Con: Natasha Allan, Linda Valadas, Jennifer Healy, Grace Pieniazek, Maurizio Vacca, Marc
Aurelio, el propio Joseph Tito y una actriz de renombre que no voy a mencionar
ya que haber participado en esta película es lo más bajo a lo que puede caer un
actor de renombre, así que me guardaré su identidad con recelo justiciero.
Dirección: Joseph Tito
En una apuesta sin
precedentes, unos productores desconocidos convocaron a los más horripilantes
actores que hay hoy por hoy en el mercado y, mediante el pago de una pobrísima
cuota, los arengaron a que participaren en este desesperante ¿film? que haría
que el propio Ed Wood se revolcare en su tumba del desagrado, haciendo que este
humilde servidor quedare completamente desconcertado, sabiéndose aún un simple
amateur en lo que a ver películas malas se trate, así que aquí va:
Resulta que Mala
Acriz decide viajar a un pueblito de Italia para estudiar la vida del célebre
pintor Caravaggio en compañía de Horrible Actríz, que no sabe ni siquiera pararse con coraje ante cámara.
Y están esperando
el colectivo que las llevará al hotel donde hospedaránse cuando de pronto, el
director construye una torpe toma de la trompa de un viejo BMW (no consiguieron algo más razonable, incluso apuesto que es el auto
del director), donde un extra exasperante despide con violencia a la más
mala actriz que he visto en mi vida, diciéndole: “Bájate, ya hicimos el amor y me tienes
el glande inflado con tus idioteces”. Y la baja y le tira la maleta en
la cara, y se pira.
Actríz Más Mala del
Mundo, despechada, le reclama a los gritos que cómo la va a dejar ahí, pero el
extra ya no la escucha, huyó de la escena como cabaret en quiebra.
Así es que Actríz
Más Mala del Mundo intenta un patético pucherito con sus labios sin siquiera lograrlo
y se acerca a las otras dos malas actrices que esperan el colectivo y les
pide irse con ellas ya que sus vacaciones aun no terminaron y no piensa
regresar a su casa tan rápido por culpa de un extra intolerante. Y las pibas se
copan y se van las tres en colectivo a un hotelito en medio de la montaña dónde
la mala actriz protagonista deberá continuar estudiando las pinturas del
célebre Caravaggio.
Pero cuando llegan al hotel -oh, sorpresa-, la conserje, compuesta por la actriz más horrorosa del universo, las atiende con gran histeria, con cara de muy pocos amigos y advirtiendo en su mirada falta de cualquier dejo de sutileza que no fue una buena decisión hospedarse en ese hotelucho infestado de misterio, asesinos y boludos, pero las tres jóvenes, aparte de malísimas actrices, son medio huecas, porque ni cuenta se dan de lo que les ocurrirá.
Pero cuando llegan al hotel -oh, sorpresa-, la conserje, compuesta por la actriz más horrorosa del universo, las atiende con gran histeria, con cara de muy pocos amigos y advirtiendo en su mirada falta de cualquier dejo de sutileza que no fue una buena decisión hospedarse en ese hotelucho infestado de misterio, asesinos y boludos, pero las tres jóvenes, aparte de malísimas actrices, son medio huecas, porque ni cuenta se dan de lo que les ocurrirá.
Y viene el maletero,
un pelado muy alto y con mucha cara de pervertido que las acompaña a la
habitación mientras Actríz Más Mala del Mundo ni siquiera puede caminar como
una persona normal detrás del tipo, ni siquiera eso.
Y bueno, se van a
dormir y uno supone que ahí se terminaron las sorpresas, que no veremos otro
mal actor peor que ellas, ya que se nota por todos los costados que es un film
hecho con quince dólares prestados, pero no. A la mañana siguiente, al desayuno, las
otras mesas están ocupadas por una madre con su hijo retrasado de los que
directamente no tengo palabras para describirlos, ya que señalarlos como malos
actores sería humillar el buen nombre de éstos, y acusarlos de delincuentes o
de necios o de irrespetuosos nos dejaría insultando a estos tres tipos de seres
humanos que no merecen tamaña irrespetuosidad. Y como nuestro director no se
anda con chiquitas, y claramente lo que quiere es aniquilar nuestras
tolerancias, ubicó en la otra mesa a una pareja homosexual que no podría
haberla dibujado con más falta de respeto.
Y así comienza la
película, con largos silencios, tomas mal cortadas y horrendas actuaciones que
trastabillan por esta ridícula y confusa trama que no solo no deja nada claro sino
que, por el contrario, sembró en este humilde servidor una necesidad irrefrenable
de asesinar a este grupo de malformados que se confabularon para construir esta
deleznable mierda que no puede ser tan despiadadamente estúpida.
Y cuando uno ya no
podía sorprenderse más, cuando las escenas que se sucedían ya no podían superar
el ridículo aunque lo intentaran con tesón, va y aparece en escena una actriz
de renombre que me produjo una pena insoslayable de la que aún no logro
reponerme.
Así que le pido por
favor, se lo pido de rodillas. No alquile ésta mezquina hijaputez. Por el buen
nombre de esa actriz que está pasando este difícil momento donde, enceguecida
de desesperación, aceptó trabajar en esta descarada insolencia sin
reparo de nada y sin importarle un comino.
Debe ser muy triste
terminar así. No creo que nadie lo merezca.
Habría que cobrarle
multa a los directores y productores que sucumben a actores desesperados a
ridiculizarse por dos mangos con cincuenta.
O matarlos y
tirarlos en un pozo séptico.
U obligarlos a que
se maten, mejor. Que se maten y se tiren en un pozo séptico, así no nos hacen laburar a nosotros, que bastante tenemos con haber soportado esta película asquerosa.
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