lunes, 26 de marzo de 2012

Abduction (2011)

Con: Taylor Lautner, Lily Collins, Alfred Molina, Maria Bello y
Sigourney Weaver

Dirección: John Singleton


Resulta que Taylor Lautner es un muchachito ideal que vive en un barrio ideal en el país más ideal del mundo, que es EEUU; y está en la edad ideal: es joven, tiene amigos que son definitivamente inferiores a él en todo aspecto colocándolo claramente en el nivel de “líder del grupo” y no tiene un gramo de grasa.

Y se divierte mucho, que es lo que hacen los jóvenes yankies, lo único que hacen. Se divierten y gritan “Wooooohhhhhh” como expresando que están realmente eufóricos. Lamentablemente aún no asistí a ningún recital en Norteamérica, pero puedo garantizarle que si en alguna oportunidad debo concurrir en EEUU a una cancha, estadio o teatro para ver el espectáculo que sea y al momento del comienzo del show el americano que tengo al lado levanta ambos brazos sosteniendo con fuerza su lata de budweiser y su cigarrillo Marlboro mentolado al grito de “Whoooooooooouuuu” va a correr sangre. Espero que no sea uno de esos condados alcahuetes en donde la muerte se paga con muerte porque si no, voy a estar frito. Pero no desespero, al menos me iré de este mundo habiendo ajusticiado aunque más no sea a uno de esos invertebrados pelotudos que lo único que saben hacer es aullar como lobos faltitos ante la pelotudez que uno les ponga delante, pero bueno, otra vez me fui por las ramas. Perdón.

Y entonces la película empieza con Taylor viajando peligrosamente en el capot de la camioneta de su amigo mientras este le zigzaguea para que nuestro protagonista pueda demostrar su agilidad, sus músculos y su juventud al grito de “Whoooouuu” y llegan a una fiesta (porque los jóvenes estadounidenses viven de fiesta en fiesta, todos tienen casas de 3 pisos con un gran parque adelante que no está delimitado ya que los vecinos siempre son gente copada que no se mete en donde no le corresponde, y siempre pero siempre, pero siempre, los padres de los muchachos están en viajes de negocios y les dejan la casa sola para que ellos inviten a toda la provincia a tomar cerveza, escuchar música horrorosamente insulsa y gritar “Whoooouuuu” con los brazos en alto como esos muñecos inflables que nos advierten que hay lugar para estacionar por donde estamos pasando con nuestro auto).

Así es que, al llegar a dicha fiesta, Taylor da una sexy cabriola en el aire seguida de una majestuosa vuelta de carnero y se levanta con destreza del pasto, ante la mirada asombrada de un sinfín de extras adolescentes que aprueba su monería con vaivenes de cabeza colectivos mientras él palmea en la espalda a sus amigos y se mezclan en la fiesta cuando un joven le pasa cerca y le golpea el hombro, medio fuerte. Pero Taylor, que en un momento pareciera que lo va a descocer a trompadas, se rescata y solo le sonríe. Y se va a tomar alcohol con sus 2 amigos, sobreactuando la escena del escabio como nunca jamás he visto sobreactuar una escena en toda mi vida. Taylor Lautner claramente aún no ha tomado alcohol. Y nunca ha visto a nadie en pedo.

Y a la mañana siguiente lo viene a buscar el padre. Taylor está tirado en el pasto, completamente borracho y en cuero, para poder mostrarle a las niñas que lo aman lo bien esculpido que se encuentra (esto es muy triste, porque por más que le diga a mi hija que ese muchachito tan bien puesto dentro de 10 años tendrá una buzarda digna del mejicano común escondido que hay en su interior que en realidad es, ella no me cree. Incluso le mostré fotos de Erik Estrada, de la época en que hacía de Poncharelo y después le mostré cómo quedó cuando filmó “2 mujeres y un camino”, pero no me cree que Taylor Lautner terminará de la misma manera. Y ¿la verdad?, no me importa, sé esperar. La venganza es un plato que se come frío).

Y el padre se enoja y, como penitencia, cuando vuelve a su hogar, lo reta a una pelea de kick boxing, y se recontra cagan a patadas en el cómodo y tentador parque que tienen delante de la casa mientras su madre prepara el almuerzo negando con la cabeza como quien ve una situación pícara.

Luego, por la tarde, Taylor tiene turno con la psicóloga, que es Sigourney Weaver (qué hace esta mujer acá, dios mío) en donde le cuenta que casi se agarra a trompadas pero que se contuvo y ella lo aplaude, señalándole el avance en su tratamiento, ya que meses atrás estarían intentando sacarlo de la cárcel en una situación como esa (parece que Taylor tiene problemas y se agarra a los bifes de inmediato, y siempre gana hiriendo horriblemente a su contrincante) y luego le pregunta si sigue teniendo esas pesadillas en donde es un bebé y la madre viene a levantarlo de la cuna cuando entran unos señores y la matan y se lo llevan. Y él le dice que sí. Y justo termina el turno y se va (Qué cortas que son las sesiones de terapia en EEUU, le contó que casi se agarra a trompadas, le confirmó que aún tiene esa pesadilla recurrente y sonó la campana, listo. Quizás por eso aúllan como monos desquiciados y toman cerveza en lata, ¡porque no pueden hablar distendidos ni con el psicólogo!).

Y vuelve a su casa y ve en internet una foto de Missing Children en donde hay un niñito que desapareció hace más de 10 años que tiene una remera igual-igual a una que él tenía cuando chiquitín. Taylor no lo puede creer y aumenta la foto haciendo control más, control más; y descubre con pavor que la remera ¡tiene una manchita imperceptible en el cuello! Así que abre los cajones y revolea prendas como un poseído hasta que encuentra la remera y yo me pregunto: ¿Qué muchacho de 17-18 años tiene en los cajones de su placard remeras que usaba cuando tenía 4 o 5? ¿Quién es el pelotudo que escribió esto?

Así que llama a su novia, que tiene unas cejas inaceptables, y le dice preocupado que piensa que es adoptado por todo lo que arriba he explicado, entonces la novia va para la casa y se quedan mirando la foto en la notebook, cuando irrumpen en el lugar unos señores más malos que la mierda y cagan a trompadas a sus padres, quienes ofrecen resistencia peleando como si fueran agentes secretos pero no logran reducir a los malhechores, que los matan e intentan subir a por Taylor, que es a quien en realidad buscan. Pero Taylor ya escapó por una ventana y huye del lugar como corresponde a una película de este tipo: de la mano de su cejuda novia y con una terrible explosión que casi le rostiza el culo.

Y ahí me levanté y me fui, habían pasado apenas 10 o 15 minutos de película y ya no soportaba ese flagelo, usted disculpe.

No alquíle ésta estupidez, ni siquiera para su hija adolescente, es una pena que vean este tipo de películas que no llegan a ningún lado, que no muestran una adolescencia real y tangible y que puede motivar a que su hijo adolescente decida dedicarse a la actuación ya que si Taylor Lautner puede vivir de eso, cualquiera puede hacerlo.

No le pongo ningún Juanpablo.

La película para jóvenes más insulsa y chota que he visto. Y encima van a salir muchas más de este tipo, alquíle Crepúsculo y tome nota de la cantidad de muchachitos cancheritos y copados que trabajan en el filme e imagínese un productor de Hollywood ávido de frescos dólares, va a ver como de pronto se le ocurren mil historias pedorras para que actúen estos imbéciles faltos de talento pero con linda carita.

Crepúsculo y la … de tu hermana.




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