lunes, 24 de marzo de 2014

The Terror Experiment (2010)






Con: Jason London, C. Thomas Howell, Jerry Leggio, Alexander Mendeluk, Robert Carradine, Lochlyn Munro, Arielle Stephens, el invalorable aporte de Zachariah Jay, Alicia Leigh Willis, el olvidadísimo Judd Nelson y gran elenco

Dirección: George Mendeluk


Resulta que Cale, un experto mal actor que hace de ingeniero en computación, debe acudir a un edificio federal a hacerse el que escribe en un teclado frente a unas computadoras que lanzan montones de datos irrelevantes para hacer ver que ojo, guarda con estos archivos que están corriendo súper rápido por la pantalla, que son muy importantes.

Cale tiene una dulce hijita y es separado, así que como no puede quedarse sola en casa la lleva con él y la deja en el pelotero del edificio federal al cuidado de una niñera -cuando la niña ya es una preadolescente de entre diez y doce años a pesar de estar aferrada a un osito como si tuviera cuatro, pero usted tampoco sea tan ortiva, que si no consiguieron una nena más chica no fue culpa de ellos-. Quizás deberían haberla dejado en una oficina desocupada para que jugase con su Tablet, siendo ya tan mayor como es, pero se ve que en el libreto decía “niñita aferrada a oso de peluche” y el director es un tipo muy de seguir a rajatabla lo que le dicen.

Mientras tanto, en otras oficinas de máximo y supremo alto mando, un gordo que usted no imagina lo mal que compone su papel de “director de sección”, tiene una entrevista laboral con una rubia bastante veterana y le dice, con gran cara de torpe y al estilo Jorge Lanata, que ellos “híper recontra chequean todo”, amenazando a Rubia con que no le será tan fácil obtener el empleo por el que se presentó en su despacho, y continúa: “La perfección, ante todo”, montando una innecesaria escena que exagera una condición que ni siquiera existe en la película (eso de híper recontra chequear todo y tener como prioridad antes que cualquier cosa la perfección o la excelencia ya que la película aún no alcanzó los diez minutos y ha demostrado con creces ser una de las más necias, estúpidas, colmadas de errores y de falta total y absoluta de revisión de las que he visto en mucho tiempo).

Por otra parte, en los laboratorios de extrema seguridad del edificio federal, un joven mal actor se hace pasar por cadete de una empresa de delivery y entra como Pancho por su casa por el edificio federal tan pero tan críptico con una caja y un globo rojo con el fin de perpetrar un atentado terrorista. Y no solo consigue pasar la puerta de ingreso tan infranqueable, también logra acceder al medio mismo del laboratorio de investigación ultra secreta hasta que finalmente uno de los extras que hace de “científico que va y viene con tubos de ensayo” nota que hay alguien que no es de ahí y le dice: “Eh, tú. ¿Qué haces aquí?” al momento en que el joven, recién rociado por un asistente para demostrar nerviosismo y transpiración, aprieta un botoncito de su caja activando su artilugio terrorista mientras el director del film hace una toma exterior del edificio, que se estremece con una onda expansiva re berreta y no se le rompe ni un solo vidrio.

Todos corren, gritan y bajan escaleras. Esto último está bien documentado por nuestro director, que hace tomas de pies que van para allá y vienen para acá sin criterio alguno y corriendo bastante despacito a pesar de la desesperación que quieren bosquejar, cuando de pronto una nube amarilla llena de extrañas toxicidades todo lo envuelve infectando a los malos actores que actúan la escena con desparpajo.

Y de a poco comienzan a sentir los síntomas, exactamente iguales a los de War World Z aunque sin siquiera un mínimo de respeto y se empiezan a morfar entre ellos pero, en contraste con la película de Brad Pitt, estos zombies dan menos miedo que el Topo Gigio vestido con su ropa de cama.

Así es que Cale está meta tipear boludeces en su computadora y de pronto una sirena (una chicharra, una alarma, no una mujer pescado) y una voz en off le advierten que hubo un accidente y deberá quedarse en su oficina hasta que lleguen las autoridades pertinentes. Esto asusta a nuestro protagonista, quien de inmediato piensa en su dulce y no tan pequeña hijita y corre en su búsqueda, pero al llegar a la puerta de las escaleras se encuentra con un grupo de malos actores que conducirán junto a él esta maravillosa mala película comprendidos por el gordo que todo lo recontra híper chequea excepto su torcida corbata, una mulata que, creo, en toda la película no dice más de siete palabras, un jovencito apuesto, la rubia baqueteada, un marine y un doctor que escapó del laboratorio con tan buena fortuna que no se ha contagiado la terrible enfermedad y de inmediato comienza extrañamente a contar lo que sucedió con lujo de detalles, él sabe perfectamente que entró un terrorista e hizo explotar una nube de un nuevo material tóxico que ellos mismos estaban produciendo para que los enemigos se contagien y coman entre sí sin que EEUU deba disparar un solo tiro, a lo que Cale le pregunta cómo hizo para poder escapar (yo también me lo pregunto), y el hombre responde que justo estaba en el baño (¡!) para continuar de inmediato con su discurso ordenándole a sus compañeros de film que no vayan a osar bajar por las escaleras, que hay que esperar que el gas tóxico se transforme en polvo y luego sí podrán bajar a buscar el antídoto a la caja fuerte del lab (como en War World Z, igual, igual). Cale insiste en bajar, teme por su no tan pequeña dulce hijita, pero Doctor no se lo permite, desecha su oferta e invita a todos a pasar a una sala de conferencias donde poder esperar esas cuatro horas que faltan para que el peligro cese.

Luego, fuera del building, un olvidadísimo y ninguneado C. Thomas Howell quien en los ochenta tuvo a Hollywood en sus manos participando en E.T. phone home, compone el patriota papel del jefe de policía del condado, quien debe resolver el intríngulis desde la calle y manda a cuatro SWATs para allá y luego a los mismos cuatro SWATs para acá (no tenían tanto dinero para montar una escena del estilo Terminator II donde el despliegue policial era imponente, esto que estamos viendo es bien carente de extras, dinero y cosas de esas) cuando de pronto y mientras continua señalando puntos cardinales con el coraje que todo jefe de policía necesita, aparece por el lugar otro importante y súper cajoneado olvido ochentoso como es Judd Nelson, el otrora carilindo y rebelde adolescente que quedare atrapado en su escuela un fin de semana completo en Brakfast Club, quien pone de un tiro a un Teletubbie que justo viene corriendo de adentro del building ataviado con esos trajes anticontagio que no fueron lo suficientemente “anticontagiantes” y le dice a E.T pone home que ahora él está a cargo.

Así es entonces que comienza a fluir esta desesperante película en donde era tan pero tan sencillo esperar un toque a que el gas se hiciese polvo y así bajar todos de la mano pero los diversos protagonistas, seguramente influenciados por el director, deciden bajar antes, pelearse con los zombies y morir mientras Cale y Rubia descienden por otro lado en busca de su dulce y no tan pequeña hija y al llegar al pelotero encuentran a la niñera muerta y a la ex mujer de Cale convertida en zombie, quien intenta morfarse a su ex marido aunque de pronto lo reconoce y Cale se da cuenta de esto y le pregunta por la dulce y no tan pequeña hija de ambos y su ex, lejos de comportarse como un verdadero zombie hecho y derecho, un zombie de ley, le cuenta que la niña logró salir con vida, pero con voz de zombie, así: “Nooohh, tehhh, preocuuuupeeees, eeeeellaaaaaaa logroooooó saaaahhhaaaliiir cooon viiidaaaaaahhhhgggg”, y luego le tira un tarascón y recibe un disparo de Rubia, quien la mata y se abraza a Cale y luego bajan y salen del edificio siendo los únicos sobrevivientes, un minuto antes de que las autoridades pertinentes compuestas por el viejo y olvidado Breakfast Club apretare el botón y dinamitare el edificio, que caerá de la manera más pedorra que usted haya visto mientras la película termina y enfoca a E.T pone home que atiende por celular a su esposa y le dice, entre llantos (seguramente reales sabiéndose partícipe de esta huevada), que la ama.

Hacía rato que no veía algo así, tan impactantemente malísimo. Un lujo, la verdad. Me sorprendió.


Como película mala, le pongo 10 Juanpablos. Gran película mala.

2 comentarios:

cocodriloais dijo...

Porque alquilaste una pelicula con esa tapa jajaja?

Gilmour, Juan Carlos dijo...

Amo las películas malísimas. Son mi perdición.