Con: Joe Mantegna, Elizabeth Whitmere y Romano Orzari
Diercción: Christopher Warre Smets
Joe Mantegna es un asesino a sueldo muy pero
muy prestigioso. Nada le sale mal y todo aquel que necesite hacer cagar a
alguien va y lo contrata, ya que es un éxito seguro, donde el tipo pone el ojo, pone la bala. Pero a Joe la vida le juega una mala pasada y tiene que ser testigo siendo aun un joven temerario con toda una vida de sicario por delante de la dolorosa muerte de su mujer, que
fue tomada por una cruel enfermedad, dejándolo solo en el camino con una hija
pequeña a la que tendrá que educar con sus rústicos métodos de francotirador poco paternal.
Y la vida pasa y los años vuelan y la película
nos muestra a Joe más canoso y trabajando en sociedad con su sexy hija, que
ahora porta veintipico y es tan temeraria, tan asesina y tan expeditiva como su
siniestro padre.
Y les toca un trabajito y ella lo debe esperar
en un auto mientras el sube a una terraza y desde ahí tirarle a su nueva
víctima, pero cuando lo apunta y le dispara, se le nubla la vista y titubea.
Inquietud. Mal humor. Desgracia. Error.
Y después mientras intenta guardar el rifle se
le atonta una mano. Susto. Confusión. Tontería.
Pero no le da mayor importancia al tema y
vuelve al auto. Desinterés. Nimiedad. Falta de amor propio. Creencia en que uno es de hierro y que los años vienen solos. Y su hija lo reta y le pregunta por qué
erró el tiro, pero él no contesta y le pide que acelere, así escapan de una vez.
Y al otro día va a ver a una doctora que le hace una resonancia y le encuentra
un cáncer cerebral que lo está matando, y cuando vuelve a su hogar con la
terrible noticia y mientras se prepara un emparedado de maní, siente un ruidito detrás suyo y de
inmediato saca el arma y se da vuelta y dispara en el pecho a un asesino a
sueldo que fue a asesinarlo por orden de aquel que le encargare ese trabajo que
no pudiere concretar por su titubear alertador de enfermedad en puerta.
Pero Asesino a sueldo, a parte de ser malísimo
actor, es muy precavido, porque pegó un chaleco antibalas por "lo que puta
pudiera” y se salvó. Y se ponen a charlar y se hacen amigos y a Mantegna lo enternece
y le empieza a enseñar sus trucos de viejo asesino a sueldo a punto de morir de cáncer y comienzan a
trabajar juntos y él se va poniendo cada vez más enfermo hasta que no le queda
otra que contarle a su hija y ésta se queda llorando en la casa mientras él le
pide a su alumno que lo acompañe a caminar por el bosque y cuando están bien
lejos le solicita que lo mate.
Y su alumno lo mata y termina la película.
Y uno se queda pensando si realmente valía la pena perder todo ese irrecuperable tiempo viendo ese bodrio horrendo y aburrido como discurso de Lilita Carrió que alquiló porque estaba Joe Mantegna en la tapa, y no, no valía la pena. No solo no hacía falta alquilar esta película, mucho tiempo atrás no hacía falta que Mategna se escopetée las pelotas participando en esta pelotudez por falta de dinero, pero bueno, es el flagelo de la era moderna, hoy estás arriba, mañana estás abajo.
Lo bueno de todo esto es que yo siempre estuve abajo, así que me falta estar arriba y calculo que en cualquier momento me toca...
No pierdo las esperanzas.
Y uno se queda pensando si realmente valía la pena perder todo ese irrecuperable tiempo viendo ese bodrio horrendo y aburrido como discurso de Lilita Carrió que alquiló porque estaba Joe Mantegna en la tapa, y no, no valía la pena. No solo no hacía falta alquilar esta película, mucho tiempo atrás no hacía falta que Mategna se escopetée las pelotas participando en esta pelotudez por falta de dinero, pero bueno, es el flagelo de la era moderna, hoy estás arriba, mañana estás abajo.
Lo bueno de todo esto es que yo siempre estuve abajo, así que me falta estar arriba y calculo que en cualquier momento me toca...
No pierdo las esperanzas.
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