Con: Anna Kendrick, Emily Blunt, Meryl Streep,
Mackenzie Mauzy y un montón más
Dirección: Rob Marshall
Mi rechazo a los musicales y a las películas de
princesas es tan pero tan tremendo y poderoso que puede venir el propio Rob Marshall (Chicago,
Memorias
de una Geisha, Nine) y construir esta exquisita parodia y así unir con sacrificado esfuerzo a todas las princesas vistas y por ver en un mega
emprendimiento comedioso/musical en donde las más célebres estrellas de Hollywood deberán, incluso hasta para pedir un café, hacerlo cantando que no pude más que dejar a mis hijas que la
vean solas e irme a otro lado de la casa.
Es más fuerte que yo, no puedo siquiera
soportarlo mucho más que los extensos 25 minutos que le regalé con enorme
sufrimiento.
Así que ya lo sabe, si los musicales no lo
joden demasiado y las películas de sufridas princesas que terminan con el
nórdico príncipe de pito corto de turno abrazándolas y rodeándolas de lujos innecesarios
dentro de un castillo enclavado en el medio de un poblado desesperado y
famélico, véala. Véala que se va a divertir de lo lindo.
Al menos mientras cocinaba escuchaba cómo se
reían mis hijas de entre 2 y 16 años, así que mala no debe ser. Pero no puedo siquiera imaginarme perdiendo todo ese valioso tiempo por más actores de renombre y por más parodia que sea a un género que detesto más -y hay que tener talento para superar esto- que a las imbéciles películas con camarita en mano o crepusculoides.
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