 50 están ahí, ¿ves? Ahí a la vuelta de esa esquina. No
importa cuán despacio camines hacia la curva porque igual vas en una cinta
transportadora que de todos modos te dejará ahí-. Pero dejemos al pobre Liam
disfrutar de estos 15 minutos de gloria que todos tuvimos y sigamos con la
crítica del film. Por sobre ambos ya mencionados debo hacer un paréntesis y
saludar con mis más lamebotas respetos a Hugo Weaving y Judy Davis.
Qué carrera disparatada la de Weaving. Décadas
encasillado en roles de robot insensible por su errada decisión de colaborar en
Matrix
y ahora, a la vuelta de la vida, nos muestra que había mucho más que eso en su
corazón y que de robot no tiene un carajo. Hermoso papel. Me mató de risa. Y
Judy Davis se come la película. Genial actuación de esta mujer que ha
colaborado en innumerables films y series de TV pero que nunca le ha tocado
participar en nada lo suficientemente relevante como para quedar en nuestra
retina, así que un aplauso tardío para ella, que se lo merece.
Y eso es todo lo que puedo señalar de The
Dressmaker, un film que prejuzgué imaginándolo tonto y de amor o algo
así y al final es re volado y muy entretenido –lástima que no apareció por el
pueblo Edward Scisorhands, ahí sí que poníamos los fideos-.
Le pongo 8 Juanpablos y lo invito a que la
vea.
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