Con: Donald
Sutherland, Sissy Spacek, James D'Arcy, Rachel Hurd-Wood, Matthew Marsh y Thom
Fell
Dirección:
Courtney Solomon
En la quieta y
tentadora zona de vaya uno a saber dónde está enclavada esta historia yankie,
una mujer y su hija deciden irse a vivir a una casa del año del pedo. Y la
jovencita despierta de una pesadilla meta gritar como una taradita mientras su
madre le dice que no grite, que solo fue una pesadilla. Y la jovencita le
muestra una muñeca bien vieja que encontró en el arcón de las cosas viejas que
no hay que tocar de la misteriosa casa donde se fueron a vivir y de golpe la película
viaja a 1817, donde Donald Sutherland y Sissy Spacek intentan llevar adelante
una linda y antigua familia de época.
Donald es un terrateniente
inescrupuloso que les garca tierras a todos los vecinos y luego les cobra
alquileres de usura mientras la iglesia le dice que no debe hacer eso, que Dios
ve con malos ojos el temita de la usura, lo otro no, lo otro lo ve copado (eso
de andar robándole tierras a sus conciudadanos mediante engañosas trifulcas
fiscales), pero que todo tiene un límite, incluso para Dios. Así que la iglesia descubre sus
alquileres de usura sobre una pobre vecina que tiene menos plata que yo y entonces le
prohíbe al terrateniente la entrada a la iglesia.
Y cuando Donald se va
compungido porque no podrá tomar más la hostia, la vieja usurada lo frena de
pecho y lo maldice. Y le dice que la va a pagar, que no se piense que solo no va a poder ir más a misa, que no sea pelotudo. Que ahora va a ver con quién se metió.
Y a los poquitos días
comienzan a aparecer fantasmas en la casa que atormentan a su pobre y bella
hija adolescente hasta el desenlace final de esta pelotudez mal actuada, mal
dirigida, mal contada y basada, para variar, en “una historia real” que encima no hay
manera de comprobar si es cierto o no ya que pasaron como 200 años de aquel
episodio, y usted vio como son los “de boca en boca”..., quien sabe lo que pasó fue que durante la cena alguien se
tiró un cuete y nadie se hizo cargo y la madre dijo, irónica y en voz alta: “¡seguro que
fue un fantasma!” y la mujer de la cocina oyó “fantasma" y se lo contó a otra y
esa se lo contó a otra y así hasta que se construyó esta absurda película que
no conduce a ningún lado y que seguro es mentira.
No pierda el tiempo.
Lo único rescatable es que Rachel Hurd-Wood es muy linda.
Lo único rescatable es que Rachel Hurd-Wood es muy linda.
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