Con: Joe Estevez, Priscilla Barnes, Reggie
Bannister, Pete Punito, Joseph Michael Harris, Kelly Erin Decker, John H.
Mayer, Kraig Dane, Marlene Mc'Cohen, Erica LaRose Max Kleinman, Shawn C.
Phillips, Bivas Biswas y la impactante colaboración de Jenny Allford, quien al
menos está bastante buena
Dirección: David Palmieri
Resulta que unos escenógrafos de cero monta
agarraron el baño de la terminal de Ómnibus de Casilda, acá en la provincia de
Santa Fe, y le pegaron unas telas negras y encajaron dentro a cuatro actorcetes
muy pero muy mal pagados y, sobre todo, tremendamente patéticos en eso de
actuar y les ordenaron que hicieran de cuenta que viajaban en un compacto mini
submarino que viajare por el fondo del océano en busca de alertas terremotiles
cuando de pronto un asistente de grabación golpea un tacho con un palo
intentando ilustrar nuestras orejas con supuesto golpes que recibiera el mini
submarino de rocas muy mal hechas que le caen encima y todos nos dimos cuenta
que un asistente le dio un palazo a un tacho y entonces el clamor, el pavor y
el horror se aferran con real mal tino a los rostros desencajados de los cuatro
actores dentro del baño de Terminal, quienes piden auxilio a la lancha que los
tiene enganchados de un cable pero la fatalidad, la mala suerte y, sobre todo,
la terrible –casi diría tremenda- mala actuación del estúpido extra que maneja
el malacate los confiere a un triste final por implosión en el fondo del
océano. Y todos, sabiéndose ya flujos humanos mezclados con agua de mar, se
toman las manos y piden una plegaria y explotan. O implotan, en realidad.
Luego, en un pobrísimo set de filmación en
donde incluso mi mujer pasó caminando, echó un vistazo y, sin siquiera padecer
el diálogo que se suscitaría luego y con la única herramienta de haber
presenciado la escena en donde un exagerado gordo con camisa hawaiana y una
actriz berreta hacen de cuenta que están en el Centro de Captación de Tsunamis
tipeando boludeces en sendas notebooks de bajo presupuesto, agarró y dijo “Mmmm,
dios mío, qué película mala” y se fue a la cocina, Gordazo de pronto advierte
lo peor: Un electrocardiograma le tira tremendo movimiento telúrico y advierte
a su compañera de escena, gira su silleta y saca de la impresora unos papeles
que ya estaban ahí antes de que siquiera comenzaran a filmar –los debe haber
puesto incluso el propio director del film-, pone cara de aterrado, mira con
espantosa improvisación un portarretrato con una mujer del año del culo –es una foto de los ‘80s con una china muy
parecida a Imelda Marcos- y huye, advirtiéndole a su compañera que debe
rescatar a su amada, pero ambos mueren porque no hay tiempo. Un mega tsunami
que tiene olas de 500 metros de alto arrasa Haway y mi paciencia con una mala
calidad y una falta total de criterio que, realmente, jamás supuse
experimentaría.
Pero ahí no terminan los infortunios que
padecía anoche mientras me deleitaba con esta bosta sin igual: Un extra
enfundado en ropas militares debe retirar de su residencia al célebre doctor
Pirulo y llevarlo al bunker presidencial, donde una mujer muy parecida a la
jueza Servini de Cubría hace de vicepresidenta de los Estados Unidos y está
esperándolo con otro extra disfrazado de militar aunque sin siquiera líneas
para expresar nada y una jovencita que le mostrará que todos moriremos por un
tsunami con olas de 500 metros de alto, pidiéndole por favor al doctor Pirulo
que haga algo para evitarlo. Y el doctor Pirulo es lo suficientemente boludo
para haber aceptado trabajar en este film de recontra cuarta, pero tampoco tan
boludo, así que se encoje de hombros y le dice que eso es imposible en el
momento en que un exótico millonario con acento raro, mucha pinta de
cancherito, un yate y una rubia en mini bikini, le advierte a los Estados
Unidos de Norteamérica que tiene un satélite que aniquila tsunamis y que, por
esta única vez y a modo de presentación, les hará la gauchada de anularlo
gratis.
Y ahí, amigo lector, querida lectora, es donde
los dejo con la duda y los invito a que hagan el sacrificio y vean esta obra
maestra del cine horrible, porque hacía mucho que no veía nada igual y, para
ponerlo en contexto, “San Andreas Cuake” es The
Godfather al lado de esta impúdica tontería.
Así que no se la pierda.
Disaster Wars: Earthquake vs. Tsunami es la mejor alternativa para ver esta noche y escupir pochoclos de la
risa.
Ponerle 1 Juanpablo sería flattarle el respeto
a películas que sí lo merecieron.
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