miércoles, 4 de julio de 2012

An American Hounting (2005)




Con: Donald Sutherland, Sissy Spacek, James D'Arcy, Rachel Hurd-Wood, Matthew Marsh y Thom Fell

Dirección: Courtney Solomon


En la quieta y tentadora zona de vaya uno a saber dónde está enclavada esta historia yankie, una mujer y su hija deciden irse a vivir a una casa del año del pedo. Y la jovencita despierta de una pesadilla meta gritar como una taradita mientras su madre le dice que no grite, que solo fue una pesadilla. Y la jovencita le muestra una muñeca bien vieja que encontró en el arcón de las cosas viejas que no hay que tocar de la misteriosa casa donde se fueron a vivir y de golpe la película viaja a 1817, donde Donald Sutherland y Sissy Spacek intentan llevar adelante una linda y antigua familia de época.

Donald es un terrateniente inescrupuloso que les garca tierras a todos los vecinos y luego les cobra alquileres de usura mientras la iglesia le dice que no debe hacer eso, que Dios ve con malos ojos el temita de la usura, lo otro no, lo otro lo ve copado (eso de andar robándole tierras a sus conciudadanos mediante engañosas trifulcas fiscales), pero que todo tiene un límite, incluso para Dios. Así que la iglesia descubre sus alquileres de usura sobre una pobre vecina que tiene menos plata que yo y entonces le prohíbe al terrateniente la entrada a la iglesia.

Y cuando Donald se va compungido porque no podrá tomar más la hostia, la vieja usurada lo frena de pecho y lo maldice. Y le dice que la va a pagar, que no se piense que solo no va a poder ir más a misa, que no sea pelotudo. Que ahora va a ver con quién se metió.

Y a los poquitos días comienzan a aparecer fantasmas en la casa que atormentan a su pobre y bella hija adolescente hasta el desenlace final de esta pelotudez mal actuada, mal dirigida, mal contada y basada, para variar, en “una historia real” que encima no hay manera de comprobar si es cierto o no ya que pasaron como 200 años de aquel episodio, y usted vio como son los “de boca en boca”..., quien sabe lo que pasó fue que durante la cena alguien se tiró un cuete y nadie se hizo cargo y la madre dijo, irónica y  en voz alta: “¡seguro que fue un fantasma!” y la mujer de la cocina oyó “fantasma" y se lo contó a otra y esa se lo contó a otra y así hasta que se construyó esta absurda película que no conduce a ningún lado y que seguro es mentira.

No pierda el tiempo.

Lo único rescatable es que Rachel Hurd-Wood es muy linda.



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