Con: Greg Kinnear, Kelly Reilly, Thomas Haden
Church, Connor Corum, Margo Martindale y otros católicos acérrimos
Dirección: Randall Wallace
No imagino cuál puede haber sido la necesidad
de Kinnear, Haden Church, Reilly y Martindale para colaborar en esta sonsa
intentona por inculcarnos la ilusión con que el cielo sí existe de la mano de
esta supuesta historia real que no deja lugar a dudas de su veracidad con la
incontable cantidad de pruebas y fehacientes hechos que nos refriegan en la
cara todo el tiempo.
No sé cuál escena me molestó más, si la parte
en que el director católico apostólico romano que dirigió esta insulsez nos
hace un collage de tomas de vecinos de todas partes del pueblo rezando por la
salud de Toby o como cazzo se llame, o la bobísima forma de describirnos cuán
bueno es Greg Flanders Kinnear, quien trabaja y trabaja sin descanso en
montones de labores comunitarias y solo recibe como paga una gallina, un chivito
o una alfombra y las deudas se le acumulan sin cesar pero Dios los va a ayudar
y de alguna manera van a salir adelante (probablemente
Dios les mande un cheque de 23.000 dólares, que es lo que adeudan de luz, gas y
teléfono).
O quien sabe lo que más me haya molestado sea
la escena final, en donde Kinnear descubre por internet a una niña que vive en
el otro lado del planeta que se la pasa pintando la verdadera cara de Jesús y
se la muestra a su hijo Toby o como cazzo se llame y éste afirma con seguridad,
y le dice: “Sí, ése es”; mostrándonos la imagen dibujada de un señor que es más
parecido a Bradley Cooper con la nariz del Hacha, uno que iba conmigo al La
Salle, que a Jesucristo.
Ponerle 1 Juanpablo sería un pecado capital, y
pretendo no ir al infierno.
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