Con: Iko
Uwais, Joe Taslim, Donny Alamsyah, Yayan Ruhian, Pierre
Gruno, Ray Sahetapy, Tegar Satrya, Iang Darmawan, Eka “Piraña” Rahmadia, Verdi Solaiman y el inconfundible, el
incomparable, el talento innato más bisagra de la historia de Hollywood: Alfridus
Godfred, como “uno de los extras de machete en mano”.
Dirección: Gareth Evans
Resulta que un avezado grupo de policías indonesios
del tipo SWAT pero de patadas dar van en una combi policíaca rumbo a capturar
al más violento y poderoso mafioso que Indonesia haya conocido en toda su
historia, que vive en el último piso de un alto edificio bastante venido abajo aunque imposible de acceder ya que es una propiedad altamente
custodiada por una cantidad exasperante de indonesios más malos que la mierda
misma que conocen con gran experiencia las patadas más horrorosas que usted imagine.
Y el capitán del grupo comando, sentado en el
medio del furgón y frente a sus subordinados, planta el rifle en el piso y, poniendo mucha cara de
malo, les dice a sus dirigidos: “Ahora vamos a ir a capturar a Mafioso, que es
un mafioso muy malo y muy peligroso y que es quien vende toda la droga en el
país y aquel que regentea todos los burdeles que florecieron en la última
década. Deberán tener cuidado, ya que es un mafioso muy inteligente y sabe
protegerse escondiéndose en el último piso de un edificio siniestro infestado
de karatecas y guardaespaldas. La búsqueda será difícil, pero no imposible. Así
que juntemos coraje e intentemos, al volver a la combi, no encontrarnos con
ninguna silla vacía” y yo me pregunto:
¿Los policías en Indonesia no saben cuál es el plan o qué tarea deben realizar hasta cuando faltan tres o cuatro cuadras para llegar a su destino?
¿Los altos mandos Indonesios no les cuentan qué deben hacer por miedo a que estos renuncien y no haya nadie que haga ese tipo de trabajos peligrosos?
¿El director, una vez más, necesitó explicar como un torpe idiota de qué iría la película que comenzábamos a disfrutar haciendo un patético preámbulo absolutamente innecesario siendo como somos los televidentes, personas que tenemos un cerebro que aún funciona más o menos y que no necesita que le expliquen que si hay unos policías en una combi, todos llenos de defensas y protecciones y cara de malos, de seguro que están yendo a acabar con algún poderoso malhechor que está aniquilando el buen funcionamiento y el bienestar de una ciudad?
¿Los policías en Indonesia no saben cuál es el plan o qué tarea deben realizar hasta cuando faltan tres o cuatro cuadras para llegar a su destino?
¿Los altos mandos Indonesios no les cuentan qué deben hacer por miedo a que estos renuncien y no haya nadie que haga ese tipo de trabajos peligrosos?
¿El director, una vez más, necesitó explicar como un torpe idiota de qué iría la película que comenzábamos a disfrutar haciendo un patético preámbulo absolutamente innecesario siendo como somos los televidentes, personas que tenemos un cerebro que aún funciona más o menos y que no necesita que le expliquen que si hay unos policías en una combi, todos llenos de defensas y protecciones y cara de malos, de seguro que están yendo a acabar con algún poderoso malhechor que está aniquilando el buen funcionamiento y el bienestar de una ciudad?
Me tienen podrido.
Así es
entonces que la combi llega al enorme edificio con decenas de departamentitos
por piso habitados en su gran, gran mayoría por seres indeseables que trabajan
de guardaespaldas del mafioso del último piso y que como pago de alquiler lo único
que tienen que hacer es frenar cualquier ataque o invasión de propiedad de agentes de la ley
que pudieren presentarse utilizando la metodología que tengan a su alcance: Cagarlos a patadas, fetearlos a machetazos, prenderlos fuego, agujerearlos a balazos, etcétera.
Entonces
los polis llegan e ingresan a la propiedad y de inmediato son víctimas de una frondosa
balacera en donde la mitad muere y el resto es aniquilado en los dos o tres
primeros niveles de este juego absurdo en donde en el minuto veinte ya quedan solo cuatro policías de los treinta que eran al principio.
Y bueno,
empiezan las patadas. Se ve que en Indonesia está prohibido esguinzarse o
recalcarse un dedo o una bisagra del cuerpo porque ni bien quedan vivos los
cuatro policías que no pueden morir porque son los protagonistas de esta
simpática y pelotuda película, los malos comienzan a producirles las más
severas tomas de karate de esas que doblan rodillas para el otro lado pero sin
conseguir su dañino y garca cometido. Así es que Policía se enfrenta en un
pasillo con cuatro extras y empiezan las patadas siniestras y las tomas "mala
leche", pero Policía, a pesar de que grita con dolor, resiste el esguince o el
dedo recalcado de manera mucho más eficaz que usted o yo, que con un golpe de
esos quedaríamos sin poder pisar, yendo al traumatólogo para que nos recete
unas sesiones de lámpara y rehabilitación en algún centro cercano a nuestro
hogar ni bien pudiéramos autorizar la orden en nuestra obra social amiga.
Y todos se
cagan a re mil patadas.
Y el malo
muere.
Así que ya
lo sabe, querido lector, si lo que usted busca es ver una película en donde las
patadas voladoras, las tomas Power-Rangers, las recuperaciones mágicas y
prontas de cualquier tipo de esguince y los asiáticos gritos desgarradores, ya
sean de dolor o de valentía desmedida pueblen el film sin darle respiro, vaya
ahora mismo a alquilarla. Ahora en cambio, si lo que busca es emocionarse con
una película profunda que lo haga pensar, alquílese otra cosa. Este filme es
ideal para esos días en que lo único que se desea es tirarse en la cama para ver como un montón de chinos se destrozan a patadas y no
pensar en nada.
En ese
aspecto, le pongo 10 Juanpablos. En el otro, 2 Juanpablos es mucho.
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