Con: Elias Koteas, John
Pyper-Ferguson, Emily Hampshire, Caterina Murino, Patricia McKenzie y Larry Day
Dirección: Dominic James
Resulta que Elías está cansado de la vida que
lleva como policía y se lo dice, en un bar y copas mediante, a su compañera de trabajo.
En otra parte de la ciudad, un señor de mucha
plata le paga un montón de guita a una prostituta y le dice que se vaya sin
mantener relaciones y ésta agarra la plata y se compra un kilo de droga y se lo
mete en las venas.
Por otro lado, un psicólogo decide dejar de
darle pastillas sin receta a una paciente adicta que trabaja muy pero muy mal
su papel.
En otra región, una enfermera toma partido
desconectando a una niña que acaba de perder a toda la familia en un accidente quedando
sola y cuadripléjica mientras, por otro lado y al mismo tiempo, una muchacha
pierde todo su dinero en el casino y un chabón le da una segunda oportunidad ofreciéndole
tirar unos dados en la barra donde degusta un daiquiri de depresión y, al
conseguir el número que le dio la victoria, el tipo le da la plata y le dice
que vuelva a su casa con el dinero recientemente ganado, que no vuelva al
casino, pero ella continúa gastándoselo, y lo pierde.
Y al otro día aparecen todos encerrados en
unas peceras gigantes y un loco de largo pelo los va llamando de a dos. A uno
lo ata a una silla y el otro tiene que tirar los dados y que el destino decida
si vive o no, aquí va un tonto ejemplo: Policía debe tirar los dados de
guachito cogedor y le sale el 1, en este caso puntual, la caja que abre tiene
dentro un revolver con 6 balas, debe poner 1 (porque en el dado salió ese
número) y dispararle en la cabeza, con tal mal tino que va y le revienta la
capocha de un disparo.
Y la película sigue así sigue, hasta terminar
de la manera más pelotuda del mundo.
Koteas es un gran actor de reparto, no le
construyan una película para que la protagonice si no le da el piné… No pasa
nada con esta película de morondanga. No pierda el tiempo.
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