lunes, 9 de abril de 2012

Bucky (2011)



Con: Nick Swardson, Christina Ricci, Don Johnson, Stephen Dorff, Ido Mosseri, Kevin Nealon y Edward Herrmann

Dirección: Tom Brady


Bucky es un ordinario estereotipo de joven perdedor estadounidense con onda setentosa que va por la vida sobreactuando hasta el ridículo más calamitoso su rol de perdedor vírgen e idiota, amplificando su falta de sexo carnal y su explosiva carencia de talento para cualquier cosa, que continúa viviendo con unos padres completamente exagerados que sobreactúan su condición de “idiotas como el hijo” de manera muy expeditiva así a uno no le queda duda alguna del magro coheficiente intelecual que poseen.

Y todas las noches esperan con ansias que su veintipicoañero hijo vuelva de su trabajo como embolsador en el supermercado de mala muerte donde trabaja con tozuda obcecación por dos mangos con cincuenta mientras su jefe, que es aún más idiota que él, vive atormentándolo con amenazas de despido produciéndose laceraciones en la cara con una vara, dándole a entender que, aparte de despedirlo, lo denunciará ante la policía por supuestos golpes recibidos cuando, en realidad, si es el pueblo chico que uno supone que es por lo poco que ya se vio de filme, la policía debería tener fichado a Bucky como el "completamente retrasado del pueblo que no mata ni a una mosca", así que nos encontraríamos con la primera contradicción de la película y aún no llegamos al minuto 4 de filmación.

Así que Bucky finalmente es expulsado por su retardado jefe y vuelve a su casa, donde lo esperan sus retrasados padres con la comida lista para cenar y debatir cuestiones completamente idiotas exagerando el contenido lelo de esas charlas hasta el grotesco más excedido así a uno le queda bien claro que tanto Bucky como sus padres son las personas más idiotas que hay en el mundo, qué digo en el mundo... En el universo todo.

Entonces Bucky, entre pavotas risas llenas de escúpidas que producen inevitablemente dos dientes de conejo tipo Piripincho que le clavaron para caracterizarlo aún más imbécil, termina de comer y les pide permiso a sus padres para ir a ver una película a lo de sus amigos del barrio ante la disimulada desaprobación de la madre, que se había ilusionado con jugar un estúpido juego de mesa en familia, que ya jugaron infinidad de veces y que, aparentemente, tiene mucha menos onda que ella, el marido y el hijo juntos. A lo que Bucky le dice que le agradece pero que no, que prefiere ver películas con sus amigos ante la mirada de adusta aprobación del padre, que entiende que su hijo debe “aprender a volar” y le da el consentimiento (Bucky tiene al menos 25 años) pero le recuerda que se ponga sus zapatillas con luces, para que los autos lo distingan en la cerrada noche del pueblito de morondanga donde viven y no lo levanten como sorete en pala, y lo acompaña a la puerta para despedirlo cuando uno ya sabe, incluso sin haber visto aún la escena que sigue, que el joven Bucky irá en bicicleta a la casa de al lado sin siquiera tener que cruzar la calle, construyendo así el primer gag súper trillado de la película y vamos por el minuto 7, aún no llegamos a la decena.

Así es, entonces, que Bucky llega de sus amigos y todos lo reciben con gran jocosidad, demostrando que son tan idiotas como él y alertándolo de que no verán esa película de dibujitos que le habían prometido que verían sino que, por el contrario, se animarán de una vez por todas a enfrentarse con una porno, para masturbarse en grupo.

Pero Bucky nunca escuchó esa palabra y, a pesar que sus amigos no pueden creerlo, jamás se tocó el pito ni siquiera sin querer, por lo que sus amigos le explican como debe menearse el pene para conseguir una erección y posterior orgasmo. Y Bucky empieza a menearse el pito de manera muy exagerada cuando la película pornográfica aún no comenzó, y todos sus amigos se ríen y lo alientan a que eyacule mientras él no solo se sacude el pito con violencia, también grita como el descerebrado que es mientras salta sobre el sofá ante la euforia del grupo, que comienza a tocarse sus partes “bolsilleando” con prestancia.

Y fue en ese momento mágico en que me levanté de la cama para retirar esa basura de mi reproductor de DVD intentando no darle un minuto más a la cosa, pero no logré sacar el disco antes de enterarme de que los personajes de la película pornográfica con la que Bucky se estaba “desvirgando de paja” estaban protagonizados por sus propios padres cuando eran jóvenes y él aún no había nacido.

Así que no sé cómo termina, ni cómo sigue ni nada más. Sé que trabajan Stephen Dorff y Don Johnson, pero gracias a dios no los vi . Y también imagino, por lo que dice en la tapa del DVD, que Bucky tiene el pito más chico del mundo, y que por eso se hace famoso y comienza a actuar en películas condicionadas, pero preferí no verlo. Saqué ese DVD antes de completar la decena de minutos de filmación. Hacía mucho que no me pasaba eso tan pero tan rápido.

Quizás estemos ante la película de Hollywood más ordinaria y más exagerada hasta el vómito con sangre que hayamos visto, aunque no lo sé, prefiero no poner las manos en el fuego. Uno nunca sabe hasta dónde puede llegar Estados Unidos con este tipo de cosas.

Ni lo piense.


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