Con:
Norman Reedus, Djimon Hounsou, Sandrine Holt y nadie más
Dirección: Christian Cantamessa
No. Pavísima. Seca como lengua de loro. Inútil
como cenicero de moto.
Revolviendo el balde de desesperación
apocalíptica que todo el tiempo nos regala Hollywood, esta vez el planeta se
queda sin aire y algunos elegidos son decomisados y enviados a las entrañas de
la Tierra a unos bunkers rarísimos dónde solo hay monitores de computadora más
viejos que no sé qué, internet cero, revistas Playboy del año en que los pedos
se tiraban con gomera y unos hibernadores eléctricos del estilo Alien en donde
duermen la mona un puñado de extras que ni para sueldo de mini bolo les servirá
esta colaboración mientras Bauer y Cartwright, los protagonistas de este
ascensor al fracaso, deben velar por ellos durante años valiéndose de manuelas
en el baño con revistas de desnudos de los 80 y poca luz ambiental.
Y tanto están así que terminan agarrándose a
las piñas, como no podría ser de otra manera.
Así que qué quiere que le diga. Yo que usted
no la miro, porque las películas de apocalipsis están buenas, pero hay
millones, entonces uno puede cansarse del género y dejar de disfrutarlo por
consumir cada cosita que sale al respecto, pero vio que este es un mundo libre
y democrático, así que haga lo que quiera, qué me tengo que meter yo en sus
gustos personales. “Cada cual con su cada cuala”, decía el tío Teo escudándose
en su accionar y se juntaba con aquella peronista que nadie quería en la
familia.
Le pongo 2 Juanpablos, uno para Cartwright y
uno para Bauer.
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