lunes, 11 de julio de 2011

The Kovak box (2006)




Con: Timothy Hutton, Lucía Jiménez y David Kelly

Dirección: Daniel Monzón

Timothy Hutton es el famoso escritor “David Norton”. Está viajando junto a su novia en un aeroplano escribiendo su nueva novela para matar el tiempo que le falta para llegar a destino. Tiene una conferencia de prensa en Palmas de Mallorca sobre su última novela recientemente editada.

En el mismo aeroplano viaja una joven muy rara y muy gallega, que todo el tiempo está haciendo cara de asco o de repulsión, nunca me queda claro cara de qué es la que hace todo el tiempo, medio Manolita la flaca. Y bueno, llegan a destino y cada uno se va por su lado. Escritor a su conferencia, y Gallega a su pelotudez que haya ido a hacer a Palmas de Mallorca.

Entonces Escritor comienza a responder preguntas a los invitados a la conferencia sobre cómo se hizo escritor, qué lo llevó a escribir, cómo hizo para despegarse del implacable suceso que fue su primer novela escrita ya hace más de 20 años, and so on. Y él contesta como un autómata cada una de esas preguntas, se nota que lo hace por compromiso (en realidad se nota que actuó de compromiso, seguro que le debía un favor a Daniel Monzón, aunque no se me ocurre cuál, ¿qué favor tan pero tan grande puede hacer que Timothy Hutton tire por la borda una carrera bastante discreta que venía trayendo? No lo sé)

Y bueno, la conferencia termina y por la noche se va a reposar a su cuarto con su prometida, que le viene prometiendo al oído que cuando entren en la pieza lo va a empomar y él se ríe y le promete que él también lo hará con ella pero cuando entran a la zapie ve que le dejaron un dvd en la cama e intenta ponerlo en la notebook para ver que es. Su prometida se enoja, pero él le promete que sólo lo mirará un instante, para ver de qué se trata.

Entonces lo mira, es un mono en una jaula al que le ponen una musiquita y, luego de un instante de escucharla, el simio se pone re del tomate y se empieza a dar la jeta contra los barrotes hasta destrozarse la trompa. Escritor, alelado, llama a su prometida para que se acerque a ver el video, pero Prometida no está. Él la busca en la otra habitación y tampoco. No hay rastros de Prometida. Lo que hay es un gran ventanal abierto con una cortina que flamea al compás de la brisa (¿vio que siempre que quieren señalar que hay alguien en el balcón ponen una cortina moviéndose suavemente con la brisa?), así que Escritor sale a buscarla y nada. Bah, en realidad todo, porque se asoma por el balcón y ve a Prometida reventada en el suelo del patio interno del hotel. Prometida se suicidó. Qué extraño, piensa Escritor, si ella no era de suicidarse…

Mientras tanto, en otra parte de la ciudad, Gallega sale a bailar y se levanta un disk-jockey y curten y después tasa-tasa, cada uno para su casa. Y a la mañana siguiente, Gallega despierta con gran olor a sexo, así que decida tomar una ducha y mientras lo hace le suena el celular. Es una musiquita. Que la hace tirar en pelotas por el balcón, salvando su vida gracias a un resistente toldo que el bar de abajo del hotel utilizaba para proteger del sol y de gallegas suicidas a los parroquianos que lo elijan para degustar un cafecito en las tardecitas Mallorquinenses.

Entonces Gallega, a pesar que se encuentra en óptimas condiciones (de salud, de cuerpo también está buena, pero la caga esa ceja poblada de Manolito que porta) es enviada al Clemente Álvarez Mallorquín y mientras espera que le den de alta ve cómo sufre un señor (Escritor) la pérdida de su mujer (Prometida).

Y le dan de alta y se vuelve a su habitación y hay un tipo esperándola que le inyecta algo en el brazo dejándola inmóvil por bastante tiempo. Gallega, tirada en el piso sin poder hacer más que “mmmmbld, mmmmbld” como mi pie izquierdo, se queja mientras Señor intenta cortarle el pescuezo con un bisturí, pero el conserje del hotel donde se hospeda golpea justo y le avisa que ya llegó su taxi, salvándola de una horrible y segura muerte y asistiéndola confuso, enviándola nuevamente al hospital, mientras su fracasado asesino huye por el balcón sin ser avistado por nadie.

Y entonces, cuando Gallega se recupera o se le pasa el efecto, se da cuenta que algo anda mal e intenta irse del país, se mete en el aeropuerto y busca de pirarse en el primer vuelo que haya rumbo a donde mierda sea, pero no hay vuelos baratos y no tiene tanto dinero. Entonces se queda deambulando por el aeródromo y avista a lo lejos a Escritor y lo corre y lo increpa, y le dice que su mujer no se suicidó, entonces Escritor decide acompañarla y tenerla a su lado y, por qué no, admitámoslo, tener la posibilidad en un futuro cercano de entrarle con entusiasmo.

Bueno resulta que hay un tipo, un viejito, que inventó no sé qué pelotudez para suicidar a gente que no acepte las reglas del juego, gente que no le guste ser parte del sistema capitalista en que vivimos. Y el viejo sabe que lo que acaba de inventar hay que protegerlo mucho porque puede caer en manos de EEUU con maliciosos fines (el invento es malicioso, Viejito, si fue creado para eso como te encargás de aclarar apenas apareces en el filme...) y la película trata, de ahí en más, en cómo Escritor y Gallega intentan desarticular el intríngulis sin lograrlo, ya que todo el mundo que está señalado muere al sonar la musiquita.

Una cagada infeliz, falta de la más mínima de las ondas. Muy mal actuada por Hutton, actuada horriblemente por Jiménez y con una muy pobre actuación de Kelly, que tanta gracia y tanta buena onda le imprimió a “O’Sullivan” en “Waking Ned” (excelente película, por cierto, no dude en alquilarla).

No sé qué es esto, pero sin lugar a dudas es la peor película en la que han trabajado al menos estos 2 señores, a la gallega no la conozco. Así que aprovecho este emotivo acto para galardonar a los tres con el premio "Val Kilmer" a la mala actuación de la semana.



Le pongo 2 Juanpablos

2 comentarios:

Diego Italo dijo...

nada que ver, pero te invito por acá a ver mi nuevo blog sobre alimentos sanos y no tanto
http://salvarlacomida.blogspot.com/
saludios!

Gilmour, Juan Carlos dijo...

Suerte!